miércoles, 26 de julio de 2017

26 de julio de 2017. Miércoles.
EL SUDARIO

Soñando la utopía, antes del Descubrimiento. En Las Palmas. F: FotVi

-Seguimos posmodernizándonos; superada la modernidad, nos instalarnos en la posmodernidad, que es otro modo de modernización, solo que líquida, frágil, maleable. Es decir, volátil, inconsistente. Ocurre con todo proceder humano: primero, la verdad, la real; luego la pos-verdad, o la no verdad, o la mentira envuelta en papel de celofán. Antes la modernidad, o la era de la lógica y la razón; luego, la posmodernidad, o la crítica del racionalismo y el culto a la individualidad, con la ausencia de interés por el bien común. O sea: desencanto y apatía, o liberación de toda utopía. Todo es relativo y vulnerable, dice el posmoderno, solo tiene valor el presente y lo que se puede tocar y gozar, o consumir. Todo es un balbuceo de lo posible contra lo imposible, y lo posible es lo que está al alcance de la mano, lo que se puede alcanzar inmediatamente y gustarlo, saboreándolo. No hay sueños ni utopías, dicen, sólo ojos que ven y manos que tocan, lo inmediato. Se nos ha dicho que el futuro está en el viento de la utopía, del ensueño. Hay quien no acepta este modo de pensar. Pero los hay que sueñan con volar por cielos imposibles, intocables, donde esperan hallar el porvenir y nubes que puedan venderse como ocurre en el cuento de Elena Poniatowska. Y mientras, en Estrasburgo, un bebé va a morir, en contra del criterio de sus padres, que no pueden decidir ni cuándo ni dónde dejará de existir su hijo. Se les irá de las manos, como un maravilloso sueño, donde acampan las estrellas. Posmodernizados, pues, Diario; o prohibido soñar y poder tocar la trascendencia, su sensible y mística piel, tan deteriorada en estos tiempos. Es el drama -como un sudario- de nuestro tiempo: el tuyo y el mío, el de todos (11:44:41).

domingo, 23 de julio de 2017

23 de julio de 2017. Domingo.
UN NUDO

Llora el tejado, en Google.

-Salgo a la puerta a despedir a la familia. Me noto un nudo en la garganta, y no es el de la corbata. El último beso -distraído: atiende a un mono de peluche- me lo da Candela. Pero me dice: «Mañana ve a comer a casa de la abuela». Hace un calor sucio, que se agarra al cuerpo, despótico. Me doy la vuelta y me alejo del coche; pero sigue el nudo en la garganta, y, Diario, no uso corbata (20:19:19).
22 de julio de 2017. Sábado.
LA NIEVE QUE ARDE

Humilde belleza, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Oigo la música de Haydn como el que oye la nieve arder, o al viento hablar. ¿Cómo crepita la nieve al arder: tal cual rama seca de un árbol? ¿O la nieve no crepita, solo luce? Así es la música de Haydn. Es fuego y nieve, viento y luz, suavidad y plenitud, que destellan. Estoy oyendo su obra Las Estaciones, y después de catar la Primavera, me paso al Verano. Voy recorriendo los diferentes acontecimientos musicales que relata el autor: la salida del sol («como un velo gris irrumpe la primera luz de la mañana»), la tarea del pastor («el alegre pastor reúne su rebaño»), y los demás elementos que adornan el Estío, hasta llegar al tiempo de la tempestad («¡ay, la tempestad se acerca!»), y, que entre ruidosa y despiadada, con un fortísimo de toda la orquesta y una flauta que anuncia los relámpagos, se va debilitando hasta hacerse un pianísimo de cuerdas temblorosas, que semeja el aire o aliento contenidos para lo que a continuación será el Otoño o la serenidad complaciente, la belleza que se aja, que se desvanece en el Invierno, pero que también es belleza, otra belleza. Yo canto la belleza del instante, esa que reluce en la flor o en un amanecer o puesta de sol, o en la gota de agua que, al deslizarse por sí misma, queda helada en la estalactita de un carámbano. Dudando entre el cielo y la tierra. O en la hormiga que se afana. Y es que la belleza, como dijo el poeta y pensador Emerson, no se halla en este o aquel lugar, en esta o aquella cosa, sino que va con nosotros. Con cada uno, Diario, si la sabe descubrir, o vislumbrar; y, mientras, el mundo se enfrenta a múltiples carencias: la paz, la justicia, la igualdad, la fe, la libertad, la piedad, la esperanza, y, sobre todas las cosas, el amor, donde se vislumbra -o se paladea- a Dios, se silabea (18:21:47).

miércoles, 19 de julio de 2017

19 de julio de 2017. Miércoles.
AVERÍA

En primavera, siempre en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cuando la técnica se burla de uno, hay que dejarla como se deja una rueda de carro que se avería. A la orilla del camino y sin volver la vista atrás. Como aquellos carros del oeste que buscaban oro y se encontraban con los pieles rojas, que, tras el enfrentamiento, les dejaban en tierra de nadie, y tirados. Es lo que me ha pasado a mí con el carro de ir y volver de cierto saber de internet, que me ha dejado tirado en el camino. No es que no esté, que sí está, es que nunca llega. O sea: que es más lento que dar pasos hacia atrás para alguien que quiere llegar a la meta. A mi ordenador no le van los aires de playa, y a cada paso que da le faltan dos para abrir un programa; es decir, da y da vueltas la ruedecita que indaga sin parecer hallar lo que busca, hasta que, luego de un espasmo, lo encuentra. Y así, Diario, una y otra vez; hasta que me canso y -con un poco de desesperación- lo mando, con una sonrisa y sin ánimo de ofender, a freír espárragos; espárragos, que, por supuesto, no fríe: ¡le cuesta tanto! (20:15:44).

martes, 18 de julio de 2017


16 de julio de 2017. Domingo.
LA MAR PEQUEÑA

-Se abre la fiesta en San Pedro del Pinatar, como se abre un libro. Con mimo, con dedos sabios y luz en la mirada, con dedos de modular arcilla, dedos industriosos. Una fiesta de tierra y mar, de Virgen y Salve marinera. La imagen de Nuestra Señora del Carmen camina primero, como romera, de San Pedro a Lo Pagán; la sigue una multitud, que entona vivas. Luego la suben a una barca para que ande sobre las aguas de la mar pequeña (el Mar Menor, que, como dice el poeta, «un día soñó con ser océano»). Como Jesús, aquel día de tormenta, en el lago de Genesaret, cuando el miedo de sus apóstoles. El miedo, o ese bicho roedor que anda por los ojos y por el cuerpo, y que, con gestos de abandono, te hace gritar. El miedo empuja al grito y este lo expresa, lo dice; y si hay una mano entonces que te coge y te salva del miedo, sacas el gozo y lo expresas, asombrado, con los ojos muy abiertos. Hoy, al decir Carmen, se me hace la boca agua y música de cuerda el corazón. Lo mismo que al mar, lo mismo que a miles de personas que han rezado en silencio y que, en las recogidas aguas de este mar (que se nombra por lo que es, Menor, sin ningún adjetivo más), han vitoreado a la Virgen y la han celebrado con lágrimas y con aplausos, y con silencios. Los silencios de las miradas y de la oración. El silencio de la contemplación. Silencio roto por la Patrulla Águila, que la ha vitoreado desde el aire con sus acrobacias y los colores de la bandera de España, como signo de otra adoración más etérea y espectacular. Luego, de madrugada, Diario, la Virgen ha vuelto a San Pedro, con más paz y menos ruido, pero pensando ya en la vuelta a Lo Pagán, el año que viene…, si Dios quiere (11:16:39).

viernes, 14 de julio de 2017

14 de julio de 2017. Viernes.
LIU XIAOBO

Humildemente luciendo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Venía el día cargado de brumas; brumas que ha desgarrado el sol nada más empezar su escrupuloso y cálido recorrido hacia el ocaso. El sol, desgarrando brumas, se ha dejado ver luego, para calentar el ambiente y darle un toque veraniego al día. El día que, entre sorbos de agua y somnolencias, se derrite en espasmos. Y mientras, en el día a día, muere el Nobel de la paz Liu Xiaobo. Nobel de la paz o de la mirada amable, de la mano tendida, de la palabra en vez del obús o el insulto. Él solo vivía para desarticular al adversario, al monstruo que lo vigilaba y trataba de hacer que se tambalearan sus principios, sus convicciones de libertad, de piedad, de amor. Quiso sacar a su país, China, del tumor de la maldad, del totalitarismo cruel y despiadado, de la miseria intelectual que impone el dictador (o el Partido), sumo dios perverso. Dejó de guerrear para centrarse solo en el logro de la paz, por medio de la palabra serena y constructiva, iluminada, creadora. Liu Xiaobo escribió: «Espero poder disipar el odio con el amor». Como Gandhi, hizo la paz y no la guerra. Tendió la mano en vez del kalashnikov y le devolvieron la cárcel con un kalashnikov al otro lado de la puerta, vigilándole. Le prohibieron ir a recoger el Premio a Estocolmo, pero no han podido privarle de perseverar en la defensa, hasta la muerte, de los Derechos Humanos y de la dignidad de cualquier persona. Ha muerto en paz con su conciencia, y quizá pensando, Diario, en el proverbio chino que dice: «Quien hace el bien a los demás, se lo hace a sí mismo» (20:20:59).

miércoles, 12 de julio de 2017

12 de julio de 2017. Miércoles.
MIGUEL ÁNGEL

Manos blancas, en el jardín. F: FotVi

-Yo volvía de un viaje a Portugal, en un coche destartalado, con mi amigo José María Barquero. Veníamos hablando de cualquier cosa, nada trascendente. (Un descanso en lo trascendente, no viene mal, y suele hacer bien al pensamiento y al alma). De pronto nos enteramos del secuestro de Miguel Ángel Blanco, y paramos nuestros comentarios jocosos; nos centramos en pensar. Se detuvieron las palabras y abrimos los ojos. Llegado a mi destino, San Pedro del Pinatar, me horrorizó saber de su muerte. Dos tiros en la nuca, de rodillas, atadas las manos, y asustado. Humillado. ¿Le temblaría el pulso al ejecutor de la sentencia? Los dos tiros, que todavía suenan en muchos oídos, se los descerrajó en la nuca, un tal Txapote, sin un atisbo de piedad, sin un latido en sus pulsos que no fuera de odio y crueldad. Y yo me pregunto: ¿Cómo se puede vivir (o morir sin fin), en esa penuria espiritual y racional, bárbara? En aquel momento todo fue confusión y pavor. Y, de pronto, manos blancas alzándose por ciudades y pueblos como palomas, como signos de fe y de libertad, un clamor de rechazo al crimen y a la brutalidad, se afianzó la democracia, el convivir en paz. Aquel día, en la misa, no supe predicar, solo dejar escapar un lamento, y rezar. Y aún sigo rezando, Diario, por Miguel Ángel y por este país, que a veces hace cosas tan importantes como gritar en silencio, con las manos alzadas, por valores que nunca debiéramos olvidar ni poner en cuestión, valores de vida, de convivencia, de lealtad (19:58:36).

lunes, 10 de julio de 2017

9 de julio de 2017. Domingo.
APARTANDO SOMBRAS

Soñando, en el jardín- Torre de la Horadada. F: FotVi

-Se suele decir que se muere una sola vez, pero yo diría que, mientras vives, te vas muriendo muchas veces, con más o menos intensidad, instante a instante, sueño a sueño. El tiempo le va cobrando versos a la vida, hasta que la deja en la gran elegía, sin versos y solo en el recuerdo de otros, o en el borrón final. Borrón que, si lo llenas de vida y sueños, al fin se hace claridad. Ir encendido por los sueños, como alguien con una antorcha en un túnel, iluminando pasos y horizontes, y alertas. Apartando sombras como telarañas. El tiempo es siempre ahora, decía James Baldwin, poeta. Y Albert Einstein, científico: el tiempo es una ilusión. Baldwin era un realista, y Einstein, un soñador: el uno hizo poesía y el otro la teoría de la relatividad, otro modo de poesía. Porque realismo y sueño coinciden en lo que ambos son belleza y metáfora, número y palabra, sentimiento y vida. El uno por el camino de la vida, el otro, por el camino de las estrellas, pero ambos dando pasos desde el presente al futuro, o inaugurando el futuro en el presente. Es labor de los poetas y científicos hacer que el presente y el futuro se unan en los sueños, sueños que más tarde hacen que florezca liberada la realidad; liberada de su pesada carga de realidad. Pues como dijo Platón: «el tiempo es una imagen móvil de la eternidad». Y otro modo de poesía en el tiempo: la de aquellos que investigan y sacan luz para curar enfermedades que matan. Como el cardiólogo clínico e investigador Alberto Domínguez, que ha descubierto una molécula que recupera el corazón de personas infartadas. Así, Diario, se hace camino, y ciencia, y poesía, e historia, al andar (12:24:51).

viernes, 7 de julio de 2017

7 de julio de 2017. Viernes.
¿POR QUÉ?

Sin vuelos, en el mar. Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Me despierto a las seis y el cielo viaja nuboso. Nubes negras. Salgo a andar y me mojan unas gotas, pero las recibo sin alarma: en verano es grato mojarse. Te bautiza festivamente el día. Se deslizan truenos por el lienzo del cielo. Los pájaros callan, mientras teclean gotas de lluvia en el árbol y la calzada. Los pájaros -sabios ellos- enmudecen cuando se rasga el cielo y hace versos la lluvia. Y con las lluvias de verano, la tragedia en el valle del Jerte, en una garganta del río: la de los Hoyos. En un santiamén, la lluvia y la consiguiente crecida del río inundaron y dieron caza a las vidas de cuatro personas: dos adultos y dos niñas, padres e hijas; estas, de poca edad. Se me agolpan la rabia y una oración en la boca; pero, aunque me cuesta, digo la oración y me trago la rabia. Dios sabe, me digo, y, percibiendo que nunca conoceré la respuesta, Diario, me pregunto: ¿Por qué? (19:20:19).

miércoles, 5 de julio de 2017

5 de julio de 2017. Miércoles.
MI CREDO

Inocencia, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Llegó la inocencia y se hizo luz. Al menos, luz para mis ojos, que allí donde hay sencillez y candor ven una llama en la que aletea la pureza de corazón. La pureza de corazón, o donde Dios habita. Es mi credo. Mi credo infantil y sin aristas, sin teologías. La teología entorpece la visión de Dios; del Dios niño,  inocente y amable, pero lúcido de sueños. El Dios niño que ríe y celebra todo, como si aquello que ocurre no fuera a suceder más. Que vive intensamente cada instante, como el que escribe su nombre con navaja y paciencia en el tronco de un árbol. Intensamente, regalándole al tiempo y al árbol su nombre, para que cada vez que el árbol lo lea recuerde al autor con una navaja en las manos, hiriendo, lesionando al árbol, pero con un sueño en los ojos: el sueño de querer permanecer. Hoy ha sido un día de luz en mi casa. Llegó Candela y se iluminó la claridad, e irradió mi mente, y hablaron los silencios. Pero ha durado poco: sólo unas horas. Hasta el día 15, Diario, no volverá el incendio, que se ha ido camino de Javalí, pero con la vista vuelta atrás, pesarosamente, como la uña que es arrancada de su carne, con un dolor pavoroso (19:58:25).

sábado, 1 de julio de 2017

1 de julio de 2017. Sábado.
TIEMPO DE DESGANAS Y BOSTEZOS

El ojo del verano, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Me despierta un fresquito meloso y acariciador. Salgo al patio y respiro hondo, tan hondo que me parece inhalar tierra mojada. Son las seis de la mañana y me dispongo a andar. Me protege la carpa azul del cielo y sus pájaros cantores: el mirlo, el gorrión, el ruiseñor. Un hermoso concierto que parte de los árboles del parque. Mientras camino, pienso en aquellos que tienen recetas para todo: desde cómo conciliar el sueño cuando te desvelas o qué libros debes leer en los días larguísimos de verano. Porque veranear, salvo el tiempo de las copas, es tiempo de desganas y bostezos. Y de grandes e imaginarias lecturas. Yo no consiento que nadie me diga qué tengo que leer; suelo leer lo que me apetece, casi siempre clásicos, y alguna vez un best seller (o superventas), para liberarme a mí mismo de creer que el que no lee lo que yo es un menguado lector. Yo empecé a leer con el Capitán Trueno, y aquí estoy ahora leyendo todavía, dificultosamente, a Quevedo, a San Juan de la Cruz, a Borges, a García Márquez, a Octavio Paz, a Paco Umbral, a Italo Calvino, y volviendo alguna vez, con contento, de nuevo, al Capitán Trueno, donde vi por vez primera la luz de las letras. Goliat era un gordo fanfarrón que me entusiasmaba. El día, de pronto, se ha ennegrecido, entre truenos se abre el grifo de la lluvia, que, al poco, ha terminado. Unas gotas, y el sol reinando de nuevo en el verano. Como un coloso. El día, sin embargo, se ha refrescado. Yo, Diario, voy a releer La memoria de Shakespeare, de Borges, que consta de cuatros relatos y, con el Índice, forman un libro de 83 páginas en formato pequeño: una maravilla con Tigres azules. El tigre, un fuego que resplandece, según Blake (20:24:59.

viernes, 30 de junio de 2017

30 de junio de 2017. Viernes.
ESLABONES PERDIDOS

Recio tronco caído, en el agua. Montes Tatras. Cárpatos. Cracovia. F: FotVi

-Perdido en el ordenador, por fin me hallo. Buscando entrar en internet, seguramente le he podido dar a una tecla que no debía y se me han  borrado todos los programas que había en la pantalla. Hasta que, con la ayuda de Javi, mi sobrino, logro que todo vuelva a su forma original. Se me cae una gota de sudor, de tanto cavilar. En San Pedro, misa y comida. Secreto: ya me cuesta subir los escalones del altar. Disimulo. Muchos besos, flácidos, pero hermosos. Abunda la vejez. Los besos son de una gelidez pavorosa: como si te besara un vaso vacío, y además goteando frío. Pero son besos que dan cariño, se les nota al ir a besar: con qué unción lo hacen. Son viejecitas que han dejado su juventud en el camino, año tras año, pequeña muerte tras pequeña muerte; con cada sueño perdido, una muerte. La vida está colmada de pequeñas muertes diarias. Tras un acontecimiento feliz, una pequeña muerte a continuación. Eslabones perdidos. La vida está hecha, Diario, de sublimes eslabones perdidos. Hasta que se acaba la cadena y nos da su bienvenida el silencio (o el pasmo) de la eternidad (19:36:20).

lunes, 26 de junio de 2017

26 de junio de 2017. Lunes.
EN EL DESIERTO

Se arrastra el desierto, en Arenales de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Menos mal que toda luz produce sombra; hasta la del sol en un desierto. En un desierto pedregoso y liso, la sombra se cobija o bajo una piedra o al otro lado de una duna con sus hermosas líneas de fragilidad. Bajo una piedra están: el lagarto, el alacrán, y aun la culebra que acecha. En el desierto, todo se desliza, también el viento, y todo aquello que se arrastre por la arena con sed. En el desierto, el sol se hace terrible mirada que arde, y, como lumbre, se precipita sobre todo el que lo habita. El desierto: o ese lugar inhóspito, donde solo sobreviven aquellos preciosos seres que saben reptar y cobijarse bajo lo mínimo: bajo una piedra, bajo un pequeño matojo, al resguardo de la sombra que los protege. Pero hay otro desierto: el que sigue a un incendio. Ahí, hasta las sombras se queman. En estos días, aquí cerca, arden bosques: en Portugal; al otro lado de Doñana, en Moguer; y así sucede que apenas quedan sombras para que se proteja la vida. El papa Francisco, en su Laudato si (Alabado seas), al hablar de la tierra, la llama la «casa común». A la que no respetamos, dice. Y me estremezco, y me quedo sin palabras. O con la única palabra que se me ocurre, Diario, tras un incendio: muerte (19:09:12).

sábado, 24 de junio de 2017

24 de junio de 2017. Sábado.
¿ODIO?

Cielo ardiente, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-¿Qué es el odio? ¿Ilumina, oscurece, destruye? El odio, decía Empédocles, mueve el mundo. Pero también el amor. El odio y el amor son esos hilos invisibles que guían y actúan en el quehacer del ser humano. Quizá tenga razón Freud cuando define el odio como el deseo de destruir aquello que te hace infeliz, sea persona o cosa. La infelicidad anida en el corazón y se desangra a través del acto vandálico, atroz, grosero, del odio. Decía Aristóteles que el odio no tiene cura ni fin, y solo le interesa que la otra persona, a la que detesta, no exista. Persona o colectivo. Ahora, para algunos sujetos jóvenes, universitarios, se supone que formados e informados, demócratas -dicen-, liberales por tanto, andan por ahí quemando capillas y escribiendo cosas tan poéticas (y luminosas) como ésta: «La Iglesia que ilumina es la que arde». ¿De dónde les ha venido tanto odio a estos chicos? (Chicos, en todo). Si a estos lunares (jóvenes) de nuestra sociedad les tocaras el lado del corazón, donde debieran latir bellas ideas, encontrarías que no hay más que ceniza y turbiedad, o la desolación del odio. Ayer se produjo un ataque a la capilla de la Universidad Autónoma de Madrid. Intentaron hacer que ardiera: unos lo crucificaron, otros desean que arda otra vez el crucificado. Desean quemar el lugar donde se pueden dar cita la fe y la razón. «Él venía de no estar / y en aquella estancia estaba», dice el poeta. Para los sentidos parece no estar, pero para lo más bello y trascendente del ser humano, el espíritu, sí está. Y entretanto, yo me pregunto ¿qué les habremos hecho los católicos a estos jóvenes (¿pirómanos?) para que nos tengan tal ojeriza (¿o es amor, Diario?) y nos quieran hacer arder, sin compasión, en su hoguera purificadora, y purgante, del odio? (20:21:29).

martes, 20 de junio de 2017

20 de junio de 2017. Martes.
PALABRAS ASUSTADAS

El bosque atormentado, en Salinas de San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-De pronto, la noticia de un fuego devastador, irracional, nos hiela el corazón. El fuego en el hogar, nos alivia; pero el fuego en el bosque, nos aterra. Ha sucedido en Portugal. En Pedrógão Grande. Cae una chispa, un rayo, y el bosque se hace hoguera destructiva, alarido en llamas. Lo mismo que en Londres la Torre Grenfell: una mala restauración y el caos, o la muerte. Yo pienso, con pavor, en las personas que son atrapadas en tal lío de llamas y ahogo, en tal zarpazo. Imaginémoslo: bracean, corren, gritan, hasta que arden. Así de crudo: así de real. Y, entonces, yo, estremecido, me santiguo y rezo. Rezar, o decir palabras asustadas, casi mordidas, que parecen ni subir ni bajar, que se quedan heladas en tu boca, esperando que alguien las oiga; ¿hay quien oye nuestras oraciones? Yo creo que sí, ¿pero y el que muere sin compasión, sin otro horizonte que las llamas feroces, con el grito y el interrogante en la boca? ¡Dios!, dice, mientras se percata de que la muerte le llega en forma de clamor candente. Quizá el decir Dios le alivie en el momento de la expiración, en el momento del último aliento, cuando se despide de la vida y se encuentra de frente con la luz de la Trascendencia. Pero yo me pregunto: ¿dónde está la conciencia y la responsabilidad de las personas? ¿Esas que echan mítines y propician que el fuego se propague a causa de su dejadez y los tantos por ciento que se llevan, a veces? Decía Emilio Prados (cuando los poetas hablan que se calle el silencio), decía: «No es lo que está roto Dios / ni el campo que él ha creado; / lo que está roto es el hombre / que no ve a Dios en su campo». A veces la tragedia, Diario, está más en la dejadez humana, que en aquello que la provoca: el rayo o le cerilla negligente (18:56:32).

domingo, 18 de junio de 2017

18 de junio de 2017. Domingo.
MESA EXTRAÑA

Adorno de mesa, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-Me siento a la mesa y parto, y reparto, un poco de pan y doy a beber un sorbo de vino, a los invitados. Tú estás invitado. Pan que es cuerpo, y vino, que es sangre, según las escrituras. Cuerpo y sangre de Cristo, místicos, espirituales, pero que pueden ser comidos y bebidos. Y tras ese comer el pan y beber el vino, consagrados, toda una historia terrible de pasión, de muerte y triunfo, de resurrección, en la que reflexionar. Comemos y bebemos, pues, el cuerpo martirizado y la sangre derramada en la pasión y muerte de Cristo, que se repiten cada vez en el pobre y en el perseguido, en el despojado de dignidad y en el descartado (ancianos, enfermos, seres no lucrativos, o pobreza) que no originan riqueza, y que parecen desentonar en una sociedad limitada de sentimientos y pródiga en humillar. Una mesa extraña y evocadora esta: la de un trozo de pan y un poco de vino, que anima a la comunión, y a la vez , al amor. O comer mirándose a los ojos, donde se ven el latir del corazón y la alegría o tristeza del alma. Encontrándose en los ojos y tocándose las manos, donde actúan la caridad y la piedad, y se manifiestan creativos, Diario, los dones del Espíritu, como la sabiduría o la inteligencia, o el temor (amor) de Dios (20:12:43)

sábado, 17 de junio de 2017

17 de junio de 2017. Sábado.
ASFIXIA
Un sol de justicia, con manchas. El Roto. El País

-Un calor sofocante, con síntomas de asfixia. Ya, a las nueve de la mañana, te asaetea el bochorno, la sofocación. Y sueñas con una cueva en la que te goteen estalactitas con la amabilidad de una ducha. Ejemplo: la cueva Postojna, en Eslovenia, con sus estalactitas descolgadas para mirarte, y soñarte, y mojarte; o para mirarlas y soñarlas, mojándote. Siento tanto el calor, que, hasta darle al ratón en la computadora, me resulta arduo, trabajoso, terrible. Me cansa solo el mirarlo. Me anima sin embargo el poder escribir palabras, como agua, luna, cascada, rocío, luz, libro, página, ah, y amor, que es el otro calor, el de la zarza que siempre arde sin consumirse, o el silencio de Dios, Diario, gritando (callando), sin consumirse (19:46:39).

jueves, 15 de junio de 2017

15 de junio de 2017. Jueves.
LUCIÉRNAGA, ILUMINANDO

¡Qué claridad!, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Farsa, paso, sainete, pieza, bufonada, mojiganga, simulación, artificio…, y podría seguir. Y si hay farsa, existe el farsante. O el que engaña o finge sentir lo que no siente, o se hace pasar por lo que no es. Es decir, un equilibrista entre lo falso y lo real. Y ser equilibrista es estar entre el viento y la caída, entre la gloria y el vuelo, el vuelo fatal. Se puede estar sin ser y se puede ser sin estar. Sobre todo en los medios. En la farsa se exagera el lenguaje, la vestimenta, y las situaciones acaban a estacazos de mentira, con la venia del público, que ríe. Leo: «A diferencia de la comedia, la farsa no siempre moverá a la risa, pero siempre conmoverá (impresionará) la vergüenza del espectador». La farsa incita a pensar (razonar) y a la duda, y luego a reír o a llorar. Yo, el martes, en el Congreso de los Diputados, vi la representación de una farsa con visos de mojiganga o simulación. Como en los cristobicas, no faltó la cachiporra verbal y el garrote gestual. Las palabras echaban chistas y los ojos se vencían hacia el sueño, en la bancada amodorrada. Y ahí estaban, Iglesias, Irene, Rajoy, Rivera, Ábalos y otros personajes menores, con aire de seriedad, representando el chiste, que se convierte en perorata indigerible, tórrida, pero con sueldo, y conteniéndose la risa, no vaya a ser que se le vea el diente de oro y se descubra el artificio de la farsa, o el desdén de la broma. Ah, Diario, yo solo salí de mi letargo cuando una tal Oramas se saltó el guion y dijo cosas inesperadas y sabias y voló por el hemiciclo como una mariposa liberada o una luciérnaga iluminando. ¡Ah, qué claridad! (12:01:54).

martes, 13 de junio de 2017

13 de junio de 2017. Martes.
HOSPITAL

Arañas negras, en la luna. F: FotVi

-Ayer tarde, fui al hospital a que me descifraran qué le pasa a mi ojo izquierdo, que ve, pero con leves arañas negras, o engaños negros, que van, persiguiéndose, de un lado a otro, sin conseguir alcanzarse. Y molestan. Al ojo izquierdo lo aliviaron de una catarata. Fue como despojarlo de un sayo oscuro, de un telón de embocadura de teatro viejo. Se abrió el telón y dio comienzo la claridad, otra vez pude vivir de cara a la luz. Se me iluminó la estancia. El hospital es un lugar de dolor y grandeza, en el que caben el enfermo y el médico, o la herida y el ángel que crea expectación y cura, a veces. Ver una bata blanca o notar unos pies que parecen levitar al andar, tan sin pisar pisan, es un alivio, es darle una esperanza al desamparo. En oftalmología había niños de gafas grandes que jugaban, madres cuidadosas, ancianos lentos y enfermeras diligentes. Todo perfectamente organizado, como un pequeño acontecimiento casi festivo. Solo eché de menos, Diario, alguna sonrisa más y mirarte a los ojos cuando te hablan: anima tanto (20:04:35).

lunes, 12 de junio de 2017

12 de junio de 2017. Lunes.
LA DÉCIMA

La décima de Rafa Nadal, en París. F. Prensa.

-Ayer, París, se rindió a Nadal: una rendición de admiración y aplauso, y no de guerra. La alabanza, el respeto, el ditirambo laudatorio, estallaron ayer en el Philippe Chatrier, en honor de Rafa Nadal. La raqueta y Nadal, o la paloma y el vuelo. Ambos, Nadal y su raqueta, volando en el cielo de París. Reinventado Nadal, se ha reinventado el tenis en tierra, en la ciudad de la luz. O como dice la escritura en el salmo 64: «el correr de las acequias alegra la ciudad de Dios». El correr de la raqueta y el brazo de Nadal alegran, como un torrente de agua fresca, la ciudad de París (19:52:12).