13 de mayo de 2018. Domingo.
ASUNTOS
PÚBLICOS
Columna a la intemperie, en Zadar, Croacia. F: FotVi |
-Es
verdad que ni soy político ni entiendo de política. Además, me carga el tema -y
el lema- de la política. Es como una piedrecita en el zapato o una brizna de
polvo en el ojo. Cojeo y bizqueo cada vez que, en elecciones o en las tertulias
que no cesan, he de tragar tal potingue. Pero sí soy un ciudadano, que, con su
voto y voluntad, interviene colateralmente, a veces, en los asuntos públicos. Y
que oye hablar de algunas cuestiones candentes y enredadas de política, como el
tan manoseado y deslucido asunto catalán o el del vivo e interesante tema de
las pensiones, con los ancianos subidos al grito y a la pancarta, y tirando del
puño en alto que parece querérsele escapar del brazo. Pero se queda en el
grito. Es decir, siempre andamos metidos en similares borrascas y ciclones, o
ciclogénesis perversas. Todo es monotonía y repetición de las horas del reloj, y
de las, a veces, desgraciadas acciones de personas de este u otro signo, sicópatas
de la política, amanuenses de lo irracional. Todo es repetir la mala historia
que no nos deja caminar, que nos va poniendo obstáculos en el camino. Ayer
habló Torra, el que será presidente de la Generalidad, y salió por los mismos
cerros de Úbeda que sus antecesores; se metió en camisas de once varas
independentistas, y, con todo mi respeto, le auguro que saldrá escaldado. Dio
el pego al pueblo catalán y al resto de los españoles. Con solo la escopeta de
su palabra, nos dio a todos un tiro en el pie, y en el corazón. ¿Y yo -o tú-
qué puedo hacer? Aunque no soy político ni quiero saber de política, esta vez
voy a decir: «¡basta!». Un «¡basta!» -político- de pancarta y grito al aire;
pero que no se oirá, porque en este país, Diario, el silencio que trata de acallar
a la verdad se oye siempre más que la misma verdad (19:21:06).
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