28 de septiembre de
2018. Viernes.
DE
BRUCES
Vejez, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Como
el jabón, se me resbala septiembre entre las manos de la vida. El Señor «me da
piernas de gacela», canta el profeta Habacuc en su Himno llamado Juicio de Dios. ¿Es el
Señor el que aligera (enjabona) el tiempo? Con piernas de gacela se atropellan los
días, ruedan vencidos frente a mí, y, al tropezar en ellos, me hacen caer. De
bruces. Caigo en los años, como el azúcar en el café; es decir, caigo en el fin
que es el nacer, y me disuelvo sin remedio. Cuando veo una película antigua, me
fijo en las actrices y actores, en su juventud, en su fuerza, en su esplendor,
y, al punto, en el declive sufrido en ellos por el paso de los días, sus arrugas,
sus caídas del Olimpo donde reían y se solazaban, su soledad que los más
comparten con la bebida y la locura, y, a veces, con el suicidio. Y es que como
diría Séneca en una de sus Cartas:
«Vivir es morirse día a día». Pero esto no es lo trágico. Porque en otro lugar
añade: «El día de la muerte, es el día del nacimiento». (Sin embargo, digo yo). Y esta es la esperanza, Diario: que sin muerte, no hay vida (18:36:39).
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