miércoles, 14 de marzo de 2018

13 de marzo de 2018. Martes.
CINCO AÑOS DE LUZ

El papa ayudado por Jesús, en La Razón. F: FotVi

-Cinco años vadeando obstáculos y hallando alguna florecilla en el camino. O cinco años en la vida de Francisco, papa; vida que no ha sido precisamente un cantar de los cantares o un irse por las nubes volando cometas. Pero de lo que no cabe duda es que es un hombre de fe. Y de fe humilde, la más visible en la vida de Jesús de Nazaret. «No he venido a juzgar, sino a salvar», dijo Jesús, y anduvo entre pobres, enfermos, mutilados de derechos, como los leprosos, los heridos de desprecios. Un gesto que me emocionó al ser elegido papa fue el de arrodillarse para recibir la bendición del pueblo. «Bendecidme», dijo, y la humildad lo arrodilló, y en ese momento rezó. Con el pueblo. Si el pueblo bendice es Dios quien bendice. Una bendición de abajo a arriba. El padrenuestro se iba sucediendo en sus labios, como un estar del Espíritu Santo en ellos, como un aliento divino nuevo, original, en la boca. Desde entonces, le sigo con admiración y afán de aprender, y de entender. Hay veces que me gusta lo que dice, y otras, me llena de dudas. Veces que me asombra, por lo novedoso. En un mundo tan difícil, tan hostil, tan líquido, ¿quién acierta todas las veces? ¿O quién no puede equivocarse alguna? Hay medios que le exigen toda clase de cambios, ya, ahora. ¿Tan fácilmente cambia el mundo? Los mismos que le exigen estos cambios exprés, ¿han cambiado ellos en algo? Yo, Diario, hoy, después de un lustro, me arrodillo de nuevo con él y espero a que esta vez sea Dios quien nos bendiga, pero con la mano del pueblo, desde abajo, haciendo bien la señal de la cruz del amor y la misericordia, de la comprensión y la armonía, con el rocío de la paz en las cabezas de todos (19:13:17).

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