viernes, 8 de noviembre de 2019


8 de noviembre de 2019. Viernes.
EL HALAGO

Humildad de la flor, su belleza. En Murcia. F: FotVi

-Cuando alguien me halaga –en exceso–, empiezo a dudar de quien me halaga y de mí mismo: «Ya está aquí el mal», me digo, y miro hacia mi interior. Ya que es en el interior donde se forjan el jardín de la luz o de las sombras, de las rosas o las espinas, y los castillos en el aire, en los que, al final, no existen ni princesas encerradas ni dragones, sino solo aquello que tú hayas hecho sin pompa y con trabajo, y la inspiración que confías a tus manos –el escultor, el alfarero, el albañil–, o a la mente –el pensador, el cirujano, el poeta. Dejarse llevar por el halago es permitir que dé pasos en ti la debilidad, y la tiranía de quien te halaga. El que te halaga, tal vez no quiera tu honra, sino la suya, pues te ve humillado y echado a sus pies. Hay quien halaga para ser halagado: o doy para que me des. Rousseau consideraba una desgracia que lo halagaran, pues no podía resistirse a los halagos, y en la lisonja, Diario, se veía vencido, humillado (19:07:28).

jueves, 7 de noviembre de 2019

7 de noviembre de 2019. Jueves.
GESTO DE PIEDAD

El cielo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-«Aunque vayamos al infierno, está bien que haya un cielo». Dice Borges en su cuento La biblioteca de Babel. ¿Genialidad de pensamiento? ¿Solo un bello e inquietante destello literario? ¿O bien un gesto de piedad para los condenados? Un servidor cree que se trata de las tres cosas: genialidad del genio, destello literario de su gran literatura y, por su ascendencia cristiana, la piedad: o esa liberación del alma del mal que, a veces, la estremece. En la tierra del infierno (que según Camus son «los otros»), el escritor de palabras «copiosas, fantásticas y agitadas» –también Borges–, desea un cielo claro y magnánimo para los que son luz y paz sin oscuridades, libres. Luz y paz, Diario, que solo se logran en un cielo de amor y pureza, de donación y clemencia, con Dios, alentando, inspirando (19:18:39).

miércoles, 6 de noviembre de 2019

6 de noviembre de 2019. Miércoles.
FLAUTA AFINADA

La fragilidad y la rosa, o la flauta y el concierto. Torre de la Horadada. F. FotVi 

-Dios y yo estamos en sintonía, creo: Dios es la batuta y yo soy el concierto, un concierto de flauta, humilde pero voluntarioso. No sería capaz de interpretar el Concierto para flauta dulce de J. S. Bach, pero sí dar alguna que otra nota, sin que chirríe la música. Un servidor es la flauta que reza y trabaja, que escribe alguna línea y sueña, y no tiene miedo a la muerte, y un poco más a la vida. Son notas estas que he bebido en los evangelios, esos libros que nos hablan de Jesús y de las andanzas de su corazón. Recorría caminos y decía palabras, que todos entendían. Hablaba de amor y, cuando se encontraba con el pobre, la piedad le caía de las manos, piedad que curaba las heridas. Y de las miradas, que sanaban el alma. Nunca se le vio reír, pero sí llorar. Por el amigo muerto –Lázaro– o cuando desde la cruz decía: «¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!» Para de inmediato rectificar y confiarse a él: «A tus manos encomiendo mi espíritu». ¡Qué bien sonaba, en el concierto del dolor, la flauta de Jesús! A ese concierto, Diario, y durante toda la vida, se ha querido incorporar un servidor, y ser así –sin desentonar–, flauta afinada, según la voluntad de Dios (18:03:24).

martes, 5 de noviembre de 2019

5 de noviembre de 2019. Martes.
LA MEJOR VENGANZA

Una cotorra en televisión, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Luego del debate, con la cabeza hecha una estampida de pájaros volando, me preguntan quién ha ganado, y digo: «El que no ha perdido». Es decir, un servidor que se acostó a las 23 horas y cogió el sueño de inmediato. Me vino un bostezo y caí en él, fulminado por la modorra. Mientras en el debate unos decían y los otros no escuchaban, yo caí en el éxtasis de la pereza más dulce, la de la plácida ensoñación. Porque en todos estos debates, unos dicen: «bla bla bla», y los otros escuchan lo que quieren, o pasan de largo, como el silencio junto a una tumba. Un servidor irá a votar, es deber de todo ciudadano, y votaré en conciencia: no por lo que he oído, sino por lo que yo crea y decida qué es lo mejor para mi país. Contra la mentira de tantos políticos, la mejor venganza es el voto. Un político inglés (D. L. George) dijo que «la papeleta es un puñal de papel». Un puñal, que, en el silencio de la urna, Diario, mata sin hacer sangre, y sabe contra quién va (18:53:33

lunes, 4 de noviembre de 2019

4 de noviembre de 2019. Lunes.
MEDIA MANZANA

Si pensara la rosa, ¿qué haría? En Murcia. F: Fotvi

-Esta mañana he desayunado media manzana, un kiwi, un café descafeinado con leche, y una tostada. Con aceite. Y he pensado en los que no desayunan. En los que piden unas monedas para tomarse un café. Pero  antes –perdón por la inmodestia– he rezado, y le he pedido a Dios –delicadamente, sin forzarlo– que se acerque a la tierra y ponga paz y armonía en ella, y en vez de espadas, que haya «podaderas», como profetizó Isaías, para que así se acaben las batallas y fenezcan las miradas perversas; es decir, que nadie muerda a nadie con dientes de lobo. Yo no he probado esa dentellada, pero debe ser terrible y muy dolorosa, sobre todo por ser humana. Decía John Steinbeck (autor de Las uvas de las iras: una hermosa odisea de las personas que buscan en California «la tierra prometida» y no hallan más que desprecio y frustración), que: «toda guerra es el fracaso del hombre como ser que piensa». «¿Qué harían la libélula o la mariposa si pensaran? ¿Y los silencios de la rosa y el árbol? ¿Y la caridad del agua?», me he dicho. El mundo, quizá, sería otro: más sereno, más encarnado, más lúcido. Sería como el remanso en el río o el aleteo de la paloma que, al atardecer, busca su nido para alimentar y dar calor a sus crías: salivando la comida, Diario, que es como un lenguaje trasmitido de pico a pico, maternalmente comulgado y luego dado también en comunión a su cría, en un perfecto y tierno regurgitar (12:34:25).

domingo, 3 de noviembre de 2019

3 de noviembre de 2019. Domingo.
VESTIDO DE DOMINGO

El silencio de la luz, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi 

-Despierto y me veo vestido de domingo, como cuando era niño. Allá en Molina, en la calle Honda, donde todos cuidaban de mí: madre, la tía Rayos, la vecina, mi padre. Y yo, el centro de todo; sin saberlo, todos pendientes de mí. Los domingos me vestía mi madre con el pantalón de tirantes y la marinera nuevos, y me mandaba a la iglesia. «A estar y hablar con el Señor», me decía. Y allí estaba yo, hablando y hablando sin parar y deseando oír al Señor, que siempre callaba. Cuando volvía a casa le decía a madre: «¿Por qué le hablo al Señor y él nunca me contesta?» Y mi madre, juiciosa y con una sonrisa, me decía: «Porque él siempre habla en silencio; silencio que solo escuchan los de corazón bueno». Y de aquellos domingos llego a estos domingos, con el recuerdo de mi madre y sus palabras. Con el recuerdo de su aldeana y humilde sabiduría, de gran claridad y sencillez. Sabiduría de la que yo, ahora, Diario, todavía me nutro, como si bebiera, inclinándome, en la fuente de la vida (18:31:39).

sábado, 2 de noviembre de 2019

2 de noviembre de 2019. Sábado.
CIRCUNSTANCIA AMOROSA

De la muerte a la vida, en el jardín. F: FotVi

-Un día emboriado, con los difuntos deambulando por mi mente, que también anda emboriada, enlutada. Francisca, Vicente, mis padres; Javier, Consuelo, Alfonso, mis hermanos; todos ellos mis difuntos. Ellos, pues, mi circunstancia amorosa. Lo que en esta vida he amado con más intensidad y emoción. Como decía Baltasar Gracián, he sido amado porque amé. Y en ellos encontré, con el amor, mi libertad. Y en la libertad, Diario, logré la paz (18:18:16).

viernes, 1 de noviembre de 2019

1 de noviembre de 2019. Viernes.
CORONAS FÚLGIDAS

Auras leves, etéreas. Torre de la Horadada. F. FovI

-Si vas al cementerio y te fijas bien, con los ojos del espíritu, verás una enorme cantidad de auras que flotan sobre las tumbas. No son coronas de flores, que suelen poner la ostentación, el alarde, la vanidad; sino auras leves, etéreas, que las produce un aliento, un soplo quizás, algo divino. Hoy, día de todos los santos, esas coronas fúlgidas, hechas de destellos y cilicio, donde Dios trabaja la joya, acentúan su esplendor. Brillan más. Son las coronas de los santos anónimos, de los santos del día a día. El de tu casa, el del camino. Los santos que no están en un altar de iglesia: esa «enorme multitud», que vio San Juan, «de todo pueblo y nación, tribu y lengua, y tan numerosa que nadie podría contarla». Son los santos sin devotos que les recen, sin mitras que los exalten, pero que vivieron las bienaventuranzas de un modo sencillo y luminoso, según la voluntad de Dios. Tu madre, la mía, el padre, el hermano, el «pobre pobre», como lo llamaba Neruda. El que quizá en la tierra oliera mal, pero que murió en olor de santidad, y que solo Dios acertó a pasar a su lado y percibir ese olor, tan limpio, tan de lavanda celestial. Estos eran los que «gritaban con gran estruendo: “La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero”». Estos eran los que «vestían las túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmera», como los vencedores de la gran y bella batalla de la vida. ¡Los santos del día a día, Diario! Dios les dio refugio junto a su trono, para «nunca más tuvieran hambre ni sed, ni les quemara el calor del sol» (19:08:35).

jueves, 31 de octubre de 2019

31 de octubre de 2019. Jueves.
VERANILLO

La ternura en el agua, mirando. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hemos vuelto a un segundo veranillo de San Miguel, o de los Arcángeles, o del membrillo. Hoy, 28º; y mañana, 29º. Anoche tuve que sacar los brazos de debajo del edredón: me ahogaba. El calor. Fue un modo de pedir auxilio. En la vejez, en su soledad, se pide auxilio con gestos, no con voces: grita, y nadie la oye. Recuerdo que, cuando vivía mi madre, en la noche, yo la oía y ella a mí. Así sabíamos que ambos estábamos, que no nos habíamos ido. La sola respiración nos tenía unidos, y avisados. Ahora, no. Nadie oye mi respiración ni mi grito; si acaso, solo las paredes frías e insensibles de la habitación. Que no oyen. O si oyen, se lo callan. A veces me digo: «¡Si hablaran las paredes!» Y las miro, las escruto, las araño. Pero nada: siempre callan. Decía Kafka que «cada hombre lleva en sí una habitación». No pesa; se lleva en la cabeza como una presencia muda, inquietante, demoledora, a veces. Un servidor, cuando se siente solo, piensa en un ser querido –en Candela, por ejemplo– y entonces me acompaña su evocación: así lleno mi soledad, la colmo. En ella, la ternura me mira, la miro, y me invade. Y se hace trigal en mi soledad. Trigal con amapolas y pájaros, y compañía. El verano –veranillo– ha vuelto y se queda hasta el domingo, anuncian los meteorólogos. Pero antes, Diario, viviremos Halloween, sin miedo, con humor, en soledad: o con el silencio de Dios insistiendo en la noche (12:04:20).

martes, 29 de octubre de 2019

29 de octubre de 2019. Martes.
EL LIBRO OLVIDADO

Naciendo de la nada, en el arenal. F: FotVi

-Parafraseando a Michel E. Montaigne, humanista, diré que las palabras son mitad de quien las escribe y mitad de quien las lee. Es como pasar la luz de una boca a otra, en una comunión de destellos. O morder una manzana por dos bocas a la vez, ambas comen de la misma manzana, pero con un trozo distinto. Aunque de un mismo sabor.  Es lo que ocurre con la lectura: yo escribo, tú muerdes –lees– y el sabor es el mismo o parecido. Tú saboreas conmigo, lo que yo he escrito. Escribir es un modo de hablar en silencio. Decía Jorge Luis Borges que: «Una biblioteca es una especie de caverna mágica llena de difuntos. Y pueden ser devueltos a la vida cuando abrimos sus páginas». Leer para darle vida al libro, cuando abrimos sus páginas: o el milagro de la resurrección –aleluya– del libro olvidado, con el polvo del tiempo en su lomo y la carcoma mordiéndolo, hasta que llegas tú, lo abres, lees, y los salvas (19:00:24).

lunes, 28 de octubre de 2019

28 de octubre de 2019. Lunes.
URTICARIA

Langosta estudiando una encuesta. Lopagán. F: FotVi

-Casi todas las semanas las encuestas me dan en los ojos y me los llenan de vacío, un vacío desolador. Sin pájaros ni ríos, sin cigüeñas en las torres de Castilla, y la pobreza insistiendo por las calles, que hacen más trágico este vacío. Las encuestas no dan soluciones al estado de cansancio y corrupción de la sociedad, sino que agravan un poco más, si cabe, este desaliento y perversión que ensombrece nuestras vidas. ¿Dónde están los políticos? «Su misión es solucionar problemas y no causarlos», me digo, y la desesperanza empieza a llenar este vacío. La desesperanza, el agua fría que inunda nuestros pensamientos, y quita vibración a nuestros actos. La encuesta es una mentira, que alguna vez –pocas– acierta. Mentira con números y tantos por cientos, que, cuando llega el momento, o se queda corta o se pasa. Qué temeridad fiarse de las encuestas. Yo, Diario, no tengo fe en las encuestas; como si me rozara con una ortiga, me dan urticaria, y risa (18:38:57).

domingo, 27 de octubre de 2019

27 de octubre de 2019. Domingo.
DESENREDAR ENSUEÑOS

La idea y el candelabro, la palabra. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Si escribo, descanso, y si no lo hago, me fatigo. Me cansa –me aburre– el no hacer nada, como el niño que, si no juega, no vive. Si no juega, el niño no está; desaparece. Y si un niño no está, es como apagar la vela encendida de la vida. Para mí escribir es jugar a desenredar ensueños, a ponerles alas y echarlos a volar. Mientras no veo al ensueño elevarse y planear, no me libero de la fatiga, y es que con la fatiga me invade la orfandad, el desencanto, la desilusión. Como el niño sin juegos, desaparezco y me convierto en sombra de mí mismo. Tengo los pensamientos tan cerca, y las palabras tan a mano, que no puedo por menos que coger los pensamientos y hacerlos palabras, en verso, en prosa, y así encauzar las dos aguas del mismo río: las ideas, y las palabras. Como decía Camilo José Cela: «Para escribir solo hay que tener algo que decir». Las palabras están ahí, Diario, ponles una idea, déjalas volar, elevarse, y tocar, como un destello cegador, la libertad (17:55:33).

sábado, 26 de octubre de 2019

26 de octubre de 2019. Sábado.
VIVIR EL DÍA

Saliendo de la noche, en Murcia. F: Fotvi

-Me despierto y veo una semicorchea (nota musical) volando por la habitación como una polilla atraída por la luz. Pero dudo. ¿Es corchea o es una polilla? Todavía pestañeo. Como la crisálida, me cuesta salir del epílogo del sueño. Despertar cada mañana es un milagro. Y dar el primer paso, y sonreír ante el espejo, y, lleno de perplejidad, ver salir el sol, y sentirte vivo. Hago aleteos con la esperanza y me vuelve el vuelo. Voy a vivir el día. Con la fe del niño que da su primer paso, voy a hacerlo mío. Y, si me dejan, compartirlo. En un verso, lleno de luz y desprendimiento, dejó dicho Pessoa: «No quiero rosas, con tal de que haya rosas». Miro, Diario, y no era una nota musical lo que volaba por la habitación, sino una polilla; polilla que venía a darme los buenos días, como animal de compañía: otro milagro (19:18:21).

viernes, 25 de octubre de 2019

25 de octubre de 2019.
EL JÚBILO DE LA JUBILACIÓN

No mariposa, pero sí hormiga voladora. En Murcia. F: FotVi

-Dicen que, si una mariposa te roza o pasa por tu lado, es señal de buena suerte: así, en abstracto, sin señalar, sin deletrear qué suerte es. La suerte, o esa fuerza misteriosa que determina que ciertos hechos y circunstancias imprevisibles se desarrollen de una manera positiva o negativa. En este caso, parece que positivo. Pues esta mañana, una mariposa, o esa levedad que vuela, que silabea su presencia en el aire como si dudara, se ha posado en el cristal de la ventana de mi estudio. Pero, al instante, cuando iba a fotografiarla, ha levantado vuelo y se ha marchado. Como ha llegado se ha ido: sin hacer ruido, con la discreción de lo humilde. Y he vuelto a mis asuntos: escribir, leer, tratar de que me oiga Dios; es decir, rezar, y, de paso, estudiar. Todavía sigo en estos menesteres, como un colegial más. Estudio, como remedio contra la vejez y la soledad, y contra la pérdida de claridad al pensar. Ejercito mi cerebro, como hago con el cuerpo. Si ando todos los días unos kilómetro –el 2 es un número vario–, ¿por qué no hacerlo con el cerebro? Y me pongo e hinco los codos, y así, Diario, toco el júbilo de la jubilación, no me quedo vacío y seco, como un árbol sin savia; es decir, intento vivir una segunda, o tercera, o cuarta juventud, que –jubiloso– ya voy por ahí (18:39:34).

jueves, 24 de octubre de 2019

24 de octubre de 2019. Jueves.
UN JARDÍN DE AÑOS

La cuerda del violín, resistiendo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me acaban de dar un consejo: «Plántate: decide no cumplir más años». Y me lo estoy pensando. Los años son una hermosa carga, si no te aqueja alguna enfermedad impertinente y brumosa. De esas que te van devorando por dentro. De las que mastican tus entrañas y te matan. Sin embargo, plantarse es decir no a la vida, y a la vida hay que dejarla que acabe sus vuelos. A un servidor le gusta volar, siempre que haya árboles donde tomarse un descanso. Los chinos, que son tan prácticos y versados, suelen decir que «solo en la actividad desearás vivir cien años». Yo, cada noche, dejo algo sin concluir para el día siguiente. Un poema, una texto, una palabra escrita a medias, una coma que poner; se trata de pasar la noche en expectativa, esperando el nuevo día para acabar lo que dejé incompleto ayer. Así duermo y sueño, y hay veces que, al despertar, tengo un montón de ideas esparcidas por la cama que recojo con cuidado y las voy acomodando en el ordenador, como si coleccionara mariposas. Pues como decía Schopenhauer, el filósofo: «El hombre vulgar solo piensa en cómo pasar el tiempo; el inteligente, en cómo aprovecharlo». Hoy, Diario, he cumplido años, muchos, un jardín de años, pero sigo empeñado en seguir aprovechándolos, hasta que me falten vuelos (19:13:23).

miércoles, 23 de octubre de 2019

23 de octubre de 2019. Miércoles.
FRÍO

En otoño, la lluvia es fría. Murcia. F: FotVi

-Pasada la segunda gota fría, asoma un sol débil y menesteroso, que apenas calienta, pero alivia. Porque el calor ha dado paso a las bajas temperaturas, y el sol, cuando se tiene, es un buen abrigo protector. Me pongo en el lugar de ese mendigo que me alarga la mano y pide una ayuda. Miro sus ojos y, en ellos, se adivina su tristeza. Sus vestimentas también son tristes, haraposas, y, tan escasas, que dan frío. «Y no ha llegado aún el invierno», pienso. El frío es el látigo que flagela a la pobreza. Pienso: «Abría que calentar las monedas antes de darlas al pobre, para no helarlo más». ¡A veces es tan mísera nuestra limosna! Entonces le digo: «Tome, cómprese unos guantes», y le sonrío. El anciano, pobre, me mira con sorpresa, me devuelve la sonrisa, y me dice: «¡Dios se lo pague!». Plegaria que hace tiempo que no oía. Y un servidor, Diario, se marcha bien pagado, con Dios en un cheque extendido por el pobre  (18:50:41).

martes, 22 de octubre de 2019

21 de octubre de 2019. Lunes.
COSAS

Cosas desapercibidas, a las que amo, en Murcia. F: Fotvi 

-Esta mañana, al despertar, he pensado en cómo me mira, en silencio, el mundo que me rodea. Es una mirada insistente, minuciosa, que taladra, que penetra en mí y descubre lo que soy, hasta dar con esos silencios que quedan detrás de uno, como una sombra  que te huyera, pero estando. En el mundo de las formas, todo te mira; las más de las veces, sin parpadeos, pero examinándote, averiguando tus movimientos, cómo late tu corazón, cómo se mueven tus manos, qué te alegra y qué te entristece. Me levanto y miro la mesilla, donde están el reloj, el icono de la Virgen y una cruz, a los que, cada mañana, toco y beso, y el Libro de las horas, el despertador. El que cuenta las horas de mi sueño. Cosas que están ahí, y que, sin rechistar, me vigilan y ayudan, en silencio, con la discreción del servidor fiel y cauteloso. Luego están la máquina de afeitar, la ducha, la silla, el ordenador, los libros de la biblioteca, que están sin parecer estar, y que, sin embargo, son parte de mi vida. Los libros, mis maestros, los que me abren caminos, los que ponen aleteos a mis sueños, los que me cuentan lo que ha pasado y lo que está por venir. Son mis alas de águila con las que toco las alturas. Como ocurre con las personas que me cuidan, que siempre están ahí, y por estar, y aunque las amo, paso de largo muchas veces y no caigo que son el bastón en que me apoyo y por el que puedo dar pasos sin caer, y, si caigo, levantarme. Doy gracias al cielo, Diario, por estas cosas pequeñas y cotidianas, que me hacen vivir y soñar, y, a veces, volar (18:31:41).

domingo, 20 de octubre de 2019

20 de octubre de 2019. Domingo.
ALELUYA, Y AMÉN

Peldaño a peldaño, casi tocando el cielo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El domingo es aleluya, y amén. Domingo, o resurrección; es decir, aleluya. Y amén, o aceptación; y la razón es que creo en lo que dicen las Escrituras. Lo creo e intento vivirlo, aunque, como diría San Juan de la Cruz, en medio de noches oscuras, lóbregas, pero de «amores inflamado». Y así, sucede que amo a Dios, con ternura, y al prójimo, como a mí mismo, con piedad. Del mismo modo que tengo, a veces, piedad de mí, la tengo de igual modo del prójimo. En mi juventud era más del dogma; ahora soy más del que, como Jesús, toca al leproso y le manda no decirlo a nadie. Es decir, soy más humano, pues, con la tierra entre los dedos, intento tocar a Dios, y se deja, como al amigo al que acaricias, humilde y con ojos de misericordia, haciéndose, Diario, como en Belén, Dios de la pobreza (18:49:42).

sábado, 19 de octubre de 2019

19 de octubre de 2019. Sábado.
LLUEVE AZUL

El azul te mira, en paz. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy llueve azul, pero es lluvia que no moja, solo embellece, sosiega, se hace éxtasis que eleva. Digo azul y se me llenan los ojos de libros abiertos con páginas que hablan de dicha e inocencia, de paz y claridad. En el azul vivimos y nos movemos, como el cielo en el mar o el lirio de agua junto a los lagos. El azul es el vestido de la virginidad, de la integridad, de la fidelidad. La libertad también se viste de azul. Si estos días te detienes en Cataluña, verás que nada es azul, ni siquiera el cielo que se cuela por el marco de la ventana y con el que ayudas a tu respiración, todo es color de hoguera y ceniza, de adoquín y humareda, de odio y manejo. Quieren una república, pero desordenada, sin mano ni timón; república de mar alborotado, sin tranquilidad y sin cabida para el saludo y el beso, para la expansión. No se divierten, se apedrean. Los menos; pero lo permiten los más. Como en la película Los Pájaros, en la que, de pronto, cualquier ave es un enemigo del que hay que huir: todas se han vuelto agresivas y de pico asesino, todas se tiran a matar. Me gustaría, que, en cualquier momento, Cataluña reflexionara (¿hay algún ave de rapiña que tenga capacidad de pensar?) y se acercara al que piensa contrario y le diera su amistad y su confianza, en azul. No el hedor a cosa quemada, sino el limpio azul, con el que cielo, esta mañana, Diario, me ha llovido, embelleciéndome y elevándome, por un momento, sobre todo lo que es feo y herrumbroso, como el odio, que mueve adoquines y los lanza sin piedad contra el otro, aunque sea un hermano (18:44:18).

viernes, 18 de octubre de 2019

18 de octubre de 2019. Viernes.
¿DÓNDE ESTÁ LA PAZ?

De la espina, la florecilla, como un gesto de piedad. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Creo que estamos perdiendo la capacidad de asombro, de caer en el bello cielo de la ensoñación. Nada nos impresiona: ni el fuego ni las balas, solo el deseo de sobresalir, como espectros, o de entre las llamas de un incendio o tras el caño de agua de la manguera. Vivimos, no de ilusiones, sino de aceleraciones: la aberración nos persigue. O el sentimentalismo. El sentimentalismo es la daga que mata a la razón. Y sin razón, nos invade la locura, como un río de egoísmo maligno y enclaustrado que solo sabe expresarse con furia y odio. Barcelona y otras ciudades catalanas están viviendo una diarrea perversa de sentimentalismo, que no es ternura ni piedad, sino destrucción, desolación. ¿Dónde está la paz? A quien corresponda, le digo, Diario, que así no podemos seguir, no se puede vivir del susto y la tensión continuas, de la algarada y el fuego destructor. ¡No! (18:58:59).