sábado, 28 de julio de 2018

27 de julio de 2018. Viernes.
PÓRTICO DE LA GLORIA

Escritura en piedra, Pórtico de la Gloria, en Santiago de Compostela. Galicia

-Dices Pórtico de la Gloria y la piedra sonríe y sus silencios -silencios policromados, los llama una periodista- se hacen himnos de alabanza a la belleza trascendente. Dios, en la piedra, habla y ríe, y se viste de colores, y se hace exclamación y pensamiento, y ojos de aquellos que miran deslumbrados el milagro de la piedra. La belleza, pues, deslumbra, al que la hace posible, Dios, y al que la contempla, el ser humano absorto. Es como el que lee un poema y lo recita y lo vive, y se hunde en sus destellos, y parpadea. De este modo el poema se hace olor y color, y calor, en la palabra. O sea, que nace en la boca y se instala en las palabras, que a su vez se enredan en el viento y lo hacen verbo y diccionario, y significado. En una restauración que ha tardado diez años, el Pórtico de la Gloria, complacido, ha enseñado las sonrisas celestes de sus personajes, el color de sus vestimentas, el calor húmedo y tierno de sus miradas. Qué bien ríe, y mira y siente esa piedra de Dios. Desde dentro hacia afuera la piedra ha ido aflorando la belleza que el maestro Mateo le fue dejando en su interior de piedra humanizada, divinizada, de miradas cómplices, de cielo descendido y encarnado en la roca. A finales del siglo XII, Dios bajó y se instaló en las manos del maestro Mateo, que, a golpe de cincel y maestría, fue dando forma a esa presencia de Dios, lírica y amable, bíblica, y tan cercana, que se hace temblor y conmoción. El arte románico, Diario. es un arte sabio que, en un lenguaje coloquial y tallado, íntimo, enseña lo que dice la Escritura, aun al que no sabe leer, pero sí mirar, con amor (18:38:50).

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