7 de diciembre de 2014. Domingo.
FRÍO
Con frío, en el jardín. F: FotVi |
-Me gusta el frío, si no afecta al corazón. Un corazón frío, hecho de
témpanos y miradas de lobo, confirmaría el lamento de Ezequiel, el profeta, que
describe la terrible iniquidad que supone un corazón de piedra, y que él
arrancaría, según dice, para poner en su lugar un corazón de carne. «Os infundiré
un espíritu nuevo; / arrancaré de vuestra carne un corazón de piedra, / y os
daré un corazón de carne», ofrece el profeta. Un corazón de carne, sin gelidez dentro,
y, si es posible, conformado con latidos y fiebres de justicia y verdad. Hace
frío, o eso me parece a mí, que soy un aterido. Aterirse es pasmarse de frío; como
me pasma de fríos la injusticia. Hace frío de todo. Pero avisaré a mi corazón: «No
dejes que te venza el frío de tu alrededor; mantente ascua, aunque sea entre
cenizas». Esto le diré, Diario, a mi corazón, todavía con sueños, todavía
esperanzado, a pesar de tanto frío como hay en el entorno (20:07:45).
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