martes, 5 de octubre de 2021

5 de octubre de 2021. Martes.
AVERÍA

Islas griegas, desde el avión. Vuelta de Turquía. F: FotVi

-Ayer, con Facebook, Instagram y Whatsapp averiados, se apagó el mundo. Estos sistemas de comunicación dejaron de servir, y se notó su caída, se sintió su evaporación. Un problema de DNS, dicen los expertos: acrónimo este de “Domain Name Sysrem”, que significa: «Sistema de nombres de dominio». Su ADN. Su material genético. Como se ve –para los que no entendemos de informática– un galimatías. Pero un galimatías por el que, en un instante, y sin necesidad de palomas mensajeras, ni cables, ni caballos voladores –Pegaso–, nos comunicamos con el mundo, y en ellos expresamos nuestros sentimientos, llenos de miel o hiel; es decir, nos informan e informamos. ¡Qué hermoso es hablar y que te oigan! Aunque haya en las redes sociales –tristemente– escupitajos y cloacas, también existen palabras que van y vienen, y consuelan e iluminan, y dicen versos y conforman poemas, y son júbilo de la madre distante y emoción del niño que oye la voz de su padre y hace que salte todo su ser de felicidad, y, aunque toda la infancia sea un vuelo, se le ponen los huesos a volar, extensión en la que crece. Ayer, durante unas horas, nos quedamos sin mensajero que nos entregara el recado, la carta certificada. El mensaje que nos dijera: «La vida sigue, ilusiónate, aún hay sueños que dar y recibir». Ayer, Diario, sin la fuerza que da el DNS, se paró el correo, se desvalijó la informática: sin ser entregada, lloró la correspondencia (17:45:56).

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