29 de mayo de 2018. Martes.
CULTURA,
CON MAYÚSCULA
Todo cabe en un pórtico gótico, en Santa María de Palacio. Logroño. F: FotVi |
-Ayer
asistí a un pleno del Ayuntamiento en Molina de Segura. Un acto abigarrado,
barroco, y largo sin medida. Es decir, un acto confuso y excesivo en palabras y
largo en gestos y enmiendas, y en complacencias, hasta aburrir al fotógrafo que
lo gravaba. Y he de decir que, después de oír y apenas escuchar, y, en algún
momento, de irritarme, salí, del salón de plenos, fría la cabeza y echando
chispas, como un relámpago encendido. A mí, Paco -y perdona-, no me gusta lo
que ocurre en Molina con la cultura, con minúscula. Porque la Cultura, con Mayúscula,
es otra cosa. Es creatividad y humildad, es pasión y discernimiento, es
generosidad y deseo de tocar la utopía con los dedos, aunque no se pueda, utopía
que siempre estará un poco más allá de donde se haya soñado, al otro lado del
horizonte, de las cosas, de las ideas, en aquel silencio que se dice o en
aquella palabra que se calla, o en el drama o la gloria de la vida misma. Pero nunca
en la pelea y el conflicto, en el dudoso enfrentamiento entre dos castas, dos
modos de pensar, dos anhelos, ambos válidos, ambos hermosos si se encuentran, si
se dan la mano, y pelillos a la mar. Que el sol, en Molina, salga para todos. Que
como dijo el poeta: «las más claras distancias / sueñan los verdadero». (Jorge
Guillén). Pues eso: mirarnos en las claras distancias de la poesía, de la
narrativa, del ensayo, de la música, ya que es ahí donde se sueña y alcanza lo
verdadero, lo que perdura, lo inefable. Ah, y salta, Diario, la triste noticia:
Maria Dolores Pradera ha muerto; descanse en paz la señora de la canción y la
serenidad, de la elegancia en el decir, la que susurraba (suspiraba) bellas letras,
en bellas melodías (18:54:11).
Amar la cultura en tiempos revueltos, querido amigo Vicente, ha supuesto que me imponga un cierto alejamiento de los clanes sin sentido, (sin fuste, decimos aquí). Me gusta la unión, la mirada uniforme, pero ante la posibilidad de enlodarme, he visto más procedente no hacer la guerra sino vivir mis ansias de enriquecer mi alma en la preciada fuente de la soledad. No busco losas ni aplausos. Me asquea el ansia de fama y huyo de las luchas intestinas. Un abrazo
ResponderEliminarHas hecho muy bien, José María; yo, la otra noche, vi lo inútil que es la confrontación y la guerra de grupos. Ya te dije hace algún tiempo que yo no quería estar en ningún paseo de las letras, ni recibir ningún reconocimiento oficial, yo quería ser mis libros y mis versos, y nada más. Y si sirven de luz o alegría para la vida de alguien, habrán cumplido su misión, y, si no, creo que también: pues me habrán dado a mí mismo la satisfacción de haberlos escrito y gozado, de haberlos hecho nacer. Luchar por la fama, es perder el tiempo de la fe en lo que haces y en la sencillez. Te sigo, amigo José María.
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