19 de mayo de 2022. Jueves.
AMARÉ
AMARÉ
-Me abro al día con menos ropa y un poco más de cansancio, aunque esta especie de desaliento aún me permite trabajar. Me miro en el espejo azul del cielo y me veo más mayor y un tanto vencido, pero no tanto como para impedirme leer y escribir. Leo con ferocidad: siempre me parece que aquello vaya a ser lo último que lea. Esta mañana leo a Shakespeare, que me dice: «Ama a todos, confía solo en algunos, y no hagas mal a nadie». Shakespeare, que era sabio en las letras, lo era también en el espíritu, poseía la sabiduría del evangelio. Y es que como decía San Pablo: «El amor no se goza de la injusticia, goza de la verdad». Yo estimo que Shakespeare se habría dicho: «Si me encierro en mí mismo, pronto me faltaría el aire, y moriría por hipoxemia, amaré». De igual modo que la hipoxemia mata por falta de oxígeno en la sangre, nuestra vida espiritual muere por falta de amor. Ama, y en todo caso, si no amas, no hagas mal a nadie, aconseja el dramaturgo inglés. Decía San Agustín: «Según crece el amor dentro de ti, así crece también la belleza, el amor es la belleza del alma». El amor, en sí, es belleza; belleza, Diario, en la que Dios vive y descansa, y es Trinidad (12:42:18).
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