12 de febrero de 2024. Lunes.
EL PURITANO NI VIVE NI DEJA VIVIR
EL PURITANO NI VIVE NI DEJA VIVIR
El león del puritanismo, que asusta. Isla de Kórcula. Croacia |
-Siempre pido al Señor fe y poder servir, sin aspavientos y desde la sencillez de quien se siente necesitado de que pidan por él. (Pide por mí, amigo, y así harás que me acerque más a Dios y al prójimo). En las religiones siempre ha habido “puritanos”; es decir, gentes que intentan recuperar la pureza original. El Papa Francisco los llama fundamentalistas; yo los llamo “talibanes”. Llegan al extremo de menospreciar a los otros por ser peores, por ser menos devotos. Libres. Y ocurre que de este modo «se ha ido abandonando la pureza original para caer en una crispación moralista y doctrinaria». (Eucaristía). El periodista norteamericano H. L. Mencken definió el puritanismo como «el miedo inquietante a que alguien, en alguna parte, pueda ser feliz». El puritano ni vive ni deja vivir. Son aquellos aguafiestas que aburren la existencia de otros con sus actitudes y palabras carentes de gracia. Los puritanismos han llevado a la iglesia a herejías y divisiones infames y contradictorias, han herido el espíritu evangélico. El puritano, Diario, no entiende al mandamiento del amor de Jesús: «Amaos los unos a los otros, como yo os he amado»; es decir, el mandamiento nuevo: el mandamiento que, como dice la carta 1ª de san Pablo a los Corintios, recapitula todas las cosas en Cristo y las hace Luz y Camino, y Vida.