27 de septiembre de 2021. Lunes.
LA HOJA SE VISTE DE FLOR
LA HOJA SE VISTE DE FLOR
-Vestido el paisaje otoñal de nostalgia, de lances románticos y hojas
caídas, amanece más tarde y el sol adelanta su ocaso; es decir, se empequeñece
el día y se agranda la noche, dejando así más tiempo para que se aviven los ensueños
y se pueda tocar, casi, la utopía. Como dijera Albert Camus: en la segunda primavera
del año, el otoño, la hoja se viste de flor. Si la primavera es profecía de
abundancia, de esplendor, el otoño lo es de retiro, de contemplación. Ayer
domingo asistí a misa, para llenarme del Espíritu de Dios. El Espíritu de Dios
es luz, es profecía, es, por tanto, adviento, espera, posibilidad. María, desde
el momento en que recibe la noticia de que va a ser madre del Hijo de Dios, es
profecía, hasta que da al Hijo como luz al mundo. En ese momento deja de ser
María Adviento para ser María Madre; deja de ser anuncio, predicción, para ser
maternidad que besa y abraza al Hijo, y, en sus rodillas, lo cambia de pañales.
La profecía que ella era, se ha hecho realidad en el Hijo, al que amamanta para
que no llore y ría, y florezca. Por algo se lee en el Libro de los Números un
deseo de Moisés: «¡Ojalá –dice– todo el pueblo fuera profeta y recibiera el
Espíritu del Señor!» Es un deseo, Diario, que asombra y maravilla, poniendo a
Dios en la claridad de la esperanza, en la que insiste en darse, en donarse
amor, seducción (13:21:22).
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