17 de mayo de 2022. Martes.
UTOPÍA A LA QUE DAR ALCANCE
UTOPÍA A LA QUE DAR ALCANCE
-Sin llamarlo, parece llegado el verano, los calores, los días de azul y
sol, el parpadeo de luz intensa, o así lo aparenta. Pero es solo apariencia; la
primavera es más esplendor que relámpago, más destello que fuego. El inglés Bernard
Williams, el «filósofo de la moral», como es conocido, une el concepto de
primavera al de la esperanza, y así le da un contenido místico, espiritual, a
la estación más variada y bucólica del año. La primavera es el poema que comienza
al final del invierno y concluye en el principio del verano. «El día en que el
Señor creó la esperanza –dice Bernard Williams– fue probablemente el mismo día
en que creó la primavera». La primavera va revestida de sueños, es camino por andar;
como decía San Juan de la Cruz, es utopía a la que dar alcance. El verano es gavilla,
es fruto, es el acontecimiento de la recogida. La primavera es el adviento, el tiempo
en el que todo se espera, aguardando ser dátil o aceituna, o pequeña bóveda de
catedral acabada en la naranja. Muerdo la manzana o la almendra y digo: «Gracias, primavera»,
y, con deleite, saboreo su pulpa, su corazón, y en ellas toco, con la punta de la
lengua, al Creador. Dios, que está en todo, Diario, se me da en todo, también en el
dátil o la aceituna, que, sin palabras, me hablan de Dios (18:08:54).
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