26 de julio de 2016. Martes.
AMOR SIN FIN
Ocaso, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi |
-El abuelo es el que ama sin mesura, y con dilación
hermosa. Es un alargarse el amor sin fin. El amor nació en sus hijos y ahora
pasa a sus nietos, donde se acrecienta. Después de haber vivido su vida, el
abuelo vuelve a una vida que empieza, se da de bruces con su niñez en el niño que
son sus nietos. Es vivir otra niñez en la ancianidad, otra época de ensoñaciones.
El abuelo vive, en la niñez de su nieto, lo que él quizá no pudo vivir en su
niñez, y se desvive por esa niñez inmaculada, hecha de juegos, de cometas en el
aire, casi poética. Y se declara abuelo para todo. Saca al nieto a pasear, y lo
tapa o lo destapa si hace frío o calor, y le hace reír, casi nunca llorar, y camina
eufórico con el cochecito en ristre. Y, cuando crece el nieto, lo lleva a
andar, y camina a su lado, ambos dando traspiés, pues el viejo no está para correrías,
ni el niño o la niña, traviesos, para volar sin alas. Ambos se dan la mano y
caminan por sus sueños, sin sobresaltos, libres, dándose protección y esperanza,
comunicándose deseos y asombros, iluminándose. Cuando no asoma peligro alguno, el
nieto siempre va delante. Si se atisba algún peligro, el abuelo activa el paso y
se pone al frente, y así defiende su posesión afectiva. Hoy, día de los
abuelos, abro su corazón y me meto en él, para que me protejan; yo quiero ser
nieto de todos los abuelos, si pudiera ser (20:14:36).