18 de marzo de 2016.
Viernes.
ASCO
DE OPULENCIA
Soñando con ser pan, en ABC. Viñeta de Izquierdo. 1970. |
-De pronto, me vienen recuerdos, como relámpagos
antiguos. Sobre todo de la niñez, donde la vida era blanca, inocente, cucharada
quizá de azúcar. La niñez está hecha de juegos iluminados y de ambiciones
pequeñas, como que, para sentirse héroe por un instante, la canica entrara o no
en el gua, cosas, en todo caso, del azar o de la pirotecnia de la habilidad. Impulsabas
la bola con el dedo, y ¡gua!, y cundía el alborozo. Pero también me acuden
recuerdos de juventud, aquellos tiempos de los primeros versos y de los iniciales
y aturdidos latidos del corazón, cuando todo era mañana y no ayer, o comienzo de
futuro. De aquel tiempo, recuerdo una revista llamada Signo, publicada por las Juventudes de Acción Católica. En aquella
revista había editoriales y sesudos artículos, y literatura ilusionada, joven,
y viñetas rebeldes, con guiños, a veces, a la heterodoxia. Una de estas viñetas
representaba a un mendigo y a un rico con chistera. El rico con chistera
gritaba: «¡Una limosna por amor de Dios!»: no la pedía, sino que la daba, y el
mendigo al que se la ofrecía, la rechazaba. Sin mendigo que alivie su
conciencia, el rico, quizá más esclavo que feliz por la abundancia, debe morirse
de asco de opulencia, de hartura. Es como el ebrio que, al seguir bebiendo, derrama
el líquido por las comisuras, y llora. Desolación de la demasía. Por lo que de
vez en vez convendría ayunar, o privarse del manjar que más adicción procura; acaso
de este modo, Diario, nos llevaría a pensar en los que siempre ayunan, no por
devoción o fantasía de un régimen, sino por el mal reparto de los bienes de la
tierra; entre ellos, el de la espiga triturada y horneada, y -hecha pan- partida
y repartida, como en una eucaristía de justicia (20:22:30).