3 de marzo de 2016.
Jueves.
BRONCA
Damas tan hermosas, las palabras. F: FotVi |
-El Diccionario es el otro mundo, la otra inquietante
tierra, donde descansa el silencio -clamoroso, sin embargo- de las palabras. En
el Diccionario duermen su sueño de eternidad los vocablos, donde se cobijan,
como la perla en la ostra, las ideas. En el Diccionario, las palabras, para
salir de su letargo, donde andan enmudecidas, aguardan ser dichas o escritas y abrir
así su alba de sol y vida. En el Diccionario las palabras dormitan, pero
encendidas, con sueños por soñar, y libres, esas damas tan hermosas. Yo digo
una palabra y sé que mi boca es otra, sé que un vuelo se mueve en ella, salta,
se posa, dice, y hace que algo sea y esté, se manifieste realidad, cosa. La
palabra existe para que las cosas sean, diciéndose. Hoy, después de lo de ayer en
el Congreso, la palabra que mejor ha definido en los medios lo allí ocurrido ha
sido «bronca»; la bronca de tal contra cuál, o de éste contra aquél; es decir, todos
abroncando o abroncados, o todos mal dichos, ineducados. Unos, con ironías
corrosivas, otros, con salivazos como monedas de a céntimo, lluviosos. El
Diccionario dice de «bronca» en su 6ª acepción: «f. Riña o disputa ruidosa»; y
en la 9ª: «f. Enojo, enfado, rabia»; pero, antes, en la 5ª, y como modo y adjetivo
mexicano, dice: «Dicho de un caballo: sin domar». Y en este vendaval de
broncas, Diario, ¿quién crees tú que llevaba razón? ¡Ah, palabras, damas tan hermosas,
qué mal os han tratado! (20:13:20).
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