17 de diciembre de 2014. Miércoles.
VIENTRE
FLORIDO DE MADRE
Vientre florido, en el jardín. F: FotVi |
-Otra masacre de niños; esta vez, en Pakistán. Más de cien niños
muertos. Y a manos de unos seguidores de Alá llamados talibanes. ¡Qué frío da
esta noticia! De este modo, toda idea de civilización se desvanece. Sin piedad,
el corazón del hombre es una máquina perversa (o pervertida) de hacer el mal. Religión
e impiedad, no se entienden. Islamismo. Si Alá es misericordioso, ¿por qué no
infunde misericordia en el corazón de tantos de sus fieles? Fieles de Alá; así
se llaman esos yihadistas asesinos de niños. ¿O es que el latido del Islam, su aliento
íntimo, es la violencia? En el libro «sagrado» del Corán, shura 47, versículo
4, se dice: «Cuando os encontréis con los infieles, golpead sus cuellos con la
espada hasta someterlos». En el principio, en aquel entonces, era la espada; ahora
son los atentados con armas de fuego manejadas por terroristas suicidas, que se
inmolan en nombre de su estulticia e ignorancia, o de su misma y diabólica maldad. Mala fe, se suele decir de quien es
malo por naturaleza, de quien le nace del corazón ser malo, de quien mama y
escupe maldad. Mala fe es esta fe en un Alá terrible. Hubo un tiempo en que los
cristianos también inmolaban a cristianos por herejes o infieles. Hasta que
prevaleció el mandato nuevo, el que da sentido y valor a la fe, el que la
enciende y la irradia: «Este es el mandamiento mío -dijo Jesús-: que os améis
los unos a los otros como yo os he amado». Para añadir: «Nadie tiene mayor amor
que el que da su vida por sus amigos». No quitar la vida, Diario, sino darla,
incluso por los enemigos, dijo en otra ocasión; al modo de un vientre florido de
madre o de un Dios que no sea otra cosa que amor (18:56:53).
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