20 de abril de 2017. Jueves.
RESPIRAR MAR
Respirando mar, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Ayer volví sobre mis
pasos y recalé en San Pedro del Pinatar. Una vez más, me acerco a San Pedro para
respirar un aire nuevo, como una artimaña; o, al menos, para respirar otra
clase de aire: el aire de levante, salpicado con gotas de mar que te dan en el
rostro y te hacen pestañear y, si las gustas, paladear la sal, que dan sabor a
la vida. Échale un poco de sal a tu vida: y viene el mar y te la da, en el
aire. ¡Ah!, respirar mar -en el aire-, como antídoto contra la contaminación. Hoy
también corre un levante tajante en Murcia, pero es más espeso, más sucio; en
vez de mar, este aire porta contagio de humos, y papeles que vuelan hasta
enredarse en las piernas, y que hacen que las plumas de las aves acuáticas, en
el río, se alteren como si estuvieran desaseadas, greñudas. Volver y acariciar
la nostalgia, como si se acariciara una pluma que ha escrito grandes historias,
o un osito de peluche de cuando eras niño y llevabas la inocencia en el fondo
de los ojos; allá, donde se instalan los asombros. En la nostalgia, Diario, se
recuperan los sueños que tal vez solo has imaginado, o que tal vez ideaste en otro
tiempo (19:24:29).
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