29 de octubre de 2018. Lunes.
ME VEO PERSONA
Flor entre rejas. Murcia. F: FotVi |
-Si dejara de ser yo
–pienso–, sería otra cosa: una rosa, un ciempiés, una rama de olivo –la paz–, o
un mar encrespado –la guerra. Y entonces miro a mi interior, donde habita mi
verdad, y no me veo ni ángel ni demonio, ni ala ni dardo envenenado, sólo me
veo persona; es decir, un combinado de llama y humo, de aliento –palabra– y carne,
de estupor y fraude, donde caben la gracia y la culpa, y el milagro de la contemplación,
donde aparecen la trascendencia y un poco más allá, Dios, o el Amor. Que no
está en las estrellas, ni en las formulaciones de la física, ni en el universo
cuántico. Solo está en la fe que se te da como don; don que hallas o que
pierdes sin conocer el por qué o la razón de ser de tal suerte. La fe sucede en
tu vida como una pacífica fuerza que sientes y, si le prestas respeto y la escuchas,
ella se te da y te invade de claridad, hasta que decides amarla y aletear con
ella, hasta dar «a la caza alcance». (San Juan de la Cruz). Ya, a mis
incontables años, creo no podré dejar de ser lo que soy: persona que siente
(por eso escribo), y que quiere ir más allá de cualquier horizonte, y que ama,
y que, a veces, Diario, siente a Dios, entre nieblas perturbadoras y destellos
admirables, pero lo siente, como una pluma que trazara bellas cosas en el papel
en blanco de mi vida, de las que unas quedan y otra se emborronan, pero estando
(17:46:51).
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