miércoles, 24 de octubre de 2018

24 de octubre de 2018. Miércoles.
UNA MANZANA MÁS

Viejas, pero firmes. Segesta. Sicilia. Italia. F: FotVi

-Del árbol de la vida, me ha caído una manzana más. La morderé con deleite. Cumplir años es ir apagando sueños, unos porque se han cumplido y otros porque se han ido diluyendo en el camino. Aunque siempre quede el poder volver la vista atrás y hacer recuento. Y, visto lo visto, no es del todo mala la cosecha. Es lo que creo. He predicado la fe, he celebrado el Misterio, he tuteado a Dios (con respeto), he leído a Homero y a Virgilio, y a Cervantes, y a Quevedo, y a Shakespeare, y a Dante, y a Ortega, y a Borges, a tantos… Y la Biblia, donde habita la inspiración de Dios. He escrito unos pocos libros, y muchos versos; hasta el punto de que alguno de estos versos me gusta, como si no fuera mío. (Perdón, por decirlo; pero como es así, así lo digo). He andado muchos caminos en Guzzi y en coche, con sotanas y de paisano, y tropezando. En fin, he hecho muchas cosas, hasta llorar (alguna vez). Por algo dejo dicho Séneca: «No hay mejor causa de llanto que no poder llorar». Llorar y reír, o la vida misma. Ah, y doy las gracias a todos los que a través de los medios me habéis felicitado. Es maravilloso que, durante un cierto tiempo de vuestras vidas, os hayáis acordado de mí. He intentado contestar a todos; si se me ha pasado alguien, perdón, y desde aquí recibid mi amistad y mi reconocimiento. A nuestros amigos, pues, Diario, mandémosles un fuerte y verdadero abrazo, y, como decimos por aquí por la huerta, que sea ¡bien chillao! (18:25:57).

2 comentarios:

  1. Mucha acción, Vicente, pastoral, muchos años de formación, de meditación, de darle con fruición a la pluma, de mucho bien al prójimo...y de mucho sufrir (como todos los humanos) con otras muchas alegrías que te han dado los que te quieren por tu consagración al presbiterio, por tu ayuda espiritual y material, por tu PALABRA. Una vida llena que Dios quiera se prolongue muchos años más. Feliz estoy de haberte conocido.

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    1. Gracias, José María, que bueno es tener amigos como tú. Tus palabras sobre mí han logrado que enrojezca un poco, pero si tú lo dices, será verdad. Lo que sí puedo decir es que he vivido intensamente mi sacerdocio, dando siempre hasta donde he podido. Por lo que doy gracias a Dios. Y la PALABRA ha sido siempre mi fiel acompañante, con la que he reído, llorado, asombrándome a cada instante de tenerla en mi boca y poderla desentrañar, y amarla, y decirla. ¡Con qué felicidad recuerdo ahora todos mis años! Y qué hermoso lo que dices, José María, que eres "feliz de haberme conocido". Te doy las gracias, acompañadas estas de alguna lágrima. Que sea por muchos años, amigo. Un fuerte abrazo.

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