6 de julio de 2014. Domingo.
ME DIJO EL
AGUA
Palabras con el agua, en el Mar Menor. F: FotVi |
-Si rezas, dijo el sabio, reza con todo lo que tus ojos y tu espíritu
puedan alcanzar; nunca reces solo, déjate acompañar. Reza con tus palabras y las
palabras que te puedan prestar o una planta, o una nube, o el silencio mismo; si
miras al mar o al cielo, allí hay palabras que tú quizá sepas pero que nunca se
te han ocurrido ocupar para ser dichas. Las palabras, cuando se dicen, son
ocupadas y fecundadas por quien las dice. En la boca se dicen, pero suenan
antes en el alma, con paso obligado por el corazón. Ayer tuve un accidente (que
pudo ser grave) y, dolido, lloré, pero algo que no estaba en mí (el rumor del
agua quizá) me animó y pude salir del trance; el rumor del agua, su aliento, su
música, su espíritu de cosa con vida, me hicieron reaccionar y ponerme en pie,
y andar. «¡Levántate y anda!», oí que me decía el agua y, el resto, Diario, lo
hicieron el rezo y algo (¿la fe?) que tiraba de mí y me prestaba su fuerza, y así
salí del trance (20:52:20).
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