lunes, 30 de julio de 2018

29 de julio de 2018. Domingo.
NOTA MUSICAL DE VIDA

Anhelando la luz, en Saint Michel. Bretaña francesa. 

-Baja la temperatura un poco, una buena noticia. Feliz día, pues, para mi corazón cansado, pero no vencido. Cuando me ven mis antiguos feligreses me regalan halagos que yo celebro, pero con mesura. «¿Qué hace con los años, que no pasan por usted?», me dicen. Y sonrío, porque sé que tal vez los años no pasen por mí, pero yo sí por los años. Y, al pasar por ellos, cada cual va dejando en mí su hermosa y determinante nota musical de vida y despedida, de gozo por haber vivido -centelleo-, y de serena reflexión sobre lo que acaba. Sobre lo que acaba, o continúa. Pues como dice Robespierre (el incorruptible, le llamaban): «la muerte es el inicio de la inmortalidad». ¿Y qué es la inmortalidad? ¿El tiempo feliz de la contemplación -y del amor, quizá-, o el tiempo del no hacer nada, de quedar inerte? Yo prefiero lo primero; es decir, contemplar y ser contemplado, amar y ser amado, en una actividad de intercambios obsequiosos; pues lo segundo, Diario, me llevaría a una pereza infinita, de bostezo innumerable, sin descanso, y siempre del otro lado de la nada (19:14:47).

2 comentarios:

  1. Vicente está hecho brazo e mar, será por estar tan cerca del mar, tienes
    lo que no ser poetas no
    sabemos veer como tú

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    1. Qué alegría oírte, Agustín, por ahí por tu tierra lo estáis pasando mal con la ola de calor. Aquí, junto al mar, se hace más llevadero el verano. ¿Ser poeta? Qué más quisiera yo; pero si tú lo dices... Un abrazo muy verdadero.

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