21 de septiembre de 2021. Martes.
VOLCÁN
VOLCÁN
-Un volcán en la isla de La Palma, que clama y echa fuego. «Como cuando
ruge un león», dice un niño que lo ha oído. En la Montaña Rajada, Cumbre Vieja.
En los Llanos de Aridane. Es un espectáculo grandilocuente, retórico, que causa
temor, que aterra. Es el discurso, el lenguaje de la naturaleza: terrible,
pavoroso, unas veces; y amable, como la mariposa que chupa el polen de en una
flor, otras. Sin embargo, es hermoso siempre, hechizante. El terror nos viene
de nuestras limitaciones, así como el asombro. El terror, a veces, nos fascina
antes de devorarnos. Nos fascina hasta el extremo de hacernos un selfi con él, sin
caer en la cuenta de que ya ha emitido más de 20.000 toneladas de dióxido de
azufre, y gases dañinos, peligrosos. Que ha destruido casas, haciendas, cultivos,
animales, y ha puesto otro volcán de lágrimas en los ojos. Lágrimas que, rota
el alma, brotan ardiendo. Mientras, una ministra decía ayer –con harapos en la
boca– que este espectáculo acrecentará el turismo. «Maravilloso», decía. Lamentable
frase, incluso para la gente, que, ante el cuadro desgarrador, se asombra y
bromea. «Fiesta de la naturaleza», lo ha llamado –deleznable– el presidente de
Canarias. Ni es fiesta ni es espectáculo, es, Diario, desventura, gemido,
pérdida, desolación. Asombro torrencial de lava. Pero, además, es esperanza, si
–con Dios–, alguien ayuda, auxilia, ofrece su mano, acontecimiento que ya ha empezado a suceder, parece (19:59:30).
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