27 de diciembre de 2014. Sábado.
EL
ARPA CON EL PANDERO
Soñando el Belén, en San Blas. F: FotVi |
-Hay veces que, al despertar, abro los ojos y no veo lo de siempre; es
decir, o no veo nada o sólo lo último de la ensoñación que acabo de tener. Y entre
nieblas. Eso es: no me veo las manos ante los ojos, ni los libros de enfrente
(mi habitación es un lugar de libros y papeles sueltos, con el portátil y el
wifi sobre una pequeña mesa, donde yo aparezco como uno más de sus múltiples
objetos), por lo que, al tiempo que me desperezo, me tengo que restregar los
ojos, hasta que, fijándolos, logro la visión de las cosas; es decir, aparecen los
libros, los folios, el portátil, el wifi, y las manos, que retiran sábanas y
cubierta y me dejan a la intemperie de la temperatura ambiente, casi fría, pues
evito la calefacción nocturna. En este asunto de la resistencia al frío, soy casi
espartano, aunque menos. Los espartanos, desde los siete años, eran bañados en
agua fría y no tiritaban, no le bullían los dientes, o lo disimulaban; a mí,
con el frío, me tabletean los dientes y un poco la voz, pero no llega al alma, donde
los valores y el calor del amor y el poder soñar despierto habitan. En estos
días, sin embargo, al despertar, lo hago con un belén en los ojos, o un modo
nuevo de ver la vida en los ojos. Me ocurre cada año por Navidad. En el belén
que me viene a los ojos cuando despierto, veo el don de la vida, y el otro don de
ser madre, y el de la paternidad cuidadosa, y el de la dignidad en la pobreza, con
la libertad que brota del canto de los humildes, no obstante los Herodes y demás
poderes a los que les gustaría suprimirlos. Canta el cielo y canta la tierra, en
una perfecta y lúdica conjunción, en una armonía de lo celeste con lo
cotidiano, o del arpa con el pandero. Y contemplando, al despertar, el Belén
ante mis ojos, desdigo a Ardaud, poeta francés, que desesperó diciendo que «la
vida no tiene cura», y yo digo que quizá fuera así, si, al despertar, no lo
haces con un belén en la retina. Yo, y son las doce, Diario, aún lo llevo
puesto, el belén, y es mi parecer que la vida sí puede tener cura (12:49:45).
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