18 de enero de 2017. Miércoles.
INCERTIDUMBRE GRIS
Nieve en mi balcón, en Murcia. F: FotVi |
-Se está cerrando el cielo con un toldo de ceniza. Murcia
se está cubriendo de una incertidumbre gris. ¿Nevará, no nevará? Mientras, el
frío toma la calle y desplaza a las personas, que -solitarias- caminan
cobijándose en sí mismas. Como si fueran fetos asustados. Todo es calma, y sólo
algún perro errante olisquea todo lo que halla a su paso: como los primeros
copos de nieve que han empezado a caer. A las 11 y cuarto, nieva en Murcia, es
como si enmudeciera (o hablara) el frío. Cada vez es más intensa la nevada, y
el silencio se escucha más. Las nevadas no necesitan más que el silencio para
oírse; luego queda el blanco, que es el silencio escrito de la nevada en la pizarra
de las cosas. Con su caligrafía prodigiosa. Ya empieza a cuajar la nieve en la
reja de mi balcón, y empiezo a leer su significado; se lamenta: «¡Pobres,
pobres! », y sigue inverosímilmente ágil para subirse a los árboles y quedar allí
sin caerse. En los árboles, donde sí ha arraigado la nieve, como una bella flor
de invierno. Soñadora. Y tan libre, que si sacudes la rama, se desprende y
vuela. Como las hojas en otoño; como lo que es levedad, pensamiento, y no gravitación.
No nevaba por estas tierras desde 1983, un haz de años ya: tal, que solo
recuerdo que me desperté y miré por la ventana, en Javalí, y vi el cielo caído
en los tejados, como la lana de un gran cordero blanco allí desparramada. Luego
jugamos, Diario, a hacer muñecos, y a la batalla feliz de luchar con nieve, y
reír, y no pensar, y salir ilesos de esta gesta de volver a la niñez, sin
heridas (19:42:04).
SACAS chispa de todo , eres un gran observador y como tienes un gran recorrido y un buen decr es bonito lo que escribes , lástima de no tener tiempo suficiente para gozarlo más
ResponderEliminarHola, Agustín; sí, me gusta observar. Observar es saber dos veces las cosas. Leo mucho y estudio para decir las cosas lo mejor posible. A veces, salen bien y otras, regular. Pero lo importante es que salgan. Me encanta oírte. Como me escribía el poeta Rafael Morales: un abrazo "muy verdadero".
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