4 de junio de 2022. Viernes.
NO UN DIOS SOLITARIO
NO UN DIOS SOLITARIO
-Mañana Pentecostés: fiesta del Espíritu Santo. Hay una visión teológica
de la Santísima Trinidad y otra “económica” o doméstica. Aquella que entiende
mejor el oído laico o terrenal, el oído de andar por casa. La visión teológica
es filosofía y erudición, y poco devota, aunque intervengan la santidad y
sabiduría de Tomás de Aquino. Es visión que se cae de las manos y del corazón, tan metafísica es. En la visión teológica se habla de naturaleza y personas
en Dios. Una sola naturaleza divina y tres personas con una individualidad
completa. Difícil de entender, hasta para los niños que, por percibir mejor las
cosas sin razonamiento, son más intuitivos. (Persona: las notas que pertenecen
a un individuo en cuanto singular o único). Sin embargo, la visión “económica”,
y aun la litúrgica, son más sencillas y cercanas. Hay que partir de lo que
afirma el Concilio VI de Toledo: «Dios es uno solo, pero no solitario». Dios
tiene una vida íntima que, en el amor, la hace extensiva a las tres personas
divinas y a la humanidad toda. Quien es amor, no puede sentirse bien en la
soledad de su trono celeste. La visión doméstica del misterio, pues, en vez de
meterse en teologías –que no está mal–, trata de mostrarnos la actividad de
cada una de las personas. Dios es activo en cada persona. La actividad del
Padre es el amor; la del Hijo, que es Dios y Hombre, revelar este amor y
dárnoslo como gracia en su vida; y la del Espíritu Santo, reunirnos en comunión
y unidad familiar, o eclesial, para hacer eficaz el amor de Dios en nosotros y
en nuestro entorno. De este modo, Diario, el misterio de la Trinidad es más
asequible, por quedar, en el amor, dentro de nosotros mismos. La actividad del
Padre es el amor; la del Hijo, la gracia que trasmite este amor; la del Espíritu Santo, la comunión, o
el amor recibido y participado, compartido. Sublime y bello misterio éste, inarbarcable, pero vivo (11:23:18).
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