10 de octubre de
2018. Miércoles.
GAJES
DEL OFICIO
Y sin ir al dentista, en la Catedral. Murcia. F: ForVi |
-Son las nueve y media y
aparece Javi, mi sobrino, con el coche. Subo y nos encaminamos a San Pedro. Camino
del sacrificio. Con el explorador y el taladro dentales, y el espejito bucal,
me espera el doctor (dentista) como un banderillero espera al toro. Solo que yo
me santiguo antes del castigo y el toro no. Pero ni el hecho de santiguarme me
libra del dolor. El primer dolor es de miedo; el segundo, es real, aunque
paliado por la anestesia. Sobre mí, planean la cabeza embozada del doctor, que
observa, y sus manos enguantadas, que trastean dentro de mi boca. Y así van
saliendo tres dientes y dos muelas. Veinte minutos, de infierno. Salí de allí,
sin poder hablar y sin poder comer. Y así sigo. Y, sin embargo, Diario, don
Hilario Tárraga (doctor) y un servidor, seguimos siendo amigos. Al fin, Javi me deja
con cuidado en casa, y me dice: «Por lo menos, estos dientes han llegado a los
ochenta (años), veremos los demás». Intento reír, pero me lo impiden las
gasas que taponan el fluir de la sangre. Un día más, y tres dientes y dos
muelas menos: gajes del oficio..., de vivir; y dando gracias. ¡Bella la vida! (18:17:11).
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