domingo, 10 de octubre de 2021

10 de octubre de 2021. Domingo.
ME LLUEVE DIOS

Luz y silencio, en Casa Sacerdotal. Murcia, F: FotVi

-Salgo del sábado y me lleno de domingo: me llueve Dios. En un mundo cada vez más desafecto, más hostil hacia el hermano, más cruel, Dios se me llueve llorando, y me dice: «¡Amaos!» Pero apenas hay quien le oiga; solo unos pocos escuchan sus palabras, y, haciendo un silencio íntimo, entrañable, las hacen crecer en su corazón. Dice de Salomón el sabio: «Supliqué y se me concedió la prudencia, invoqué y vino a mí un espíritu de sabiduría». Es decir, la prudencia como germen, como origen –manantial que corre– de sabiduría. Mientras invocas, esperas, y en esta espera o adviento de plegaria y súplica, te llega la sabiduría. Te invade como una raíz beneficiosa. Entra en tus entrañas y las puebla de luz y juicio, de madurez; algo, dice Salomón, que preferí a los cetros y a los tronos, a la salud y a la riqueza, y su resplandor no tiene ocaso, con ella me vinieron todos los bienes, pues había en ella riquezas incontables. La sabiduría es, en sí, la trasparencia de Dios, el esplendor, la huella que él deja en las cosas. En este mundo de ruidos extraños y voraces, violentos a veces, relativos otras, Dios nos habla, y nos dice, Diario, que amemos, que en el hermano despojado silabea y luce su presencia, su estela divina, la verdad de su reinado (11:48:54).

sábado, 9 de octubre de 2021

 

9 de octubre de 2021. Sábado.
CASA DE PAZ

Luz e iglesia, desde la Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Ayer, como un acontecimiento de luz, se rompió la monotonía. En la Casa Sacerdotal apenas sucede nada, a no ser el día a día reconocible, invariable, tremendamente repetitivo, tenaz. Somos, eso sí, casa de paz, litúrgica (quiero decir que se reza), de pasos lentos y de mentes, felizmente, despejadas. Todavía. Aunque alguno se alimente con pasta fina y yogures, o desayune y cene media manzana, con algo más. Es la parquedad, la mesura, una cierta ascética. O la discreta moderación. Hay –también– quien lee mucho y bien, y quien sale, en estos tiempos de pandemia, a pasear por el jardín, sin olvidar el móvil, que es sobria y eficaz compañía en la soledad. Pues ayer, digo, se rompió la monotonía, surgió la agitación, llegó la iglesia diocesana a pedir nuestro voto. Se renovaba el Consejo Presbiteral, el que acompaña y ayuda al Obispo en la toma de decisiones. El Consejo Presbiteral es algo así como El Consejo de Estado, pero sin remuneración, sin estipendio, sin chollo; es como el Senado del Obispo. Ante el Vicario General, votamos, papeleta en alto, eligiendo a tres miembros para este organismo de la iglesia. Con la bendición de nuestro voto, salió elegido el jefe de esta casa: don José Manzano, al que deseamos, en su nuevo quehacer de consejero, una fructífera y útil gestión. Y recobrada, Diario, la dulce, pausada y veterana monotonía de la Casa, me confío a Dios, para que todo en la iglesia sepa a evangelio, y que, con Jesús, cure y santifique, y siembre esperanzas, y viva en el amor, como la abeja vive del polen de la flor, o como la sombra nace de la luz (12:34:32).

viernes, 8 de octubre de 2021

8 de octubre de 2021. Viernes.
CÁRITAS DENUNCIA
 
El túnel de la pobreza, símbolo. Göreme. Turquía. F: FotVi

-Usted coge 6 ceros, y los coloca tras una cifra, un número –por ejemplo, el 6–, y esta cifra, pequeña, inocente, desvalida, tiritona, se hace grande, insólita, tentadora. Estamos hablando de los ceros que dan forma al millón. Y un millón es una cosa seria, que inunda los ojos, que pone latidos nuevos en el corazón, que ríe al tiempo que llora. (Ejemplo: Si la lotería llamara a su puerta). El millón se escribe con 6 ceros, y si se trata de personas, y de pobreza, estremece. Un informe de Cáritas denuncia que «en este año y medio de pandemia se ha producido un ensanchamiento de la pobreza en nuestro país». Ensanchamiento, dice, como si un universo infinito abriera sus alas y te abrazara. «Las personas en exclusión severa superan los 6 millones de personas»; es decir, una tribu inmensa que bracea y respira en las colas del hambre, o bajo el techo sin paredes del puente, o en el racimo que forma su cuerpo cuando se pliega sobre sí en el banco del parque y calienta sus sueños al raso, refugiado en los cartones de la miseria: es la exclusión severa, la pobreza rampante, la que se viste de harapos, la que va añadiendo ceros a la cifra inicial inocente, simple, de cuaderno de niño, del 1, del 3, del 6. Hay algo de martirio en esto, de descenso a los infiernos, de herida social. Jesús, sin embargo, Diario, viviendo la pobreza, elevó al pobre a la categoría de bienaventurado, le sacó de la humillación y le prometió ver a Dios, como predestinado y amigo, como hijo que llora y al que hay que consolar, besando con temblor sus llagas (17:47:46).

jueves, 7 de octubre de 2021

7 de octubre de 2021. Jueves.
MUCHO AMOR, SIEMPRE

Mesilla de hermosos recuerdos, conmigo. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Imaginen una mesilla de noche; en su parte superior, un crucifijo, un icono de la Virgen con el Niño y un rosario extendido sobre la cruz. El rosario es un sudario de oración donde se apilan palabras, y lágrimas, y recogimiento. El rosario es el resumen de los misterios de nuestra fe: los del gozo, los de la luz, los del dolor, los de gloria. Emociona escribirlo. El rosario –en sus misterios–, se hace villancico; es decir, visitación y nacimiento, pastores y esperanza, silencio festivo, amanecer clamoroso de la pobreza, liberación; también se hace viático: o sea, pan y vino, y mesa donde compartirlos, eucaristía, Cristo que se da comida, ágape, con regusto divino; además se hace agonía y muerte, y calvario, y cruz, y sangre que lava y redime, manantial de sacramentos; y, por fin, se hace aleluya, júbilo, resurrección, muerte vencida, aparición, Espíritu Santo que alienta, triunfo, ascensión a los cielos, gloria. Es el credo hecho susurro, plegaria íntima, monotonía amorosa, el credo de los sencillos de corazón, los que verán –¿o ya lo ven?– a Dios. Hoy, día de Nuestra Señora del Rosario, Diario, recuerdo esta mesilla, donde venero los objetos que mi madre más quería: el crucifijo de mi ordenación, un icono con la Virgen y el Niño, y su rosario, gastado de tanto pasar avemarías, silabeándolas, repitiéndolas una y otra vez, hasta bajar a Dios a sus labios, y allí, hablarle, besarlo, con lágrimas, a veces, con mucho amor, siempre, con delicadeza de hija (17:45:31).

miércoles, 6 de octubre de 2021

 


6 de octubre de 2021. Miércoles.
EL SUEÑO DE LA CANASTA

Aro de baloncesto, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Se va Pau Gasol, un hombre grande en lo físico y en lo moral. Es grande en lo físico: cuando salta buscando el aro, parece que toca el cielo, se le enredan los brazos en las nubes, deja su huella marcada en el azul. 2.16 metros de estatura, alguien que ausculta el cielo. Y en lo moral; he oído decir de él: «Su legado es enorme, deja un espíritu, un estilo de hacer las cosas, y unos valores». El espíritu es el que arrastra a la persona a conseguir la perfección, o a destruirla. Pau Gasol ha dejado en sus comportamientos un espíritu de superación, de equilibrio, de respeto, de libertad, difícilmente superables. No digo que fuera santo, que tal vez; solo digo que fue un hombre de bien, y que su gran estatura no asustaba, al contario, atraía. Aunque tuvieras que escalar para darle la mano. Y es que donde se conjugan honestidad, compasión, gratitud, fidelidad, trabajo, triunfa el ser humano, y se ausenta el Leviatán que a todos nos asalta alguna vez. Se deja admirar y querer, y, cuando aparece, se ve que le cae bien el traje; o sea, lo que dicen de él, lo que asombra –embeleso ante la estrella– de  él. Como dice un refrán popular: «Si tienes miedo a volar, jamás alcanzarás el cielo». Recuerdo que, en mi juventud, jugué al baloncesto. En el Seminario. Mi equipo, el Lepanto. Jugaba de base, durante 7 años. Bajito yo, nunca metí una canasta, aunque lo intentaba; pero armaba bien el juego, decían. Era mi cometido. El último día, tras ser ordenado sacerdote y sin avisar, mis compañeros me cogieron en volandas, mi alzaron hasta el aro, me dieron un balón, y, por fin, entre aplausos, pude alcanzar mi sueño: meter una canasta. Reía, entre lágrimas. Entonces recordé los versos de San Juan de la Cruz: «Mas el amor fue tan alto, que le di a la caza alcance». El amor de mis compañeros, Diario, me hizo volar, hasta dar a la caza alcance: el sueño de la canasta (17:51:14).

martes, 5 de octubre de 2021

5 de octubre de 2021. Martes.
AVERÍA

Islas griegas, desde el avión. Vuelta de Turquía. F: FotVi

-Ayer, con Facebook, Instagram y Whatsapp averiados, se apagó el mundo. Estos sistemas de comunicación dejaron de servir, y se notó su caída, se sintió su evaporación. Un problema de DNS, dicen los expertos: acrónimo este de “Domain Name Sysrem”, que significa: «Sistema de nombres de dominio». Su ADN. Su material genético. Como se ve –para los que no entendemos de informática– un galimatías. Pero un galimatías por el que, en un instante, y sin necesidad de palomas mensajeras, ni cables, ni caballos voladores –Pegaso–, nos comunicamos con el mundo, y en ellos expresamos nuestros sentimientos, llenos de miel o hiel; es decir, nos informan e informamos. ¡Qué hermoso es hablar y que te oigan! Aunque haya en las redes sociales –tristemente– escupitajos y cloacas, también existen palabras que van y vienen, y consuelan e iluminan, y dicen versos y conforman poemas, y son júbilo de la madre distante y emoción del niño que oye la voz de su padre y hace que salte todo su ser de felicidad, y, aunque toda la infancia sea un vuelo, se le ponen los huesos a volar, extensión en la que crece. Ayer, durante unas horas, nos quedamos sin mensajero que nos entregara el recado, la carta certificada. El mensaje que nos dijera: «La vida sigue, ilusiónate, aún hay sueños que dar y recibir». Ayer, Diario, sin la fuerza que da el DNS, se paró el correo, se desvalijó la informática: sin ser entregada, lloró la correspondencia (17:45:56).

lunes, 4 de octubre de 2021

4 de octubre de 2021. Lunes.
IRENE, LA QUE DA LA PAZ

Lirios para el altar, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Viajé a San Javier a ser padrino de Irene. Irene ayer recibía el sacramento de la confirmación. Con su hermano Mario, fue monaguilla en la iglesia de San Blas, en Santiago de la Ribera. Irene y Saray alegraban el altar. Ponían florecillas silvestres, bucólicas, en la liturgia que, a veces, toca, roza el acontecer de lo sagrado. Ayer Irene era confirmada en la fe; la fe que Dios le infundió en el bautismo, cuando aún no sabía decir «sí creo», ni «amén», ni «gracias», ni «perdón», ni «amigo». Cuando solo alcanzaba a mirar absorta, con el puño en la boca, lo que ocurría su alrededor. Ayer, cuando ya empieza a conocer el significado de estas palabras, la iglesia la revistió de gracia; el Espíritu Santo la invadió, como una gota de aceite invade el papel sobre el que cae. Sin ruido, pero con gozo, orientando, como una brújula, su juventud. El dedo del obispo, empapado en crisma, signó su frente con una cruz. (El crisma es un óleo hecho con aceite y perfumes, para que, como diría San Pablo, «desprenda el buen olor de Cristo»). Desde ayer, el buen olor de Cristo debe ser tu estela, Irene; olor que se notará en tus buenas obras, impregnando así el ambiente donde tú estés. ¿Mi papel? Al ir a recibir la confirmación en su fe, puse la mano en su hombro y pronuncié su nombre; nombre que, al decirlo, parecieron saltar palomas de mi boca, llenándolo todo de paz. Irene significa, Diario, «la que da la paz», la que crea armonía, la que hace acorde, la que une música y gracia: el don de Dios (11:13:45)

sábado, 2 de octubre de 2021

 

2 de octubre de 2021. Sábado.
RESEÑA
-Ayer, Francisco Javier Díez de Revenga logró emocionar mi vejez. En el diario La Razón aparecía la reseña de mi último libro Me detuve, y toqué el silencio. Sacó su pluma y se puso a escribir cosas hermosas sobre el libro. El título de su reseña es todo un aliciente para seguir leyendo lo escrito por Francisco Javier y pasar, del texto del catedrático, al libro del autor. El título es una llamada a su lectura: Recuperamos al poeta de los símbolos. Ahí lo dejo, amigos; si así os parece, saboreadlo.


(09:59:46).

viernes, 1 de octubre de 2021

1 de octubre de 2021. Viernes.
EL BOSQUE, INTRANSITABLE

Perdido y hallado en Roma, el otro bosque. F: FotVi

-Ayer salí a andar por la ciudad y me parecía ir esquivando árboles que se movieran. El bosque, intransitable a veces, de la calle. Tan concurrida estaba la calle Trapería. Como el ciego del evangelio al que Jesús le devolviera la vista, veía yo sombras, sombras vivientes, locuaces. Y es que ya apenas fijo la mirada en las cosas; el hecho de contemplar y ver las cosas moverse me produce vértigo. Es decir, hace envejecer más mi vejez. Cuando camino, me parece ir dejando tras de mí un bello rastro –pero cansado– de ancianidad. Aunque trato de estirarme y parecer que ando sin las muletas de la senectud, de la longevidad. Me apoyo en mi mente y ella me sostiene; pienso: «El pensamiento no envejece», y despierto a la fe, que me ejercita en vuelos, y al amor, que me rejuvenece. Y así doy pasos firmes, aunque piense que en cualquier momento estos pasos me puedan tirar al suelo. Pero me instalo en la esperanza, y en ella, Diario, me aseguro las alas para el vuelo del día a día, y, subido al amor de Dios, intento andar por sendas de verdad y justicia, y de paz, y de cercanía con los hermanos, que son el cuerpo espiritual de Dios, cuerpo en el que se hace visible, tocable, y, cuando el llanto se lo permite, risueño, a veces (10:33:55).

jueves, 30 de septiembre de 2021



30
de septiembre de 2021. Jueves.
NO TODO ES MÚSICA

Lago de Genesaret, lugar de Esperanza. Israel. F: FotVi

-Sale el sol y se enreda en  las ramas de la casuarina, árbol gigante que crece y florece frente a la ventana de mi estudio. Como el pino, sus hojas tienen forma de acículas, son como agujas vegetales, que no pinchan, solo viven y purifican el aire contaminado. Es un árbol originario de los antípodas, Australia, Nueva Zelanda. Sus ramas, con el viento, producen un sonido musical, que apenas trasciende, tan suave es, tan de violín tocado por manos invisibles. Ángeles –pienso– se ocultan entre sus hojas y las hacen vibrar. Y se oye sonar –casi lo percibo– el L´autunno, el otoño de Vivaldi. Aunque en el día a día que vivimos no todo es música, hay desgarro y desconcierto. La subida de la luz, el paro juvenil, la desidia del gobierno, su intemperancia. Su inacción. Ahora dicen que Sánchez vuelve a La Palma; en apenas dos semanas, tres viajes. ¿A qué? Casi dos años de pandemia y no se ha acercado a un hospital, a una residencia de ancianos, no ha tenido un gesto de cercanía, de vecindad con el dolor, es un vago, un indeciso de la piedad. Nada le duele, nada le apena, o eso parece; sin mascarilla o con ella, siempre se aparta del camino por el que camina con dificultad la gente que viste harapos, la tribu que sufre, la sufriente horda encerrada en su pobreza. Pido a Dios, Diario, que se arrepienta y crea en la política, la que soslaya los espejos y se centra en los problemas, la que ama a su pueblo y no lo explota y divide, la que salva al que más lo necesita, sin complejos de grandeza, con la humildad del poderoso, que hace, sin aparentar que hace (18:54:48).

miércoles, 29 de septiembre de 2021

 29 de septiembre de 2021. Miércoles.
TRISTEZA INFINITA

Flor de pasión, en el jardín. F: Illán Vivas

-Leyendo mis citas de autores, las que guardo como oro en paño en un cuaderno de anotaciones, doy con una de Luis Cernuda, que dice: «Pero, como el amor, / debe el dolor ser mudo». La mudez consiste en tener palabras en la mente y el corazón, y aun en los signos, pero no en la boca. La boca calla y hablan los gestos, las manos. Y los ojos –vivos y locuaces, radiantes– que los acompañan. El que aclara con las manos lo que dicen los labios, es como el prestidigitador que saca palomas –aleteos, sueños, lejanías– del sombrero. El amor, a veces, se dice con una flor; el dolor, con lágrimas. Son el lenguaje del silencio que ama o sufre, y que a veces, para ir más lejos y rozar quizá el más allá, reza. El que reza llena de silencios vivos, dinámicos, el silencio de Dios, que escucha, y, tras escuchar, habla al corazón. Yo también rezo, Diario, por el dolor callado del niño abortado, dolor que no oyen sus padres ni los que negocian con sus restos, ni la sociedad, ni el médico –muerte, terror, miseria– que lo tritura, que lo muele. Es el drama de los que no pueden gritar, porque los callan; no les han dejado hablar: tristeza infinita (18:00:12).

martes, 28 de septiembre de 2021

28 de septiembre de 2021. Martes.
LA TORRE

La luna brilla y alegra la oscuridad. Desde la Casa Sacerdotal. Murcia, F:FotVi

-Al fin ha caído, vencida por la fuerza bruta del volcán la torre de la iglesia de Todoque: «Dios la ha dejado ir», dice alguien, y llora. La torre de la iglesia de San Pío X ha sido derribada, no por el odio, como tantas otras veces ha ocurrido –y ocurre–, sino por la fuerza irracional y torrencial de la naturaleza. El volcán es incapaz de odiar, solo actúa según una ley natural e impasible que lo guía y alienta. Según el presidente del Cabildo de La Palma, la lava «ha arrasado una de las señas de identidad de Los Llanos de Aridane». La torre derribada, seña de identidad; es decir: la firma riente y airosa de la población, por la que será recordada y reconocida. Una sencilla torre que era luz y signo, y sacramento de salvación para el necesitado y vestido de harapo, derribada por la incontinencia seductora de un volcán. Pero como también ha dicho el Presidente del Cabildo: «Aunque se lleve nuestros símbolos, vamos a ser más fuertes que el volcán». Los símbolos pueden caer, pero el espíritu que representan, no. Lo que es barro, vuelve al barro; mas el aliento, el espíritu del ser humano, el soplo divino que dio vida y sueños –aleteos– al barro, permanece. Recuerdo haber oído en El Señor de los Anillos: «No es la fuerza del cuerpo lo que importa, sino la fuerza del espíritu». Es hora, pues, Diario, de despertar al espíritu, ponerlo en pie de amor y esfuerzo, y convertir en oro –fortuna, hermosa furia, caudal de inventiva– lo que en este momento es escoria que destruye; que esta lava no devaste también los sueños y las esperanzas, la imaginación hacendosa, constructiva, la voluntad de volver a ser, y estar (19:06:29).

lunes, 27 de septiembre de 2021

27 de septiembre de 2021. Lunes.
LA HOJA SE VISTE DE FLOR

Otoño -la hoja se hace flor- en Zagreb, Croacia. FotVi

-Vestido el paisaje otoñal de nostalgia, de lances románticos y hojas caídas, amanece más tarde y el sol adelanta su ocaso; es decir, se empequeñece el día y se agranda la noche, dejando así más tiempo para que se aviven los ensueños y se pueda tocar, casi, la utopía. Como dijera Albert Camus: en la segunda primavera del año, el otoño, la hoja se viste de flor. Si la primavera es profecía de abundancia, de esplendor, el otoño lo es de retiro, de contemplación. Ayer domingo asistí a misa, para llenarme del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios es luz, es profecía, es, por tanto, adviento, espera, posibilidad. María, desde el momento en que recibe la noticia de que va a ser madre del Hijo de Dios, es profecía, hasta que da al Hijo como luz al mundo. En ese momento deja de ser María Adviento para ser María Madre; deja de ser anuncio, predicción, para ser maternidad que besa y abraza al Hijo, y, en sus rodillas, lo cambia de pañales. La profecía que ella era, se ha hecho realidad en el Hijo, al que amamanta para que no llore y ría, y florezca. Por algo se lee en el Libro de los Números un deseo de Moisés: «¡Ojalá –dice– todo el pueblo fuera profeta y recibiera el Espíritu del Señor!» Es un deseo, Diario, que asombra y maravilla, poniendo a Dios en la claridad de la esperanza, en la que insiste en darse, en donarse amor, seducción (13:21:22).

sábado, 25 de septiembre de 2021

25 de septiembre de 2021. Sábado.
PALABRAS DE LAVA

El ojo del volcán, vigilando. F: Paqui.

-Consumo días a la velocidad de cuando niño, en el Teatro Vicente, en Molina, viendo la película Bambi, comía pipas, con los ojos abiertos como aros de cedazo, y todo mi cuerpo en tensión. Bambi, el débil cervatillo, estaba en peligro; desde que muere su madre a manos de unos cazadores es un ser lloroso y desgraciado, aunque se rodea de buenos y leales amigos, como el conejo Tambor o la cervatilla Faline. Entre todos me hacían reír y llorar; mientras, con deleite, con sabor a cine, oía el ruido casi litúrgico, rítmico, de las pipas en mi boca, partiéndose, acompañándome, deleitándome. Entretanto, ahí sigue el volcán de La Palma vomitando terror, lava que avanza con paso de tortuga, pero inexorable, demoliendo bienes y haciendas, haciéndose ella el nuevo espectáculo de desolación. Fascina y apena, hechiza y trae a los ojos un llanto contenido y hermoso, como la oración de los que han perdido sus enseres. Con palabras de lava, es decir, ardientes, pedían las gentes que lo han perdido todo: «¡No os olvidéis de nosotros; no os olvidéis!», y llenaban sus bocas de miedos, de recelos por tantas promesas hechas y no cumplidas. Un político, antes de pensar, dice una mentira, sin escrúpulos, dejando la verdad sin nada a lo que agarrarse. La verdad se la queda para él y la tritura en su interior de falsedades, interior donde arde el volcán de lo absurdo y lo cínico. Yo, Diario, pido, rezo, invoco a Dios, para que los políticos, esta vez, no se enfanguen en sus mentiras, que digan un poco de verdad y ayuden a estas gentes que lloran, que esperan, que, por no tener, no tienen ni «donde reclinar la cabeza» (18:24:20).

viernes, 24 de septiembre de 2021

 24 de septiembre de 2021. Viernes.
RECUERDOS

Desvaneciéndose el recuerdo, oscuridad, nada. Turquía, F: FotVi

-Me duermo recostado en mis recuerdos. Los mastico, los saboreo, hasta que logro dormirlos. Vivir un día es hacerlo recuerdo, convertirlo en instantánea –foto– del ayer. Mientras escribo, la palabra que mecanografío ya es pasado; la siguiente, la que estoy pensando y escribiendo es el presente, hasta acabarla; acabada será luego, después. Los recuerdos pueden llenar una vida agotada, en vías de frustración. Pero solo los bellos recuerdos, los que no borra, por bárbaros y obscuros, el instinto conservador, y libre, del ser humano. Por eso me entristece, y mucho, cuando oigo decir a alguien que ha perdido su casa –el fuego, una riada, un derrumbe, la isla de La Palma, ahora–, y que lo que más le duele es haber perdido, con ella, sus recuerdos, aquellos con los que vivió, con los que rio y lloró, con los que fue persona; es decir, con los que fue familia, librero, albañil, hidalgo o simple y respetable hortelano. Sin recuerdos pierdes las cosas que has amado, las cosas que te forjaron, las que no quieres dejar caer en esa triste nada –fría noche– del olvido. Vivir sin recuerdos, Diario, es morir a lo que has sido o soñado ser, es dejar de tocar aquello que te hizo ser lo que eres, es desdibujarte, quedar sin pasado, desconocerte a ti mismo, desvanecerte (12:35:22).

jueves, 23 de septiembre de 2021

23 de septiembre de 2021. Jueves.
SOLIDARIDAD

Solidaridad, fuente de vida. Exposición Universal. Zaragoza. F: FotVi

-En la mañana, al despertar, contemplo una mezcla de luz y tristeza, de destello y grieta, de aleteo y derrota. Como si una paloma, atrapada en el barro, se debatiera e intentara levantar el vuelo, sin conseguirlo. Me alegra ver la luz del nuevo día, tocarla, llevármela a los ojos, gozarla en los labios; pero, al poco, la gota de acíbar, la noticia adversa, hostil, el dolor humano. Ahora es La Palma, esa isla bellísima, en la que un volcán les está arrebatando lo que con sudor y lágrimas lograron poner en esas tierras, de maceta, sus gentes. El plátano, el aguacate, el viñedo, la papaya, cítricos, son fruto de sus manos hacendosas. Pero, en la desgracia, de pronto, surge la luz, la nota musical que se hace tema importante en el concierto de la vida: la solidaridad. La solidaridad es donación de uno mismo, es darse –ojos, manos, corazón– sin esperar nada a cambio. Es hacerse adversidad en la adversidad, en el llanto, ser lágrima en el otro, gemido con el gime y encuentro con el que busca. Nota de acorde en el gran acorde de la generosidad. Con la llegada de la lava en La Palma, ha brotado el jazmín de la humanidad. La gente ha entendido que, en la desgracia, se puede ser misericordia, ayuda, consuelo. Ya lo dijo Jesús: el reino es de los que dan un vaso de agua, o visten al desnudo, o dan posada al peregrino; cosas pequeñas, Diario, para una recompensa inacabable. Es decir, el amor del ser humano –solidaridad– cabe en el amor de Dios, como el anillo de boda –oro seducido– en el dedo de la esposa (12:49:02).

miércoles, 22 de septiembre de 2021

22 de septiembre de 2021. Miércoles.
EL LLANTO

La vida es volver, al beso de la niñez. F: Prensa

-Anteanoche tronó y la lluvia, briosa, dio con fuerza en los cristales. Es el diálogo de la lluvia con los cristales. La lluvia apaga fuegos; pero no volcanes. Ahí sigue el volcán de La Palma, insistente y destructivo, inmisericorde, y, aun así, asombroso. Como asombroso es el terror. El terror, a veces, es belleza. Aunque destruya. Y, cuando es devastador, lloramos. El llanto va apaciguando los fuegos del alma, los va serenando, hasta convertirlos en meditación, en un estanque de reflexión, en un simple sollozo. En un ¡ay! íntimo, que, como la brisa, ondula la superficie del alma, sus aguas tranquilas. Dices «¡Ay!» y entras dentro de ti, te encoges y descubres la dimensión de tu pequeñez; pequeñez, sin embargo, «enamorada». El ser humano, ante el desgarro de la naturaleza, se hace desgarro y llora, y, para consolar a la inocencia, al niño, imagina. El volcán también «come colegios». A los niños del colegio de Los Campitos, en el municipio de El Paraíso, la maestra, para consolarlos, les ha dicho que «el volcán está enfadado y tiene hambre». Es decir, la inocencia cabe en el álbum de la tragedia, haciéndola argumento del comic que el niño vive y lleva en su corazón. Dijo Jesús: «El que no se haga como un niño, no entrará en el reino de los cielos». Y Azorín, el del decir pulcro y sencillo, luminoso: «Vivir es ver volver»; y es que la vejez, Diario, es volver a otra niñez, la que precede al irse, la que, al otro lado, se hace acogida, encuentro, con Dios: Amor. Fe cumplida (12:21:58).

martes, 21 de septiembre de 2021

21 de septiembre de 2021. Martes.
VOLCÁN

Amanecer con fuego, belleza. Salinas de San Pedro del Pinatar. F: Prensa

-Un volcán en la isla de La Palma, que clama y echa fuego. «Como cuando ruge un león», dice un niño que lo ha oído. En la Montaña Rajada, Cumbre Vieja. En los Llanos de Aridane. Es un espectáculo grandilocuente, retórico, que causa temor, que aterra. Es el discurso, el lenguaje de la naturaleza: terrible, pavoroso, unas veces; y amable, como la mariposa que chupa el polen de en una flor, otras. Sin embargo, es hermoso siempre, hechizante. El terror nos viene de nuestras limitaciones, así como el asombro. El terror, a veces, nos fascina antes de devorarnos. Nos fascina hasta el extremo de hacernos un selfi con él, sin caer en la cuenta de que ya ha emitido más de 20.000 toneladas de dióxido de azufre, y gases dañinos, peligrosos. Que ha destruido casas, haciendas, cultivos, animales, y ha puesto otro volcán de lágrimas en los ojos. Lágrimas que, rota el alma, brotan ardiendo. Mientras, una ministra decía ayer –con harapos en la boca– que este espectáculo acrecentará el turismo. «Maravilloso», decía. Lamentable frase, incluso para la gente, que, ante el cuadro desgarrador, se asombra y bromea. «Fiesta de la naturaleza», lo ha llamado –deleznable– el presidente de Canarias. Ni es fiesta ni es espectáculo, es, Diario, desventura, gemido, pérdida, desolación. Asombro torrencial de lava. Pero, además, es esperanza, si –con Dios–, alguien ayuda, auxilia, ofrece su mano, acontecimiento que ya ha empezado a suceder, parece (19:59:30).

lunes, 20 de septiembre de 2021

20 de septiembre de 2021. Lunes.
EL JUSTO, MOLESTA

Perece el justo, no hay quien piense en ello. Isaías. F. FotVi

-Liberado –casi– de los vértigos –no así de la ancianidad, el otro vértigo–, me dispongo a seguir viviendo en paz con Dios y con el paisaje a través del cual contemplo el mundo, y me maravillo. Me maravilla el árbol, el silencio que queda tras contemplar las cosas, el estruendo de la luz, que cada día hace visible y tangible lo creado. Toco una flor y me emociona, me late su contacto. «Emoción vegetal», digo; la naturaleza llama a mi conciencia y la intenta salvar. Ayer domingo leía antes de la misa: «El justo es la acusación serena y más intolerable de la injusticia de su entorno». Es decir, el justo molesta a la injusticia, la perturba, la ofusca, y ésta piensa en su eliminación. El justo es denuncia de lo injusto, y, solo con estar y ser, lo inculpa. Dice de los malvados el Libro de la Sabiduría: «Acechemos al justo, que nos resulta incómodo… Sólo verlo da grima». ¿Será esto lo que está ocurriendo ahora en cierta España oficial, y en determinada sociedad intolerante, bronca, descarnada? ¿La que tira palabras a la cara del otro como libros destrozados, airados, encendidos? Sin embargo, Diario, yo digo lo que dice un personaje de Italo Calvino en su novela El Conde Demediado: «Es propio del hombre esperar: el hombre justo, espera con fe; y del injusto, con temor». El injusto, espera con temor, le asusta el porvenir; el justo, por el contrario, espera con fe, la que lo viste de rectitud, de equidad, y que lo hace transitar por el camino del bien, en el que se encontrará –el amor– con Dios (12:54:53).

domingo, 19 de septiembre de 2021

19 de septiembre de 2021. Domingo.
COSAS EXTRAORDINARIAS

Rosa mojada por la lluvia en el jardín. Casa Sacerdotal. Murcia. F: FotVi

-Abro los ojos y me lleno de luz, me invade la luz. Cada mañana se produce el milagro: miro, contemplo, y me percato de que vivo, en la luz. ¡Vivir, existir, ser! Cosas extraordinarias en nuestras vidas, que, por tratarse de fruta que se nos da cada día, se hacen rutina, costumbre, olvidando su valor. La vida y la libertad son las dos columnas –esculpidas, talladas, bellísimas– en las que se sostiene el edificio de nuestro existir. Sin vida, no hay libertad, y sin libertad, llora la vida, se estremecen de tristeza los horizontes. Es como estar en un campo de refugiados rodeado de alambradas, de espinos que rasgan, de carceleros –perros – que vigilan. Los ojos no pueden ver más allá de sus sueños, que, aunque cercados de cadenas, presienten un más allá –siempre lejano, intocable– en el que poner el pie. O el allá, al que no llega la mirada, pero sí el corazón. El ser libre me hace poder leer determinada prensa libre, y leo: «Me da miedo que pueda volver a repetirse la guerra civil», dice Carlos Saura, con la lentitud del anciano –90 años– que piensa y al que no le importa que oigan sus lamentos. Carlos Saura, el gran cineasta español, que deslumbró con películas como Cría cuervos, o Ay, Carmela, se lamenta de la tensión cainita –enemistad, odio, intolerancia– que hoy late en los políticos y en la sociedad en la que nos movemos. En su cabeza de versos de celuloide, de poeta de la luz y las sombras, de artífice de sueños, no cabe tal situación: se lamenta y nos lo da por escrito, con su letra y rúbrica, en el festival de cine de San Sebastián, donde ahora nos interpela, Diario, y nos pide que nos perdonemos, por favor, antes de que surjan más heridas, más odio ensangrentado (18:05:41).