7 de marzo de 2016. Lunes.
CONTRASTES
Luz y belleza, sin contradicción, en Arenales y Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-Hoy me subo de nuevo al carro del frío y me froto las
manos; y, al tiempo, me las regocijo soplándolas. El frío ha estado este
invierno yendo y viniendo, como el camarero ante la llamada de un cliente. «¡Marchando
una de frío!», y una de frío; o: «¡Una de calor!», y una de calor. Dicen que
ésta -el Sureste- es tierra de contrastes; yo diría que más bien es tierra de
contradicciones. Cuando debiera llover, se impone el anticiclón, y, cuando toca
frío, alienta el calor; es decir, siempre sale perdiendo la lógica meteorológica,
que se resiste a ser lógica. No existen solsticios y equinoccios, existe el «manga
por hombro» del tiempo. Quizá se trate de la contradicción eterna del mundo, «eternamente
imperfecto», de Nietzsche. O, si el tiempo pensara, del «doble-pensar» de Orwell.
Ser contradictorio -también según Orwell- es «mantener dos fes o creencias opuestas
a la vez en la mente, y aceptar ambas». Pienso en políticos, en jueces, en creyentes, en comunicadores…; pienso en mí. Contradecirse
en cualquier situación capital es decir amén a esto y a aquello y vivir en
desorientación continua. Problema, Diario, que, con Gracia y esfuerzo, trato de
evitar en mi vida; pero sin conseguirlo, tal vez; o consiguiéndolo, quién sabe (21:02:39).
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