25 de febrero de
2016. Jueves.
MANÍAS
Galopando sobre el tiempo, en la biblioteca. F: FotVi |
-Ayer se me rebeló el ordenador en el que trabajo,
dijo que no, y he tenido que echar mano de otro, reverentemente antiguo, pero
útil. La vejez, bien tratada, es ventajosa por sabia y disponible, y
desprendida. La vejez es sabia dos veces: por el saber en sí y por la
experiencia, que añade luz y aroma al saber. La sabiduría, en la vejez, por ser
ornamentada con la pátina del códice antiguo, se viste de gala; es decir,
además de tiempo y silencio, se hace biblioteca, para poder ser leída. Remedando
a Plácido, aquella película insana y
maravillosa, frenética y feliz, de Berlanga, yo me atrevo a pedir sentar al
viejo a tu mesa, y no sólo por Navidad, sino todos los días del año. Sentar al viejo
a tu mesa y escucharlo, es dialogar con el tiempo pasado y entrever como por
rendijas de luz el futuro. Es hacer verdad la máxima de Platón: «Envejezco aprendiendo
cada día muchas cosas», para darlas. Esta reflexión la hago a cuenta de mi
ordenador viejo, que me ha sacado de apuros, hasta que ha llegado Iván, y dándole
a tres teclas, ha vuelto a activar el averiado. Tres teclas y todo se ha puesto
en marcha. Y no es que el moderno haga más o mejor las cosas que aquél, sino
que últimamente lo tengo más tratado y parece más fluido al andar, lógico; sólo
eso. En todo caso, Diario, manías (21:10:04).
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