26 de febrero de 2018. Lunes.
DESGANA
Vida sobre el banco, en el jardín. En Murcia. F: FotVi |
-Hoy me
invade el terciopelo azul de la desgana, que no es virtud, pero sí un bostezo infinito
que me impide centrarme en lo que hago. Es decir, centrarme en el punto del que
parte la perspectiva; o en el instante –el aquí, el ahora- de la creación literaria.
Si no te centras -te concentras-, no puedes escribir nada, ni siquiera la
palabra amor, o luz, o punto, o perspectiva. O paz, o niñez, o guerra, o muerte.
¡O vida! Pero la he escrito, Diario, vida, y así me he desvestido del
terciopelo azul de la desgana (desmayo, congoja) y he podido decir estas cosas,
y escribirlas. ¡Ah, vida! Me he sentido liberado (18:24:38).
Una sola palabra (¡VIDA!) nos quita el traje de terciopelo azul de la desgana. Los escritores no podemos vestirnos con ropa raída por la flojera anímica o por el hastío que nos provocan ciertas noticias reiteradas, absurdas, dolorosas. Mirar un cielo azul o gris (como el de hoy) aniquila la desgana y surge de inmediato la PALABRA dulce para alentar o agria para denostar. ¡Tenemos tanto que decir...!
ResponderEliminarA veces, José María, una sola palabra nos suele salvar del desastre de no poder decir nada. Esta vez ha sido VIDA, mañana puede ser luz, o redención, o lejanía. Es decir, utopía. El caso es despojarnos de lo viejo y raído, y, con los brazos extendidos, salir de la comodidad o vulgaridad, y buscar la verdad. ¡Tenemos tanto que decir!
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