22 de enero de 2017. Domingo.
ALAS
Viviendo en invierno, en Murcia. F: FotVi |
-Hoy, día de mi onomástica, contemplo un porvenir
oscurecido, inquietante, y sin embargo, luce el sol. En la costa, me han dicho
que llueve y golpea el viento. No siempre el mundo se mueve a gusto de todos: unas
veces chirría y otras hace equilibrios sobre la cuerda floja. Una vez es pavor
y otra ala, o cielo que se posa en la tierra como pájaro o calamidad. La vida
-el mundo- están hechos para la risa y la tragedia, y, según te pille en uno u
otro lugar, te ves feliz o desgraciado. En el mundo hay acontecimientos raros, dóciles,
antipáticos, virtuosos, imbéciles, que puedes pasar de ellos o no, y te
esclavizan. Son tiempos de contradicciones: en una mentira quieren hacernos
pasar una verdad, y al contrario, en una verdad, hasta que llegas a su raíz, se
acumulan dudas y vuelcos, y puedes entrar en la mentira. O respirar hondo en la
verdad. Se trata de experimentar, de ver, de tocar, de aletear en la misma dimensión
de la verdad y la mentira, y, luego, inclinarte hacia una u otra, sin ataduras,
libre. Con alas poderosas. Porque como dijo con profundidad de zahorí, con voz
de profecía, la poeta norteamericana Emily Dickinson: «El agua se aprende por
la sed». Y, por esta misma razón, la vida, Diario, se sabe viviéndola, gustándola,
y no dejándola escapar bajo ningún prejuicio o miedo, haciéndola sed y vuelo,
sin límite (19:04:56
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