10 de junio de 2022.
Viernes.
EL TODO Y SU CONTINUIDAD
-Un número simbólico es algo así como una aparición que te dice: «Yo no
soy lo que aparento». La aparición se viste así (sin vestirse), de una neblina
trasparente. Es un es sin ser. Los
números simbólicos expresan ideas, mensajes, y aun castillos en el aire,
fantásticos, pero no cantidades. El número simbólico es nada como cantidad;
pero mucho como cápsula de otras cosas o significados. En las personas
sensibles, la calidad es más apreciada que la cantidad. Un brillante tiene más
valor que cualquier otra cosa de su tamaño. Ayer, llegué al número 2293 artículos
subidos a mi blog El Bosque Apócrifo.
En mi vida, éste no es un número simbólico, sino real. ¡Dos mil doscientos
noventa y tres veces poniéndome a decir algo ante una página en blanco! Ya hubo
quienes se pusieron ante la nada y, al intentar representarla, les nació el
cero. El cero que a tantos números reales (o naturales) acompaña. Y con valor,
si se viste de humildad. Desde la soberbia, el cero nunca hace nada. De tal
modo, que si el cero –ejemplo– se sale de la formación de 1000, y, poniéndose
delante, pretende presidir el desfile, pierde todo su valor, quedando sólo en
aro de humo, que, al menor vaivén del aire, se desvanece. Es decir, vuelve a
sus orígenes; nacido para representar la nada (el vacío), vuelve a ser nada.
Meter, pues, el concepto de nada en palabras y decirlo (con humildad) es casi
un milagro. Yo, día a día, y con una inspiración venida desde el trabajo, la
constancia, la orfebrería de escribir –la fe–, he logrado articular (nunca
mejor dicho) 2293 artículos, valga la redundancia. Crear galaxias y
colocarlas una aquí y otra allá, abigarrar los espacios ociosos de nuevos
mundos, de nuevas convulsiones poéticas. Y creo, Diario, que Dios debe andar
por ahí o por sus alrededores; por esos espacios y libertades sin fin, que
supone el escribir. Tal vez la eternidad sea eso, Diario: el Todo, conteniendo los
todos y lo más allá del Todo, y su eternidad, sin fin. ¿No? ¡Sí! (12:05:43).