martes, 29 de abril de 2014


29 de abril de 2014. Martes.
TODO ES PALABRA
 
Candelabro de sol, en el jardín. F: FotVi
 
-Diario del ermitaño: lo de hace 15 días: poner la lavadora, lavar la ropa y tenderla a secar. El sol hoy es propicio, y da la sensación de ser un peregrino iluminando el color y dándole sombra, corporeidad, a las cosas. El sol es la creencia en la que estamos, sin preguntarnos por qué aparece y se va, y ni por qué nos ofrece cada día su dulce mano de luz, acariciando el tiempo, las cosas, el espacio, nuestros ojos… Sin sol, ningún cuento, ni vida, ni sueño, existirían, y, sin embargo, lo vemos, como si tal cosa, pasar. Como no se puede mirar, decimos. Y lo dejamos ir, sin más. Sólo una vez, en Petra, vi a un niño, que vendía piedrecitas de colores de las que se dan por allí, taparse con un brazo los ojos y, como a escondidas, desde debajo del brazo, mirar al sol y saludarlo. Le pregunté: ¿Qué haces? Digo adiós al sol, para que no se vaya para siempre, y vuelva. Era el atardecer y una mosca le mordía el moco en la nariz. Y ¿por qué me emociono?, me dije. Miré al niño, le di una moneda, y en el niño vi toda la sabiduría del mundo. Tender la ropa, para mí, es otro modo de hacer arte; la cuelgo con una cierta estética: lo oscuro, a la derecha; lo blanco, a la izquierda, y un cierto orden en las pinzas que, como si las suspendieran de los hombros, cogen las prendas a la cuerda. Cinco pinzas de madera (con color madera) y una, roja, de plástico; otras cinco de madera (también con color madera) y una, verde, de plástico; y la última, de madera, libre…, al hilo de la cuerda. El viento y los pájaros también son libres, y el hervir de los poemas. La libertad es el único valor que siempre puede con cualquier poder establecido, aunque sea inquisidor. Desde mi lugar de trabajo, mi pequeño cobijo o habitación, donde está todo, y todo cabe, también la cama y los libros, y los relatos y los poemas, y el silencio, y tras los barrotes de la ventana, veo el suave oscilar de la ropa tendida, y me digo que qué bien cuelga la limpieza; y saludo al sol, sin mirarlo, porque ciega, para que vuelva; como aquel niño, que miraba al sol escondiendo los ojos bajo el brazo, y no espantaba las moscas. Y me regocijo en leer a Elena Poniatowska, desconocida para mí hasta que Cervantes la sacó de su escondite literario allá en México. Y me regocijo por su gozo en las palabras. «¿Cómo iba yo a transitar de la palabra París a la palabra Parangaricutirimicuaro?», dice. ¡Las palabras! Transitar, París, Parangaricutirimicuaro, y todas dicen mundos. Por eso me digo que es verdad y belleza la petición de Séneca: «Háblame para que yo te vea». Y es que, Diario, todo es palabra, hasta el silencio, que suele decirse a sí mismo, callando (19:46:22).

lunes, 28 de abril de 2014


28 de abril de 2014. Lunes.
UN TRAJE DE SANTIDAD
 
Bendición, en el jardín. F: FotVi
 
-Vestirse de virtud es hacerse un traje de santidad. Se trata de la virtud moral, no de la virtud artística por la que se domina un oficio hasta la excelencia, aun el de escribir. Se puede ser un virtuoso del arte (de cualquier arte, también el de escribir) y no pasar de mediocre en la vida, o de medio malo, o de malo entero. Sin embargo, la virtud moral (si no es hipocresía o impostura) siempre hace personas buenas y, a veces, con categoría de perfección. Ayer, la palabra santidad se dijo en todos los idiomas, y fue ave de buen agüero por todos los cielos del mundo. Dos santos de una tacada, como dos perlas en una misma ostra, la ostra de la virtud. San Juan XXIII y San Juan Pablo II; el nombre es el mismo, los apellidos distintos. Se llaman Santos y se apellidan uno Juan XXIII y el otro Juan Pablo II. Primero, el hombre y la santidad, y luego Juan XXIII, o el profeta que vio la renovación de la Iglesia y la reveló en un Concilio, y Juan Pablo II, el que con el Concilio como bagaje, lo viajó y lo hizo buena noticia para quien quisiera darse por enterado. El uno fue elegido Papa siendo anciano ya; el otro, se hizo anciano en el servicio. Pero ambos se vistieron de virtud y fueron santos, con la gracia de Dios. Me gustaría imitarlos, ya que, como ellos, cuento con la misma gracia. Es una posibilidad. Y señalar, Diario, que los mirlos ya andan locos con su rock and roll particular y primaveral, de enamorados; el cielo, en la santidad y en la naturaleza, nos sigue bendiciendo (20:31:39).

domingo, 27 de abril de 2014


27 de abril de 2014. Domingo.
RESBALÓN HACIA EL ABISMO
 
Fe en el fruto, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy celebra la Iglesia a un personaje, Santo Tomás, que estuvo en la duda sin perder la fe. En la duda se está de igual modo que se está en la fe, «sólo que en aquel caso –el de la duda, dice Ortega- el estar tiene un carácter terrible. En la duda se está como se está en un abismo, es decir, cayendo». En la duda se está, pero de un modo inestable, tanto que te caes. Santo Tomás duda y da comienzo su resbalón hacia el abismo; en su no a la fe, se encamina hacia el no de su propia personalidad, el no a la fe que le ha hecho ser otro. Empezaba a caer. «Hemos visto al Señor», le dicen sus amigos; pero él contesta: «Si no veo…, no creo». Está en la fe; pero le acecha la duda, que, de no superarla, le hará derivar hacia la no-fe, o hacia la negación de su misma personalidad de creyente. Ya no será Tomás, el amigo; sino Tomás, el enemigo, o, en todo caso, el indiferente. Antes creyó en el Señor, que hacía signos y decía palabras que ataban el corazón a la paz y al amor. Como la fe transforma, él, que era un judío, quizá piadoso y resignado a su mediocridad, se había convertido en un ilusionado y ferviente seguidor de alguien que decía ser el Cristo y que hablaba de justicia, de un amor distinto (poner la otra mejilla si te abofeteaban) y de otros cielos y otra tierra nuevos, con un romper primaveral en la vida para una felicidad distinta, más equilibrada y festiva, y, por creativa, más compartida. El compartir es un modo de creatividad; tanto, que hace que un poco (cinco panes y dos peces) procure comida a cinco mil personas. Pues, Tomás, el que creía haber encontrado en Jesús de Nazaret al Cristo, no estaba con su grupo el primer día de la semana cuando el Maestro se apareció a los suyos; y pasó del creer a la duda, donde empezó a hundirse. Hasta que lo rescató aquel que era objeto de su duda, el mismo Cristo. Fue invitado a meter el dedo y el puño en las llagas de Jesús, como él había pedido, y, en la invitación, creyó. Estuvo en la duda; pero salió del abismo, a tiempo. Antes de caerse del todo. Hubo una mano que lo salvó; pero con un reproche: «Tomás, no seas incrédulo, sino creyente». La creencia, Diario, salva; la duda lleva al abismo, y en caída libre (19:48:38).

viernes, 25 de abril de 2014


25 de abril de 2014. Viernes.
ACARICIAR CON LOS OJOS
 
Libro abierto, sabiduría disponible. F: FotVi
 
-Me gustan los libros, sobre todo si son de sabiduría, aunque hayan sido durante siglos bestseller, como la Biblia (en alguno de sus textos) o el Quijote, o las quevedescas cosas de Quevedo; los bestseller de ahora se me saltan de las manos, como los cien pájaros volando, menos uno, el libro que estoy leyendo en el momento, que no es bestseller: pájaro este, pero de buen agüero; pájaro, el de la lectura, para acariciar con los ojos. Salvo alguna excepción (Cien años de soledad, de García Márquez, por ejemplo), de los bestsellers decía Borges que son prostitución, a la que él y otros nunca pudieron acceder porque en su época no existían (los bestsellers): «No había quien comprara nuestra prostitución», escribió, y deja la duda de si le hubiera gustado caer en la tentación o no de ser prostituido. Leer, o poner letras y cosas en los ojos, y saberlas por los ojos, con su nombre. Primero, allá en la niñez, se ven las cosas y se les pone nombre, se aprende en la vida a poner nombre a lo que se ve y se toca, y se ama; y, luego, en la escuela, al revés: los nombres escritos en los libros (y en la pizarra) te van diciendo lo que son las cosas; cosas, todas, que están en los libros. Los libros saben todas las cosas y las dicen con su nombre; por eso leer es un ejercicio de encuentro con la sabiduría. Hoy he entrado en la sabiduría de la Biblia (Hechos de los Apóstoles, de San Lucas), y en Ideas y creencias, de Ortega y Gasset. «Las ideas se tienen; en las creencias se está», decía él; para añadir que: «en el área básica de nuestras creencias…, se abren enormes agujeros de duda», porque en la duda, dice, «también se está». Seguiremos, Diario (22:12:37).

jueves, 24 de abril de 2014


24 de abril de 2014. Jueves.
POLVO ENTERADO Y EXPERTO EN LECTURAS
 
Biblioteca vislumbrada, en los sueños de Borges. F: FotVi
 
-En mis libros, los de mi biblioteca (no muchos, la verdad, pero básicos los más), suelo dejar mi firma y la tira de subrayados y anotaciones que intentan decir que he pasado por allí. Y dejo estas señales de que he pasado por ellos, para poder volver alguna vez a sus estancias de sabiduría y de paz, y de subversión, y de gozo del lenguaje. Dejo señales del mismo modo que Teseo hizo con el hilo de Ariadna para poder salir del Laberinto del Minotauro, y poder volver así a su vida libre y amorosa, y heroica; o como lo hizo Pulgarcito con las piedrecitas que iba dejando caer en el camino para no perderse en el bosque con sus hermanos; Pulgarcito tan pequeño él (como un dedo pulgar) y tan grande y con tantos ojos, sin embargo, el bosque. ¿Y por qué será que me gustan los libros secos, o ya mayores, con polvo y pequeñas mordidas cultas de las larvas plateadas e intelectuales de polilla?; ¿ellas que leen comiendo y así aprenden, por ser éste su modo de ingerir ciencia y conocimientos? Ellas, las larvas de polilla, aprenden letras mordiendo, porque no tuvieron ocasión de ir a la escuela, o, si fueron, no tenían oídos para oír y sí boca para escuchar, seguramente. Del polvo que se posa en los libros diré que lo guardo en una ampollita por si algún día alguien descubre el modo de interpretar su lenguaje, y nos puede revelar lo que posiblemente leyera o viera en bibliotecas tan distantes en el tiempo y el espacio, y tan ilustres, y desaparecidas (o sólo habidas en ensoñaciones), como la de Ptolomeo I, en Alejandría, o la que vislumbrara Borges, llamada de Babel. Porque el polvo que se posa en los libros siempre es el mismo, el de aquí y el de allá, polvo lírico este especial, que va y viene, y se queda y se marcha, y que sólo busca atesorar (nunca mejor dicho), atesorar la sapiencia del mundo para resguardarla de cualquier atrocidad de destrucción del ser humano. El dictador de turno. El polvo que tú quitas a un libro, Diario, es un polvo enterado y experto en lecturas, y su ADN está hecho de cosas sabias e instruidas, no te quepa la menor duda, y ahí está para revelárnoslas el día que todo vaya a perderse y él salga al paso del olvido (20:23:24).

miércoles, 23 de abril de 2014


23 de abril de 2014. Miércoles.
«NO SIGAS, SOY MUY MALO», DIJO EL LIBRO
 
Libros y sus ensoñaciones, en mi biblioteca. F: FotVi
 
-Hoy, Día del Libro, abro un libro y leo: «No sigas, soy muy malo», y lo cerré; pero su título era: Todo libro merece ser leído. ¿Paradoja? No, sólo un espasmo de sinceridad, y de publicidad, quizá. El «no sigas, soy muy malo», me animó, sin embargo, a seguir leyendo, por ver si decía verdad, y por llevarle la contraria al libro. No me gusta que me digan qué libro debo leer o qué cosa debo hacer. Y no me arrepiento de haberlo hecho. Porque luego leí frases como ésta: «No seas necio, no leas si no te apetece»; o esta otra: «Lee, aunque no te apetezca». Era un libro contradictorio, pero muy divertido; hasta el punto de que llegué al final con los ojos rasos de lágrimas de tanto reír, y llorar. De reír, porque uno de los actores sentenciaba cosas como ésta: «Me duele la cabeza, me la cortaría, pero si lo hago no sabré nunca si el curativo que he tomado me alivió el dolor o siguió tan corajudo»; corajudo, por la palabra deduje que el personaje podía ser sudamericano; es decir, de la tierra de los Borges, los Monterroso, o los Gabo (menos conocido como Gabriel García Márquez, y que ahora ha muerto). Y de llorar, porque el mismo personaje agregaba: «Al fin, me he cortado la cabeza y no sé nada de lo que haya podido ocurrir después del evento»; y, con un tono claro de ternura, añadía: «Si no te es gravoso, y puedes, dímelo tú, lector». ¿Decirle qué? ¿A quién? Y yo, que tenía intención de ayudarle, no supe cómo, pues la cabeza, en el suelo, tenía un rictus de dolor y los ojos cerrados. Del charco de sangre no diré nada, porque sólo de nombrar la sangre me da vértigo; tanto, como oír a un político prometiendo libros gratis en un Día del Libro. (Los libros, para un político, en general, son subversión). Sólo diré que la sangre era roja (menos mal que no azul, se puede suponer por qué), era roja y, al poco, empezaba a coagularse, entre la fruición y la bulla de las moscas. A la cabeza, con el rictus de dolor, los ojos cerrados, y sin sangre, ya no se la oyó decir nada más; con la cabeza callada, sólo seguían hablando la sangre y las moscas, y un perro que se acercó a husmear y aulló, contaba el autor. El autor del libro todavía tuvo esta puya o ironía; escribió: «Si has llegado hasta aquí -era el final-, enhorabuena, yo no lo habría aguantado. Pero no es malo perder el tiempo, si crees, leyendo un libro, que lo has ganado». Y concluía: «¿Tú qué dices, lector?» ¿Y yo qué digo, Diario?, he preguntado a mi vez. Pero mi Diario se ha encogido de hombros, y, con ese gesto, me lo ha dicho todo, casi tanto como el libro que acabo de leer; es decir, todo y nada; los libros son así, dicen y no dicen, saben e ignoran, tiemblan y agreden según el ánimo del que los lee; y es que todos ellos, los libros, se dejan vivir en el lector, con humildad y profesionalidad de libro (19:32:39).

martes, 22 de abril de 2014


22 de abril de 2014. Martes.
GABO
 
Soledad, vestida de soledad. G. Luna. F: FotVi
 
-Un servidor todavía sigue llamándole Gabriel García Márquez, con respeto, como entonces, cuando leí, con mucho sudor y lágrimas, Cien años de soledad. Sudor y lágrimas, porque apenas entendía nada, y una y otra vez tenía que volver sobre lo leído e identificar así situaciones y personajes, que me parecían repetirse, y en realidad se repetían, como en una locura de hielo, que nunca es el mismo aunque lo parezca. O es el mismo y se disfraza de lo mismo, hasta parecer que no lo es o sí lo es, no sé. Leí Cien años de soledad en una edición, pulcra, del Círculo de Lectores, de 1970; es decir, tres años después de haber sido escrita y editada, un lujo. La cubierta es de G. Luna y, en azules, dibuja la soledad como una anciana sentada en una silla (en un negro azul), con los ojos bajos y las manos entrelazadas sobre las rodillas, entre el halda. Pues, ahí, leyendo entonces Cien años de soledad, casi me volví loco, preguntándome quién podía ser quién en tantos y tantos nombres y apellidos repetidos de generación en generación, como un rosario de cuentas de alcanfor. Pero me fascinó, y años después la volví a leer, y seguí volviéndome loco, pero menos; los nombres me sonaban mejor y los iba distinguiendo, y hasta el «sofisticado artefacto lingüístico» que García Márquez se inventó. No es que las cosas tuvieran sentido; sólo era que iba perdiendo el sentido yo y las cosas sin sentido me las empezaba a creer, o a darles sentido. Empezaba a creerme lo increíble. Creer en la literatura es creerte sus mentiras, hasta asombrarte de tu fe. Cervantes es un embaucador perfecto, que acierta con las palabras para hacer parecer que no lo es. Salvo las palabras y el sentimiento, en la literatura casi todo es mentira. García Márquez (aunque en menor grado) es otro embaucador excelso. Al que, bastantes de los que no lo han leído, llaman ahora Gabo, seguro que porque han mojado alguna vez en el mismo plato que él. «Estábamos Gabo y yo»…, se lee y se oye estos días; todos han estado con Gabo, salvo Gabo consigo mismo, quizá. Y entonces cierto mundo ha descorchado la botella de champán de las burbujas celebrativas. Burbujas, que acaban en un ¡plaf! o estallido húmedo y frágil que se rompe en irisadas partículas vivas. Se celebra que ha muerto Gabo, el creador (casi un pequeño dios) de todo un mundo, Macondo, que al final de un libro de 348 páginas es destruido por «la cólera del huracán bíblico» (su misma cólera tal vez), cuando Aureliano estaba descifrando el pergamino en el que se decían «la fecha y circunstancia de su muerte» y de «la ciudad de los espejos (o los espejismos)», que «sería arrasada por el viento y desterrada de la memoria de los hombres en el instante en que Aureliano Buendía acabara de descifrar los pergaminos». Celebrar la muerte de Gabo en ceremonias de boato y lujo, está bien; pero es mejor leer el libro y no sacar ninguna conclusión, salvo la de que una mentira bien urdida puede crear un mito y, al punto, destruirlo, si no se le presta la atención de lo que se ama. Yo, Diario, rezaré por Gabriel García Márquez (no por Gabo: confieso no haber mojado nunca en el mismo plato que él) y seguiré leyendo la hermosa mentira titulada Cien años de soledad, mentira que espero no creer nunca para así seguir asombrándome de su posible veracidad, o mentira (20:35:34).

lunes, 21 de abril de 2014


21 de abril de 2014. Lunes.
LOS OFICIOS
 
En la humildad del pan, Monumento de San Blas. La Ribera. F: FotVi
 
-Ya acabó todo, y felizmente. Oficios, idas y venidas, y cierta afluencia de fieles; extraordinaria, el domingo. En los Oficios, celebramos cosas importantes: el Jueves Santo celebramos que Jesús, el llamado Cristo, se quedara pan y vino en la mesa del pobre, como alimento. Cogió el pan y, ante los ojos atónitos de los suyos, dijo: «Esto es mi cuerpo, que se entrega por vosotros»; lo mismo hizo con el vino: «Este cáliz es la nueva alianza sellada con mi sangre; haced esto en memoria mía», y ahí está, en el pan y en el vino, y en las palabras y en el amor de los suyos. Allí donde hay un trozo de amor; es decir, un trozo de pan partido y compartido, allí está él, puntual, tímido en la timidez del pan, irreconocible para lo egoísta, cierto para el que da o se da. El pan no siempre tiene por qué ser pan; puede ser pan, pero puede ser también uno mismo, que se entrega en donación. Esto fue el jueves; el viernes ocurrió que este mismo Cristo que se quedaba pan y vino, quiso quedarse además crucificado, o cosido al amor en forma de cruz, y lo celebramos. Fue una celebración sobria y trágica, con Cristo dándose en la cruz y preguntando: «Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?». Y, ante la cruz, doblamos la rodilla, adorando así la voluntad de aquél que prefirió hacer la voluntad del Padre a la suya propia, por lo que se dejó inmolar. Celebramos la muerte y el sepulcro, para poder celebrar luego la resurrección. En la Vigilia Pascual abundaron la Luz, la Palabra, los cánticos de Gloria, los Aleluyas, y la Resurrección. Decía la Escritura «que Él había de resucitar de entre los muertos», y se cumplió. Fue una reunión de familia numerosa que celebraba su fe. Niños, adultos, ancianos, y todos haciendo patente que nos fiábamos de Jesús de Nazaret, el Maestro, el Señor. Fuimos felices; tanto, que, al fin, Diario, compartimos el buen sabor de una chocolatada, con bollitos con los que mojar (20:28:13).

sábado, 19 de abril de 2014


19 de abril de 2014. Sábado.
SOL CON SEPULCRO
 
Y brillará de nuevo el Sol. Vilnius. Lituania. F: FotVi
 
-Hoy, sábado con un sol menor primaveral y, desde la «oscura noche de la fe» (para nosotros, los que andamos en este laberinto difícil de la fe, tratando de salir con bien de él), también con sepulcro. Hoy, día de sol con sepulcro; pero mañana, sólo Sol sin sepulcro. El sepulcro habrá quedado atrás, y el Sol, libre, en todo su esplendor, iluminando, en su órbita de salvación, a la misma luz. La luz será más luz porque habrá un Sol mayor que la ilumine. Cuando claree la Aurora, la luz será más luz en el Sol resucitado. Al Sábado Santo hay quien lo llama «no-día», porque, en lo litúrgico, es un día que no existe: muerto el Sol, todo es noche. Hoy la iglesia celebra la noche de Cristo; y del hombre. Todas las injusticias están depositadas en el sepulcro, entre sus cuatro paredes de frío y silencio. Dice el Credo: «fue sepultado»; es decir, fue quitado de en medio, como lo es un apestado o un malhechor. Lo había anunciado el profeta: «muchos se espantaron de él», por lo que fue reducido hasta el ostracismo total: el sepulcro. Pero a pesar de todo, también lo dijo el profeta: «Mi siervo tendrá éxito, subirá y crecerá mucho». Pues ahí está: sepultado con los pecados de todos, tanto pesan. Pero destruyendo el pecado desde su misma raíz de hedor y de muerte, para, una vez destruido y con un pie sobre la muerte, ser glorificado, él y los que decidan seguir su estela de triunfo. Hoy es el «no-día», Diario, que desembocará, sin embargo, en el «todo-día», que es Cristo resucitado (18:56:51).

viernes, 18 de abril de 2014


18 de abril de 2014. Viernes.
PUNTOS DE LECTURA
 
Nacimiento de la cruz, en una espalda divina. F: FotVi
 
-Viernes Santo, o el día de la Cruz exaltada. Es el signo más representativo del amor. Gandhi, Santa Teresa de Calcuta, San Vicente de Paul, las ONG más comprometidas en la ayuda a los especialmente desfavorecidos…, todo el amor del mundo, converge en la cruz de Cristo, que desde allí se hace, para quien quiera aceptarlo, sacramento de salvación. Hace dieciséis años, 1998, y estando en San Pedro del Pinatar, así describía yo la crucifixión de Cristo y la hacía oración en unos sencillos puntos de lectura. Hoy, Diario, los hago recuerdo en esta página, por si a alguien le sirve, aún (21:21:47).

jueves, 17 de abril de 2014


17 de abril de 2014. Jueves.
MÁS ALLÁ
 
Tiempo, y esperanza, en el jardín. F: FotVi
 
-Idos martes y miércoles, nos encontramos con Jueves Santo ya; unos van y otros vienen: siempre hay tráfico en el pasar de los días. El tiempo es así: se alimenta de su pasar, como el lenguaje de las palabras. Sólo que las palabras, a veces, se detienen en un libro y acogen en él a la sabiduría, recreándola; mientas que el tiempo pasa sin cesar, llevándose con él todo lo que toca, hasta a sí mismo. Al fin, Diario, todo es tiempo, y esperanza, que va más allá del tiempo (17:40:03).

martes, 15 de abril de 2014


15 de abril de 2014. Martes.
COCTEL, AMOROSO
 
Blancura y fragilidad, o cóctel de amor, en el jardín. F: FotVi
 
-Hoy, Martes Santo, lavo y tiendo la ropa; al momento, el sol y un pelín de aire inquieto empiezan a hacer su trabajo: orear lo tendido, secarlo; mañana será la plancha y, de este modo, concluirá el proceso. Aunque tendría que estar con el Obispo en la Misa Crismal, en Murcia; pero el ermitaño debe hacer en cada momento, no lo que le gustaría hacer quizá y sí lo que conviene hacer; pues, como diría Santa Teresa, «también entre los pucheros anda el Señor»; es decir, también entre el detergente, el suavizante, la lavadora y la ropa tendida anda el Señor. (Tal vez la ropa tendida se estremezca, se agite, no por el aire, sino porque él -el Señor- la toca; quién sabe). Encontrar «al buen Dios en lo ordinario», que también decía la Santa, es casi tan excitante como hallarlo en la oración. Aunque menos, desde luego, que descubrirlo en el otro, en ese «tú» del que tantas veces pasamos, sin considerarlo prójimo. Amar al próximo, nada menos. Lavar y tender la ropa para que se oree, fantástico; aunque, en este tiempo de santidad y cruces y vírgenes dolorosas por las calles, no estaría de más (opino) lavar el alma y tenderla al sol de la fe y de la piedad, para que, ya que es primavera, hacer crecer así en ella el amor. Un poco de fe, lo suficiente de piedad, se agita, Diario, y, ¡hala!, más amor. Entonces: ¡Qué coctel, amoroso! (18:48:41).

lunes, 14 de abril de 2014


14 de abril de 2014. Lunes.
CASI UNA CORAL DE BACH
 
Notas de Bach, en el interior del órgano. Catedral Vilnius. Lituania. F: FotVi
 
-Pasado el Domingo de Ramos, ya estamos en Lunes Santo, un lunes con apodo de personaje de hornacina; como el Santo Job o San Judas Tadeo, es un decir; o Santo Toribio de Mogrovejo. Lunes Santo, o la virtud de un lunes que no es suya, sino de quien llena la semana con su santidad: Jesús, el de Nazaret (aquél, éste ahora), que está más allá de toda hornacina o convención, e incluso de cualquier burla ditirámbica o babeo. (Es sabido que los escupitajos que se lanzan contra el cielo acaban por caer sobre quien los lanza; o sea: se escupe, sube el escupitajo, un momento de duda allá arriba, caída libre, y ¡plaf!; y, luego, mano al clínex, siempre ocurre). Jesús es el Santo y da nombre, por su actitud divina ante la vida (y ante la muerte: «soportó la cruz, despreciando a la ignominia», dice la Escritura), a toda una semana. Lunes santo, además, con sol, y la alegría de su luz. Tanto, que hasta los pájaros (el mirlo, el jilguero, el gorrión, la tórtola, la curruca cabecinegra -anidando frente a mi ventana-, el verderón…, toda esta pajarería tengo a mi alcance) hacen coro (casi una coral de Bach) mientras escribo. Bach, dicen, se inspiró en el canto de los pájaros para componer el relato musical de sus fugas: la persecución, el acoso de unas notas a otras, el juego de subidas y bajadas, el encuentro y el desencuentro, hasta el acorde final, pleno. El organista, con los diez dedos y los pies en los teclados, ha logrado dominar las notas, las ha detenido en su cacería, consiguiendo, al fin, bajo el cielo de las bóvedas catedralicias, la paz musical. Paz, que yo pido, Diario, para los países (Estonia, Letonia, Lituania, Finlandia, Ucrania…) cercanos a Rusia, que una vez más tiemblan ante el oso nacionalista ruso, que parece haber despertado de su letargo invernal y amenaza con romper la tranquilidad del bosque, europeo. Veremos (19:40:02).

sábado, 12 de abril de 2014


12 de abril de 2014. Sábado.
AGITAR LOS RAMOS
 
Será aleluya, desde el jardín. F: FotVi
 
-Un año más, y como símbolo del triunfo, el ramo agitado. Es un modo de anticipar que lo que se anunciaba muerte, terminará en victoria. En el Domingo de Ramos, se agitan los ramos para recordarle a la muerte, que, aunque, es fría quietud, tras ella, hay movimiento, vida. Agitar los ramos, Diario, para ir despertando el aleluya, la resurrección, que, desde el viernes, se recogerá en el silencio de la muerte (21:01:00).

viernes, 11 de abril de 2014


11 de abril de 2014. Viernes.
CON BURLA Y ÁNIMO DE MOLESTAR
 
Cristo, Catedral de Santa María, Tallín. Estonia. F: FotVi
 
-Con la luna llena de primavera, llega la Semana Santa y toda la liturgia religiosa y pagana de su celebración. En la liturgia religiosa, Cristo es el centro, con símbolos y realidades, como la cruz, la luz, la resurrección; en la pagana, es la vacación (que es lícita y aun saludable) y, en ocasiones, la provocación iconoclasta, sectaria y visceral. Toda secta, en sí, es víscera, agresividad, torpeza, y no razón. La secta es un círculo, más que cerrado, vicioso. Es elegir, como único objeto de contemplación y arbitrio, el ombligo. El ombligo, que, glosando a Umbral, es algo así como un callejón sin salida que no lleva a ninguna parte. Perderse en el ombligo de uno mismo, es cercarse por el vicio de la muralla sin horizontes, del yo soy yo sin mis circunstancias (Ortega al revés), o del punto y final sin continuación posible. Con la secta o el extremismo no hay posibilidad de narración seguida y dialogada de la historia, sólo monólogo orwelliano del ordeno y mando, y, si no, tras la persecución, la destrucción. Ahora, la secta progre, se dice, pretende parodiar, con burla y ánimo de molestar; es decir, con el despecho de la idiotez y la intolerancia, la celebración del Jueves Santo cristiano. Los habrá que celebren la Semana Santa en la procesión o en el ejercicio de la liturgia, donde los símbolos explican la fe y tratan de darle sentido; éstos, en la procesión y en la liturgia, y sin ánimo de ofender a nadie, dirán su fe y la alegría que da poseerla y festejarla. Los otros, con odio y animadversión (y con la sola intención de agraviar), no harán celebración de nada, sino juguete cómico sin gracia de algo en lo que dicen no creer y les molesta (como parte de sus fobias y limitaciones: toda fobia lo es) que otros crean. Yo, Diario, creo; es un don que agradezco, celebrándolo; haré fiesta por la cruz, por la resurrección, por la esperanza que la fe me da. ¿Los otros? Allá ellos con sus tirrias y coces, que son signo, por inmadurez y espíritu mórbido, de una grave enfermedad espiritual y cívica (21:21:40).

jueves, 10 de abril de 2014


10 de abril de 2014. Jueves.
BLANCO Y LIMPIO
 
Hielo en Pärnu, Golfo de Riga, en : FotVi
 
-Mi viaje a los Países Bálticos ha sido una experiencia (no diré mágica ni espectacular, porque son palabras tontas de salir del paso del cronista con prisa y vocación de cursi), pero sí diré (por inesperada y distinta) sorprendente. Tres son los llamados Países Bálticos: de norte a sur, Estonia, Letonia y Lituania; agrupados como si fueran hermanos, por hacer síntesis geográfica, pero desiguales en casi todo. Sólo tienen en común que dan al Báltico, ese mar interior, joven y poco profundo, de aguas casi dulces, y en el que, sin llamarse bálticas, se miran otras naciones como Finlandia, Suecia, Polonia, Rusia, Alemania… El mar Báltico es un mar de una belleza íntima, casi lírica (oda o poema), tan ensimismado en sí mismo, en su sentimiento está. Por algo, desde la antigüedad, se le llama Blanco y Limpio, es decir, Báltico. (También se traduce Justo). Es blanco y es limpio, como el hielo que a veces lo cubre, sobre todo en sus costas. Yo, a finales de marzo, aún he podido tocar y admirar ese hielo, que un sol más luminoso que el nuestro, por frío y terso, convertía en destello y fogata deslumbrantes. Destello y fogata, sin embargo, de tiritona, como si se tratara de un cubito en un vermut: el sol, el vermut, y el cubito, incordiando con el frío de sus entrañas, el hielo. Gracias a una huelga de Lufthansa, llegar a Tallín, capital de Estonia, fue una odisea, sin Ulises, claro, pero memorable y homérica como aquella. Debíamos embarcar en Barajas, destino Frankfurt y nos desviaron a Copenhague, con escala en Zúrich, para, en un avión casi de juguete, desembarcar, al fin, en Tallín. Ocurre que las huelgas apenas molestan a aquellos contra los que se convocan (la empresa, el señor de la firma, el de la llave de la caja del dinero…) y mucho, sin embargo, a los sufridores de a pie. (¡Y, oh, por favor, no estoy contra la huelga, Dios me libre!). Horas de espera y nerviosismo en aeropuertos, y alguna maleta perdida en el trayecto, es el resultado de pagar por lo que no tienes culpa. Aunque la belleza de Tallín, Riga y Vilnius, compensaran luego la demora y los pequeños dramas de ansiedad sufridos. Los hubo que fueron desviados a Estocolmo y al Helsinki. Pero como dijo el sabio, Diario, el final feliz compensó por la dura e incierta caminata, aérea (21:00:13).

miércoles, 9 de abril de 2014


9 de abril de 2014. Miércoles.
CASI ME DESCALZO
 
Excelencia, en Vilnius, Lituania. F: FotVi
 
-Entré en la Universidad de Vilnius, Lituania, y, ante la excelencia, casi me descalzo, que hubiera podido decir Unamuno. Fue como pisar en terreno sagrado, y es que el conocimiento, la búsqueda, la sabiduría, el libro, la cátedra, el maestro, el alumno, en cualquier cultura, lugar y tiempo, siempre han sido tenidos por cosa sagrada, o tal vez consagrada. La razón es que quizá ahí, en la Universidad, siga insistiendo, como nueva creación, el dedo de Dios. Porque, en realidad, la Universidad es (o debiera ser siempre), nueva creación. Entré y me dije: «Una Universidad limpia», como si fuera algo extraordinario que chocara con mi experiencia española de cada día. Ni pintadas, ni suciedad, ni siquiera colillas entre los adoquines, y, menos aún, líricos y orates incitando a revoluciones. El color marrón claro de las paredes estaba inmaculado, y en el campus casi había silencio de iglesia. A pesar del trasiego de personas, la moderación en el hablar era como una especia de signo de cortesía y respeto hacia ese lugar de trabajo intelectual y casi místico, por espiritual. Se veía llegar a alumnos con el pitillo en los labios, hacía frío, y, nada más pasar, echarlo en un recipiente de cerámica que estaba en la misma puerta de entrada. Una Universidad limpia y estudiosa, me dije, e hice propósito de contarlo, para ejemplo de otras universidades y de otros ambientes menos estudiosos, Diario, y más revolucionarios; como la revolución de no estudiar, por ejemplo (19:25:11).

lunes, 7 de abril de 2014


7 de abril de 2014. Lunes.
LA LUCIDEZ
 
Lucidez, en el jardín. F: FotVi
 
-Si es necesaria la luz, lo es más la lucidez, dijo el sabio. Sin luz se pueden dar pasos, detectar olores, definir formas con el tacto, u oír sonidos; pero sin lucidez es imposible saber adónde llevan esos pasos, o de qué son esos olores, o qué significación tienen las formas, o si lo que se oye son simplemente ruidos o palabras. Es verdad que, en el principio de todo, para acorralar el caos y replegar la tiniebla, se hizo la luz. «¡Haya luz!» fue el primer grito que se le oyó a Dios, y hubo luz. Para, de inmediato, establecer la lucidez; es decir, «y apartó Dios la luz de la oscuridad», dice la Escritura; la lucidez apartó la luz de la oscuridad, que es la simplicidad, la confusión, la perversión, el exceso, la malignidad… La lucidez y la luz, pues, juntas, para que la luz sepa así huir de la oscuridad, en la que perdería su estertor de claridad, su diafanidad, su limpieza. Sin lucidez, hasta la luz se degrada, como el espíritu sin la verdad; o más vulgar: como la casa sin tejado, lloviéndose. Con todo esto me estoy refiriendo a la Universidad Complutense de Madrid: con luz (aunque quizá poca), Diario, pero sin lucidez; o sea, a oscuras, intelectualmente hablando (20:37:24).

domingo, 6 de abril de 2014


6 de abril de 2014. Domingo.
EL AHORA
 
El ahora de la vida, en el jardín. F: FotVi
 
-Un sol de cola de primavera (es decir, casi veraniego) nos visita esta mañana festiva, por dominical. Hoy, Diario, me siento domingo, como ayer me sentía sábado y mañana me sentiré lunes; quiero decir que vivo el presente y me olvido de lo que fue y de lo que será, de lo que ha sucedido y de lo que posiblemente suceda. El pasado y el futuro no cuentan, para mí; el ahora es mi momento, mi tiempo, mi idea, mi novedad. Mi tierra y mi cielo nuevos. Y en el ahora estoy, para ser y para soñar. O estoy, siendo y soñando: un instante de vida y un instante de ensoñación; y así vivo: con Dios y el instante, mi instante, sin más. Y no es poco (21:14:23).

jueves, 3 de abril de 2014


3 de abril de 2014. Jueves.
DESDE VILNIUS
 
Hadas y su castillo, en Trakai, Lituania. F: FotVi
 
-Vuelta de los Países Bálticos. Pernocto en Madrid, Hotel Diana, Aeropuerto de Barajas, día 2 de Abril. Por la mañana, en taxis (17,25 euros), a la Estación de Chamartín. Y, a las 9 en punto, camino de Balsicas-Mar Menor. El día anterior llovió en Madrid. Esta mañana, las nubes blancas y con fondos negros. La máquina de fotos se relame de gusto. Los campos, magníficos: verdes y luminosos. A las 13:55 horas, en Balsicas. Me espera Pedrín, el de la Loma, que me devuelve a casa; donde me aguarda la paz de los ermitaños. La casa, donde siempre; pero embarrada por la lluvia del día anterior: lluvia subida del Sur, con arenas de desierto. Comida: patatas y un huevo fritos. Lo deseaba tanto. Y aquí estoy, Diario, para hacer tu voluntad; y con Dios, mi amigo, como testigo (20:54:35).