13 de diciembre de 2022. Martes.
CERRAR LOS OJOS Y ABRIRLOS
CERRAR LOS OJOS Y ABRIRLOS
-Siempre ocurre: las revoluciones destruyen, para que la
contrarrevolución, o lo que sigue a la revolución, reconstruya. Ida la
revolución, nace la contrarrevolución, que es la apostasía de la revolución; o
el otro lado de la fuerza oscura. O sea: la revuelta, que suele acabar en
vuelta. Volver de la revuelta. Un derrotero cíclico de vueltas y revueltas de
la historia. Como el día, que, con el difumino del alba, borra la noche. Aunque
también podría decirse de la noche, que, con su tizne de carbón, emborrona el
día, y lo termina apagando. El ocaso del día no es más que el reverso del alba
que conduce a la mancha con negro, de la noche. Pero la noche no se vive, se
duerme; salvo el que presta un servicio o anda de fiebres en el sábado noche.
Por tanto, digamos que la noche es la revolución y el día, la contra. Es cerrar
los ojos y abrirlos. La noche y el día. Decía que toda revolución destruye para
que la historia que sigue reconstruya. A la revolución siempre sigue la ruina; suele ocurrir en toda revolución.
Ruinas que, posteriormente, hay que reconstruir, con la misma fe con que se levantaron.
Revolución y contrarrevolución: o destruye que alguien, con sentido común y
vuelos de fe en la cabeza (aunque sea estética) reconstruirá. Solo la
revolución cristiana, Diario, sigue viva sin herir ni destruir, confiada en la
palabra de Jesús; revolución que es amor, justicia, cruz, resurrección; es
decir, afecto y vida (11:41:42).
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