lunes, 14 de mayo de 2018

14 de mayo de 2018. Lunes.
BLANCO EXPECTANTE

Blanco expectante, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me cansa estar delante del ordenador esperando a que venga una pequeña luz que me abra el camino de la escritura. Inspiración, llaman a esto; yo lo llamaría trabajo en espera. Todas las mañanas me pasa lo mismo: rezo, desayuno y me pongo ante mi cruz: ante esta pantalla, luminosa y terrible, que me invita a ir poniendo palabras, una tras otra, como hormigas que caminaran con su brizna en la boca, hasta llegar al hormiguero de mi trabajo: el texto o el poema escritos con sentido, con turbación; texto y poema que me liberan de mi interior tumultuoso, rebelde, aunque trabajosa y, al fin, bellamente creyente. Luego, para desintoxicarme, leo; o lo hago para envenenarme más, porque leo con la avidez del principiante, deseando a todo trance aprender algo de aquello que me echo a los ojos. Cualquier texto que leo, me enseña y regala -salvo alguno que no trago-, hasta el punto de llenarme la boca de saliva golosa, de saliva con pulpa, que repito entre los dientes, mientras acabo la lectura. Me entusiasma leer, aunque se trate de historias tontas y poco divertidas, o poco literarias. Siempre que leo, gozo, y con el gozo de leer, Diario, doy pasos en mi formación, en mi adiestramiento ante el blanco, expectante, de la pantalla (19:39:24).

domingo, 13 de mayo de 2018

13 de mayo de 2018. Domingo.
ASUNTOS PÚBLICOS

Columna a la intemperie, en Zadar, Croacia. F: FotVi

-Es verdad que ni soy político ni entiendo de política. Además, me carga el tema -y el lema- de la política. Es como una piedrecita en el zapato o una brizna de polvo en el ojo. Cojeo y bizqueo cada vez que, en elecciones o en las tertulias que no cesan, he de tragar tal potingue. Pero sí soy un ciudadano, que, con su voto y voluntad, interviene colateralmente, a veces, en los asuntos públicos. Y que oye hablar de algunas cuestiones candentes y enredadas de política, como el tan manoseado y deslucido asunto catalán o el del vivo e interesante tema de las pensiones, con los ancianos subidos al grito y a la pancarta, y tirando del puño en alto que parece querérsele escapar del brazo. Pero se queda en el grito. Es decir, siempre andamos metidos en similares borrascas y ciclones, o ciclogénesis perversas. Todo es monotonía y repetición de las horas del reloj, y de las, a veces, desgraciadas acciones de personas de este u otro signo, sicópatas de la política, amanuenses de lo irracional. Todo es repetir la mala historia que no nos deja caminar, que nos va poniendo obstáculos en el camino. Ayer habló Torra, el que será presidente de la Generalidad, y salió por los mismos cerros de Úbeda que sus antecesores; se metió en camisas de once varas independentistas, y, con todo mi respeto, le auguro que saldrá escaldado. Dio el pego al pueblo catalán y al resto de los españoles. Con solo la escopeta de su palabra, nos dio a todos un tiro en el pie, y en el corazón. ¿Y yo -o tú- qué puedo hacer? Aunque no soy político ni quiero saber de política, esta vez voy a decir: «¡basta!». Un «¡basta!» -político- de pancarta y grito al aire; pero que no se oirá, porque en este país, Diario, el silencio que trata de acallar a la verdad se oye siempre más que la misma verdad (19:21:06).

viernes, 11 de mayo de 2018

11 de mayo de 2018. Viernes.
GRIS

Paseo romántico por el río, en Murcia. F: FotVi

-Miro el día y es gris: contaminado, pues, de tristeza. Tristeza rara, como de poeta romántico. Pues es este un romanticismo hecho de tiras negras, de tazas de té heladas. Luego, Diario, se abre el ojo húmedo del sol y lo redime todo, como un ungüento milagroso -un santo crisma-, que ungiera las cosas y las salvara (20:16:01).

jueves, 10 de mayo de 2018

10 de mayo de 2018. Jueves.
UNA VIÑETA

Los que quedan, tras una cruz. El Roto. El País

-Hoy me voy a detener en una viñeta de El Roto, en El País. Una viñeta es como un fotograma, que recoge un momento más o menos importante -recuerdo imborrable, quizá- de nuestras vidas. Se trata de cuatro hileras de nichos con cruz -negros y tristes- en un cementerio envuelto en silencios, y que, sin embargo, es un grito que se desgarra, alarido abierto. La muerte, aunque sin gritos, siempre es bramido, cólera desatada. Y sobre todo, si es muerte violenta, criminal, imprevista, muerte de disparo -humeante el cañón de la pistola aún- en la nuca. Y además con las flores del llanto de las viudas, y de los niños que de pronto tocan la orfandad, y de todas las madres, que quedan sin abrazos que dar al hijo, huérfanas ellas del hijo. Creo que la viñeta hace referencia al último asalto de ETA a la democracia, en Cambo-les-Bains. «Dejo de matar -se dicen-, de extorsionar, de causar temor, y se me perdonan todos mis pecados, quedo absuelto de mis fechorías». En la viñeta se lee: «¡Ahí queda eso! Dijo el último etarra señalando al camposanto». Es algo parecido a lo que escribió Adonis, poeta sirio, de la ciudad histriónica de los rascacielos: «Nueva York, / mujer, estatua de mujer / que alza en una mano un harapo llamado libertad, / una hoja de papel que llamamos historia, / mientras con la otra estrangula a una niña / cuyo nombre es Tierra». Eta es eso: hace una declaración, que, mientras habla de paz, estrangula a las víctimas, las disuelve en la cal del olvido, y queda a la espera de ser aplaudida. Pues no habrá aplauso, Diario, al menos, mientras no pida perdón a las víctimas, y se dejen juzgar los que aún están fuera y que, entre rejas, quizá les diera por meditar sobre el mal que han hecho a la sociedad, y a su tribu; sobre todo a su tribu, enrojecida por tanta sangre inocente (18:33:35).

miércoles, 9 de mayo de 2018

9 de mayo de 2018. Miércoles.
EL ORDENADOR

Ojo avizor, del ordenador. F: FotVi

-Tengo delante el ordenador, con la pantalla abierta como un ojo inmenso de gigante, que me mira y me inquieta. ¿A ti, no? Me inquieta, porque no sé qué hay detrás de esa mirada: si odio, si amistad, o si solo fisgona curiosidad. Escribo palabras y el ordenador las recibe, como una hoja de libreta, en silencio y con ojo avizor. No dice nada; solo cuando me equivoco, que se pone rojo de rabia, y tengo que corregir. Pienso y corrijo. Y entonces da un paso atrás y queda a la espera de otra nueva palabra; como una ostra que comiera perlas, sin copyright, de otra ostra. Y así escribo, Diario: con el miedo en el cuerpo, por si llegara un momento en que el ordenador no quisiera más palabras, sino a mí, y, por su ojo inmenso de gigante mirón, me tragara como una palabra más y me dejara en su disco duro, terrible y diabólico, cruel, como la perla en la ostra, nadando en su materia gelatinosa, en un para siempre sin fin (19:28:13).

martes, 8 de mayo de 2018

8 de mayo de 2018. Martes.
OPTIMISMO

Llora la lluvia, en mi balcón. Murcia. F: FotVi

-Hoy no me despierto martes, sino mayo, y florido. Como la Pascua florida. Soy un producto de la liturgia del tiempo. De igual modo que hay albaricoques mayeros, hay personas con mente de mayo, es decir, gozosas, fecundas, líricas. Emite cantos el mirlo, y zurea la paloma, y los gorriones revolotean feroces. Ayer pasé un mal día: un riguroso y rijoso dolor alargado desde el cuello al hombro; estuve todo el día triste, sin ganas de nada, como perro apaleado. Hoy, durante la noche, y tras algún remedio casero -de los que usaba mi madre-, ha desaparecido. Alguien me dijo: «Ve al médico», yo dije: «¿Para qué?». Y pulvericé el lugar del dolor con un antiinflamatorio tópico, y he amanecido sin dolor, y con una risa de música de rock, ruidosa y convulsa, con alas. Es decir, la vejez se cura con la medicina del optimismo y un poema que prenda en la esperanza. A eso de las cinco de la tarde, llueve con truenos y granizo; el granizo llama en los cristales de mi balcón, yo le abro y pasa, helado y ruidoso; una pequeña piedra de granizo se derrite ante mis ojos. La veo temblar, como «una lágrima furtiva». Mientras, los políticos ensayan palabras ofensivas, unas más hirientes que otras, para decírselas -«¡Que se jodan!», Diario, a los pensionistas que, en la puerta del Gobierno, claman por sus pensiones; clamor que no escucha, que solo oye (19:22:13).

lunes, 7 de mayo de 2018

7 de mayo de 2018. Lunes.
INSTANTES DE LIRA

¿Versos en el jardín?, en Murcia. F: FotVi

-Muerdo un limón y el amargor me rebasa las comisuras. Me sale por los lados de la boca, como nieve blanca. Ya lo decía el sabio: «Todo lo blanco salva», y entonces deseé que nevara en mi corazón. Y nevó; nieve con forma de poema: “Estamos condenados / a matar el tiempo: así morimos / poco a poco». Octavio Paz ha nevado en mi corazón, y lo ha amueblado, Diario, de palabras bellas y blancas, palabras hermosas de cisne con instantes de lira en el cuello (19:10:02).

domingo, 6 de mayo de 2018

6 de mayo de 2018. Domingo.
PERDÓN

Pensativos, o con dudas, Mingote. ABC

-Se me pone un nudo en la mirada, y en el alma, cuando contemplo al clero vasco pidiendo perdón por los asesinatos de ETA. Pedir perdón, tan evangélico, tan franciscano (de Francisco), y, sin embargo, tan estremecedor. Me pregunto: pedir perdón, ¿por qué? ¿Mataron, secuestraron, extorsionaron ellos? ¿O es que se negaban a celebrar sufragios por aquellos a los que -vecinos de sus iglesias- asesinaban los suyos? ¿O es que, cuando ocurría la muerte de un inocente, miraban para otro lado? ¿O es que estaban conformes con que unos movieran el árbol y otros cogieran las nueces? Me coso con un imperdible la nariz para no oler mal. Hay tufo de tortugas podridas al alrededor de cierta iglesia vasca. Determinada fe, a veces, también apesta: la fe individualista, egoísta, encerrada tras los muros de una iglesia, del terruño, de la tribu. La endogamia de la fe es contraria a la luminosidad y apertura del evangelio, a su universalidad. Jesús nos dejó un solo mandamiento original, excelso: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». Todos, incluso el no nacido allí, el maketo vilipendiado. La iglesia no es ideología, sino amor. Está bien, Diario, que pidan perdón; yo se lo doy, y las víctimas, quizá, y Dios, desde luego, ¿pero se han perdonado ellos a sí mismos? Quemo mis dudas y creo que sí, que se han perdonado, o es lo que han intentado hacer -sin tiempo apenas- en esta ocasión solemne e irreversible (18:40:15).

viernes, 4 de mayo de 2018

4 de mayo de 2018. Viernes.
DOS KILÓMETROS

Contraluz, en mi paseo. Murcia. F: FotVi

-Me santiguo y salgo a pasear. Luego, vuelvo y me santiguo de nuevo. Es como entrar en un paréntesis de claridad que guarda mis pasos. Mis pasos torpes y lentos ya, mis pasos que no andan, que solo avanzan dudando. «Protegido -me digo- por dos signos, que hablan de muerte, de derrota, y que, para mí, sin embargo, son de protección». Una protección que quizá solo esté en mi cabeza (Nietzsche), pero que me ayuda a dar un paso tras otro, como hormigas que se sucedieran en una larga fila, hasta rendirse en los dos kilómetros. Ahí me detengo, respiro, y cierro el paréntesis en mi habitación. Paréntesis, Diario, con el que acaba mi aventura de andar veinte minutos cada día, y que, al fin, vienen a ser dos kilómetros -más, menos- de vida, o de ilusión de vida (20:32:07).

jueves, 3 de mayo de 2018

3 de mayo de 2018. Jueves.
UN DÍA FELIZ

Tocando el azul, en Murcia. F: FotVi

-Salgo temprano y la ciudad se me hace fotografía en los ojos. Veo ancianos que entran y salen del hospital Reina Sofía: entran encorvados y salen con papeles, y con tos, pero animados. Monto en el bus, que me lleva hasta la Glorieta, y, vestida de flores, hallo allí a la primavera. Los aspersores riegan los jardines con gotas de luz, que mojan. Un contraluz. La plaza del Cardenal Belluga es una bella algarabía de adolescentes, que, con asombro en los ojos y algún distraído, escuchan la historia barroca de la piedra hecha torre y frontispicio, maravilla arquitectónica. Entra una pareja de extranjeros a la plaza y hace ¡oh! Miran y fotografían, y siguen leyendo su guía y admirándose. Caminan embebidos. Voy a Bankia y no me atienden, hay algo que no funciona. Leo en algún medio que, en este banco, todo está patas arriba. Pues qué bien. Yo me pondré patas abajo y correré para apartarme de su entorno. Vuelvo a casa en el autobús y entonces caigo que hoy es día de mercado; me lo pateo y salgo ileso de él; es decir, no compro nada. Diario, un día feliz (19:45:11).

miércoles, 2 de mayo de 2018

2 de mayo de 2018. Miércoles.
FANTASEAR DESPIERTO

Nave espacial, en el jardín. Murcia. F: FotVi

-Hace siglos (años) que no veo una película en un cine comercial. Me aburren las de ahora mismo, llenas de técnica y maldad, o tísicas de argumentos. Todas se resuelven con mucha sangre o mucha cama. Pegan un tiro y salta del lugar donde impacta como un colibrí de sangre que llena toda la pantalla. Y lo mismo en la cama, donde jadea, en estertores barrocos, hasta el mismo silencio de la sala. Es decir, enseguida se ve que todo es mentira, que todo es sobreactuación, que todo está hecho de cartón piedra informático. No hay vida, se esfuma la tensión, y solo vive la parafernalia visual. Por eso me refugio en los films viejos, que no zarrapastrosos, de la época dorada del cine. Cuando alguien quedaba solo ante el peligro y lograba vencer al peligro, y el que adquiría fama por matar -sin matarlo- a Liberty Valance. O el del pueblecito español que se llena de quimeras, porque iban a llegar unos americanos a sacarles de sus penurias, de sus carencias. Entonces, el cine, Diario, me hacía soñar, y reír, y llorar, y tocar las estrellas, y, montado en bicicleta, elevarme sobre las cosas y pasar pedaleando ante la luna con E.T. a mi lado, aquel extraterrestre tan tierno, tan frágil, que huía de los científicos y de la policía, y que me hizo caer en el embrujo de poder fantasear, y llorar, despierto (19:47:45).

martes, 1 de mayo de 2018

1 de mayo de 2018. Martes.
EL TRABAJO

Orfebrería en piedra, Los Jerónimos. Belem. Portugal. F: FotVi

-El trabajo y la fiesta; o el trabajo y la ceremonia. Toda acción humana tiene su religión, con un manual de liturgia, que la hace celebrativa y ordenada. También el trabajo. El trabajo tiene sus fieles y su sacerdocio; fieles, los obreros, y su sacerdocio, los sindicatos. Y hoy es el día de su fiesta. A la que la iglesia se ha unido con su propia liturgia y un obrero insigne, San José, el que trabajaba la madera y la hacía silla para el descanso o mesa para la comida familiar, o puerta por la que entrar y salir, y tras la que proteger la intimidad. La intimidad, ese don de la independencia y libertad humanas, ese don de la oscuridad iluminada. Hoy, día del trabajo, se echan a la calle los que no trabajan, o -salvo honrosas excepciones- los que presiden y cortan la tarta. Es decir, unos hacen el trabajo y otros la fiesta, con reivindicaciones que suenan a verdaderas y fundadas, quizá. La liturgia exige que haya pancartas, gritos y puños en alto. Los puños en alto son la negación de la mano abierta, del saludo, del abrazo. Creo. Yo no digo que esté mal; solo que con el puño cerrado es difícil liar el cigarro de las diez y media, cuando el desayuno, o escribir una carta de amor. Yo prefiero las manos libres y abiertas, para poder estrecharlas o poner un ladrillo aplomado, y, si estás con los hijos, echar una cometa al cielo, para que vuele y traiga sueños insólitos y atrape al aire y lo vaya entregando a través del hilo que lo sostiene. Yo, en el día de hoy, me quedo con José de Nazaret y con mi padre, que fue sindicalista y, sin embargo, no dejó de trabajar: lo hacía, Diario, hasta en invierno, con las manos agrietadas por el uso de la cal: que quemaba y rajaba la piel, sin compasión. Lloraba de dolor y trabajaba, y nunca lo oí maldecir, solo mirar al futuro (11:18:15).

domingo, 29 de abril de 2018

29 de abril de 2018. Domingo.
ALABANZA SERENA

Plegaria de la rosa, en el jardín. Murcia. F: FotVi 

-Domingo y oración, o plegaria humilde, alabanza serena. En la  misa. Oigo cantar a un pájaro y elevo, en su canto, mi oración dominical a Dios. Yo, como Einstein, creo en el Dios de Espinoza, el filósofo holandés, que decía de Dios: «Yo no quiero que creas en mí, quiero que me sientas en ti». Es la creencia mística de San Juan de la Cruz y de tantos santos, como el de Asís, que vieron en las cosas sencillas del mundo a Dios: no en los grandes e incensados -adulados- templos, sino en la chabola del pobre, en la favela miserable, en el amor de una madre por su hijo, que respira junto a su pecho. Dios está en el inmenso santuario de una hoja de acacia o de una gota de agua, en su rezo, en su emoción por existir, en su excelsa insignificancia. «No me busques fuera, no me encontrarás. Búscame dentro, ahí estoy, latiendo en ti». ¿Para qué buscarlo fuera, si anda como pulsación en mis ojos, en mis manos, en mi corazón, tan débil y, sin embargo, tan amante? Esta mañana, Diario, he rezado con el credo de Espinoza, y se me ha colado una pequeña luciérnaga, luminosa, en la oración, y, con ella, he dado gracias, he hecho comunión con Dios (19:20:12).

sábado, 28 de abril de 2018

28 de abril de 2018. Sábado.
CREAR PALOMAS

Respirando, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy sábado, día de luz y mirlos, una mala noticia: muere el niño Alfie Evans, el que vivió unos días más de los dictaminados por un juez (dios), que se equivocó. Su padre Tom Evans, lo ha anunciado así: «Mi gladiador ganó su escudo y sus alas, a las 02:30… absolutamente desconsolados». Doloridas, pero esperanzadas palabras. Ganó sus alas, al modo de la paloma o el ángel, ya que las palomas deben ser el lado visible y lírico de los ángeles, o el aleteo angelical que se oye. Me entristece su muerte, Diario; pero me libera su vuelo, su aleteo vigoroso en el país de lo trascendente, donde Dios entiende de vida y de alas, y de pequeños sueños, como el de Alfie, que se duerme, para seguir viviendo (12:01:18).

viernes, 27 de abril de 2018

27 de abril de 2018. Viernes.
POEMAS EN SAN PEDRO DEL PINATAR

Recitando poemas, alentando, en San Pedro del Pinatar.

-Ayer, en San Pedro del Pinatar, se nos apareció el ángel de la gratitud. En la presentación de mi libro Y atrapé el viento, este ángel anduvo entre el público y en la mesa; es decir, en la sala y en la presidencia. La presidencia la ocupábamos la Alcaldesa, Visi -aquí en San Pedro, sí acuden los políticos a eventos  de cultura-, Paco Illán, y un servidor. Yo, desde la presidencia, miraba a los ojos de la gente que estaba en la sala, y veía ojos húmedos de emoción y gratitud. E interés. Se leían poemas y se hablaba de poesía. ¡Qué extraña y fantástica cosa! Yo, desde mis adentros, miraba mis ojos, y los veía llenos de nubes y también agradecidos. Nubes lluviosas, inconteniblemente acuosas, maravillosamente inundadas. Veía y no creía. Por unos versos, tanta expectación. Y me rendí -también- al agradecimiento. «Gratitud con gratitud se paga», me dije, y seguí oyendo recitar unos versos, que, en boca de María José y de Charo, parecían de otro mundo, tan hermosos los juzgaba. Luego, la firma de ejemplares -lo más aniquilador de todo-, se alargó dos horas: una eternidad sublime. Me temblaban las manos y las letras, pero me alentaba el viento, el soplo, el neuma detenido en la palabra del poema. En el poema respiraba dos veces. En el poema vivía. Y así, en esta tensión, pude finalizar las firmas, y los recuerdos, Diario, tan vivos y excitantes en este día de palabras, que seguían atrapando el viento (19:31:43).

miércoles, 25 de abril de 2018

25 de abril de 2018. Miércoles.
EL JUEZ (dios)

Abrazado a su madre, Catedral de Liubliana. Eslovenia. F: FotVi

-Vino el aliento y le sopló la vida, al niño Alfie Evans. Gozosamente, el aire entró en sus pulmones y le permitió respirar y vivir. Conectado a una máquina de ventilación mecánica desde su nacimiento, y desconectado por orden de un juez (dios) de la misma, ha seguido, sin embargo, inhalando vida, bebiendo supervivencia, y, abrazado a su madre, ha podido dormirse en paz. Percibiendo, a la vez, el olor purificador y especial del cuerpo de su madre. En ellas -en las madres- se halla el calor de Dios, «que parecía no estar / y en aquella estancia estaba», se atrevió a decir el poeta. Menos mal, Diario, que el juez (dios) no puede prohibir que una madre coja a su hijo -aunque sepa que va a morir- y lo abrace, hasta poderlo hacer cuerpo de su cuerpo y vida, en su vida (12:12:25).

martes, 24 de abril de 2018

24 de abril de 2018. Martes.
ALICIA

Con Alicia, en la madriguera. F: FotVi

-Ayer salí y compré cinco libros. (Día del libro, me dije). En total, cinco euros. O sea, baratos. ¿Quién no lee libros a estos precios? He de decir que eran libros viejos, cansados, pero aún con ánimo de ofrecer bellas e inquietantes historias a sus lectores. La librería se llama Mandrágora; es el nombre de una planta que, al ser arrancada -es parte del mito- llora con tal fuerza que su llanto es fatal para quien la escucha. (Harry Potter y la cámara secreta). Uno de los libros que he adquirido es de Balzac; otro, de Larra; otro, de Miguel Ángel Asturias; otro, de Cela; y el último, de Lewis Carroll: Alicia en el país de las maravillas. (Lo tengo varias veces repetido, pero no a la mano). Me sumerjo en su lectura; y, así, con Alicia, oigo hablar, por vez primera, a un conejo, que dice: «¡Dios mío, Dios mío, voy a llegar tarde!». Alicia y yo, en ese momento, no le dimos importancia; pero, cuando vemos que el conejo se saca un reloj del chaleco, lo mira y echa a correr, hasta precipitarse en una madriguera que había al pie del seto, nos dijimos: «¡Esto es admirable!». Y ambos, sin pararnos a pensar cómo saldríamos de ella, nos metimos en la madriguera. Y por la madriguera andamos, contemplando cosas sorprendentes, que un día, si para entonces no he perdido la ilusión de narrar historias, Diario, prometo contarte (19:19:17).

lunes, 23 de abril de 2018

23 de abril de 2018. Lunes.
ÁRBOLES LITERATURA

Hojas de libro, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Primero fue semilla que, del pico de un pájaro, cayó a tierra, y, animada por la voz de la lluvia, despertó árbol, y hoja de libro, y rasgueo de pluma de escribir. Un árbol, pues, revestido de hojas de libro, donde se pudieran leer aventuras del Quijote o versos de Shakespeare, y algún que otro hermoso soneto de Quevedo. Árboles literatura; o árboles lenguaje. Con pájaros, que alegren la lectura. Y el niño que miraba este milagro desde abajo, dijo al amigo: «Ayúdame a subir al árbol y así podré leer; y te contaré». El niño del árbol se durmió leyendo, y soñó que él también era hoja de libro. Y que, hoja desprendida del árbol, caía al suelo, donde el niño de abajo, pudo leer, y hablar de libros con el de arriba; y así, entre los dos, vislumbrar nuevos mundos, lejanos y mágicos, perversos unas veces, alegres otras, siempre atrayentes y sugestivos, imprevisibles. Primero, pues, fue la semilla y luego, el árbol (soñador de hojas de libro), y, más tarde, nacidas de él y encuadernadas las hojas, fue el libro, donde se dan cita las palabras y en ellas si silabean las más bellas fabulaciones: regalo del lector, que, para que haya libros, sueña conservar los bosques, y libros, para que subsistan autores y lectores, y niños que, subidos al árbol, puedan enviar hojas al amigo, que espera, abajo, deseoso por leer y poder tocar la luz en el libro, y, con la luz, Diario, la sabiduría, y los silencios que la siguen, y la utopía, o el color de las hojas del libro que tú desearías escribir (12:08:35).

domingo, 22 de abril de 2018

22 de abril de 2018. Domingo.
LA TIERRA

Polvo enamorado, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Toco la tierra, la saboreo con el tacto, y, al morderla en sus frutos, me sabe «a madre su bocado». Hoy es el día de la madre Tierra, la que llevo en mis huesos, en mi sangre, en mis dedos. Ella me da la vida, como un acontecimiento inteligente, versátil, libre. Amo la tierra, Diario, porque de ella vengo, en ella estoy, y a ella volveré redimido, y con la fe de que, al fin, seré (¡oh Quevedo!) «polvo, mas polvo enamorado» (17:58:33)

sábado, 21 de abril de 2018

21 de abril de 2018. Sábado.
NUBLADO

No importa, la primavera sigue. En Murcia. F: FotVi

-Un sábado nublado, es un medio sábado, o un sábado con luces de farola, enferma, de invierno. Los sábados se han hecho para ser relucientes; y, con un periódico en la mano, y mientras tomas un café en la terraza de un bar con las piernas cruzadas, dejar libre la mente y que roce las visiones y las fantasías más hermosas. ¡Ah, libre la mente, Diario! ¡Y el corazón! Como el humo del cigarro o el globo que escapa de las manos del niño, y se marcha por el reino de las nubes, saludando desde arriba, y, desde allí, vendiendo sueños imposibles (18:23:39).