5 de febrero de 2017. Domingo.
LUZ PAN
Hacia otro horizonte, en Pärnu, Estonia. F: FotVi |
-Para nuestro mundo oscuro, donde abunda la tiniebla
-o el hambre opaco, la sed lóbrega, el silencio negro, la mirada hosca, las
manos umbrosas, los pies eclipsados, la esperanza borrosa, la brutal guerra-, un
poco de luz: un poco de luz pan, de luz agua, de luz palabra, de luz mirada; un
poco de luz manos, de luz pies, de luz esperanza, y un poco de luz paz, con
palomas por el cielo. Un poco de luz y un poco de sal. La sal que sazona, que
aliña, que condimenta, que perfecciona, que sala sin herir. Hoy, domingo de la
luz y de la sal, ¿por qué no coger un poco de tu luz y tu sal -de tu pan, tu
agua, tu palabra, tu mirada, tus manos, tus pies, tu esperanza, tu paz, tus
palomas en el cielo- y ofrecerla al que te la pide, quizá sin palabras, pero
con una actitud de súplica y de petición, y sin alargar la mano? Cruza tu
mirada con el que necesita luz, con el que necesita sal, y dale la oportunidad
-con tu ayuda- de encender su cerilla, su luciérnaga, y así poder caminar sin hiel
hacia otra patria, hacia otro horizonte, donde no haya niebla y las noches solo
valgan para descansar de la labor de la jornada, sin sobresaltos, sin miedos, y
como pausa hasta que se abra en el cielo el sol de justicia que alumbra a todos
sin parpadeos, hidalgamente, con alas que cubren el vuelo de las aves
migratorias. Hacia otro país, Diario, hacia otra luz, aun ideal, y que, en la
oscuridad, les haga ver, alcanzar, volar (13:01:13).