30 de enero de 2017. Lunes.
LA FILIGRANA
El ángel de la victoria, en Éfeso. Turquía. F: FotVi |
-Perdió Nadal y ganó Javier Fernández. Pero Nadal ganó
perdiendo, al igual que Javier ganó ganando. Ganaron el patinaje artístico y el
tenis incesantes, deportes que surgen de la mente y acaban en el blandir de las
manos y los pies. Y en la filigrana, u ornato. Tú coges hilos de oro y plata en
el tenis o en el patinaje artístico, los entrelazas, los tejes, y nace la
filigrana. Encajes de oro y plata es lo que vivimos ayer en el tenis y en el
patinaje artístico, donde, cuando son eminentes, unas veces se gana y otras se
pierde…, pero ganando. Ganan la laboriosidad y la sabiduría en ese hacer del
deporte arte (o artesanía) del esfuerzo y la levitación. Ambos deportes son la
orfebrería del trabajo y el saber. No hay nada más lírico e impactante que esa
gota de sudor que, a cámara lenta, cae del tenista o el patinador cuando han
finalizado un punto o una actuación. La gota va taladrando el vacío, despaciosamente,
deletreando su caída, hasta dar con la solidez del suelo que la abre y
dispersa. Y abierta la gota de sudor, se ven en su interior el sabor amargo y
glorioso que lleva dentro, su valor de hecho consumado de la belleza humana, de
la belleza inmarcesible. La mente y las manos, con trabajo, con gota de sudor
cayendo, hacen esa filigrana (u ornato) que son el tenis y el patinaje
artístico. Rafael Nadal y Javier Fernández, se gane o se pierda, son artesanos
de lo bello y excelso del deporte, destilando gotas de
sudor, que, como las de rocío, Diario, dan vida en la noche e iluminan la
mañana (11:14:45).
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