18 de septiembre de 2019. Miércoles.
NIÑOS
MAL CRIADOS
Tela de araña, esperando. Torre de la Horadada. F: FotVi |
-El sol me da en los
ojos y me hace despertar. Parpadeo y abro la radio, que habla de nuevas
elecciones el 10 de noviembre. ¿Se trata de comedia, farsa, o drama? ¿O
esperpento? Trago saliva y sigo escuchando. Llaman a los políticos de todo, desde
jetas y caras duras, a traidores y fracasados, y otras cosas de más alto voltaje. Mientras
ellos, los políticos, andan en sus juegos florales de la ruleta y la
zancadilla, de la verborrea y el engaño. Son malabaristas del artificio y la
trampa, donde se mueven como pez en el agua. Otra vez nos llevan a las horcas caudinas,
a tratar de salvar con nuestro voto lo que ellos no pueden con sus actitudes de
soberbia y pobreza intelectual, con sus arrebatos de niños mal criados y caprichosos,
sin la lírica del auténtico estadista. Estadista, palabra definidora y sabia de
alguien que tiene la ciencia del conductor y el guía, la poesía del preceptor y
el consejero. Estos tipos no se hacen como niños, sino que son niños que se
ponen el coturno, los zapatos con tacón, para parecer más altos, y se dedican a
hacer teatro malo y contarnos cuentos de miedo para no dormir. Un servidor, en
esta ocasión, Diario, diría con León Felipe: «yo no sé muchas cosas, es verdad,
/ pero me han dormido con todos los cuentos… / y sé todos los cuentos». Yo, políticos,
me sé todos vuestros cuentos, y os digo que ya no me impresionan, pues, con
piedad cristiana, los desprecio, amablemente (18:47:11).
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