domingo, 11 de febrero de 2018

11 de febrero de 2018. Domingo.
SU PERLA INTERIOR

El corazón del jardín, en Torre de la Horadada. F: FotVi

-Domingo y pascua, o día de avivar la llama. Quedan las cenizas y el ascua, que, al soplarle, se incendia. Como una ostra que, al abrirla, destilara luz, fuego, claridad, su perla interior. El domingo se vuelve a incendiar el ascua, y se aviva el amor, en la liturgia. Jesús toca a un leproso y lo cura, nos dice el evangelio. Jesús, para salvar a una persona, hace lo prohibido: tocar la impureza oficial, ir contra la ley de Moisés. Se puede, y se debe. La persona hace la ley, y no la ley a la persona. Decía la ley: «El que haya sido declarado enfermo de lepra, andará harapiento y despeinado, y gritará: ¡Impuro, impuro!». (Lev. 13, 44-46). Y gritaba para que nadie se acercara a él, por prevención. El miedo, como escudo contra lo viciado, lo fétido, lo maloliente. Sin embargo Jesús se salta esta norma de higiene y de descarte y toca al leproso, y le da la salud. Y desde entonces el enfermo (o la enfermedad) es cosa sagrada, por haber sido tocado por Dios. Por el Dios que se hizo hombre, para así, Diario, poder sentir compasión, y contemplar el mal y llorar, y tocar, y, con el calor de su mano, sanar (17:55:14).

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