15 de agosto de
2017. Martes.
PINCELADA
DE ESPUMA AZUL
Pincelada azul, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-Agosto se va yendo con
suavidad, sin grandes aspavientos. Luego de los calores de julio, queda el
rescoldo de agosto. Pero es un rescoldo de brasas, sin llama, aunque aún
activo. Alguna noche nos pillará el calor soñando que ha llegado una gota de
lluvia que nos redima. Y, entre calores y tormenta, la fiesta. La Asunción de
la Virgen a los cielos como una llama, como una rosa, porque «¿qué regazo, qué
esfera deleitosa, / qué amor de Padre la alza y la reclama?» (Gerardo Diego). Y
añade el poeta: «hoy va la Madre al Hijo, va derecha al Uno y Trino», «por eso
el aire, el cielo, rasga, horada, / profundiza en columna que no cesa, / se nos
va, se nos pierde, pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa». No cabe más
belleza. Rasgar el aire como una columna que no cesa, una columna de gracia y fe,
que asciende vertiginosa hasta darse de bruces con la Trascendencia, con Dios. Dios,
que es Padre, e Hijo, y Espíritu Santo; es decir, Amor familiar, anudado, creativo.
Es ascendida, aspirada por Dios al cielo, la que fue, durante nueve meses,
habitación lujosa y sin mácula que albergara al Hijo del Hombre. ¿Se nos va? El
mismo poeta dice: «No se nos va, no; se va y se queda». Es, pues, columna que
no cesa de irse y de quedarse, invadiendo nubes, cielo, eternidad, pero con los
pies en el suelo, oxigenando a la humanidad de vida de Dios. Ella respira a
Dios y este aliento divino baja hasta la tierra y llega a los pulmones de la
humanidad, contaminada de egoísmos y avaricias, de pecado. Y así se alivia el
mal, se va debilitando, hasta que cede y da paso al amor, o el Ser de Dios. María,
ascendiendo, Diario, «pincelada / de espuma azul en el azul sorpresa» (19:02:28).