27 de septiembre de 2019. Viernes.
POMPAS
DE JABÓN
En el aire. F: Google |
-Anoche dormí bien, con algún estertor infantil, pero bien. Me había hecho niño; es decir, había empezado a soñar. Rodeado de encuestas, me dormí soñando que el Ratoncito Pérez, por obra y gracia de Tezanos, y en las próximas elecciones, saldría presidente de esta nación ingenua en la que se ha perdido la memoria y se vota por impulsos y no razonando. Se suele votar al que más ruido hace o al que cacarea dejar más fortuna bajo la almohada cuando se pierde un diente. ¡Ah, el Ratoncito Pérez, qué bueno y dadivoso es! Por cada diente escondido bajo la almohada, promete dejar una valiosa moneda de oro, o de plata, o de cualquier otro metal precioso. Aunque la moneda que más le impresiona a un servidor y la que más le estremece, y que nadie ofrece dar, es la de la ilusión, enriquecida con un poco de utopía haciendo danza en su interior. Como la perla en lo íntimo de la ostra; ostra respirando y siendo orfebre meticuloso de su obra de arte. «¡El Ratoncito Pérez presidente de España!», me dije, con luz en los ojos y una saliva dulce en los labios; pero el sueño, Diario, se hizo pompa de jabón; pompa que, al despertar, explotó en el aire, ¡paf!, y fue nada; eso sí: nada hecha de colores, como los castillos de fuegos artificiales o los fuegos fatuos, pero nada esfumándose en el aire (18:30:45).
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