30 de septiembre de 2021. Jueves.
NO TODO ES MÚSICA
-Sale el sol y se enreda en las
ramas de la casuarina, árbol gigante que crece y florece frente a la ventana de
mi estudio. Como el pino, sus hojas tienen forma de acículas, son como agujas
vegetales, que no pinchan, solo viven y purifican el aire contaminado. Es un
árbol originario de los antípodas, Australia, Nueva Zelanda. Sus ramas, con el
viento, producen un sonido musical, que apenas trasciende, tan suave es, tan de
violín tocado por manos invisibles. Ángeles –pienso– se ocultan entre sus hojas
y las hacen vibrar. Y se oye sonar –casi lo percibo– el L´autunno, el otoño de Vivaldi. Aunque en el día a día que vivimos
no todo es música, hay desgarro y desconcierto. La subida de la luz, el paro
juvenil, la desidia del gobierno, su intemperancia. Su inacción. Ahora dicen
que Sánchez vuelve a La Palma; en apenas dos semanas, tres viajes. ¿A qué? Casi
dos años de pandemia y no se ha acercado a un hospital, a una residencia de
ancianos, no ha tenido un gesto de cercanía, de vecindad con el dolor, es un
vago, un indeciso de la piedad. Nada le duele, nada le apena, o eso parece; sin
mascarilla o con ella, siempre se aparta del camino por el que camina con
dificultad la gente que viste harapos, la tribu que sufre, la sufriente horda
encerrada en su pobreza. Pido a Dios, Diario, que se arrepienta y crea en la
política, la que soslaya los espejos y se centra en los problemas, la que ama a
su pueblo y no lo explota y divide, la que salva al que más lo necesita, sin
complejos de grandeza, con la humildad del poderoso, que hace, sin aparentar
que hace (18:54:48).
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