19 de diciembre de 2022. Lunes.
UN SÍ, POR OTRO SÍ
UN SÍ, POR OTRO SÍ
-Todavía no es Navidad y ya se me empiezan a poner las palabras de
Navidad, festivas, con estructura de buena noticia, de evangelio. Si veis
que mi boca echa villancicos como lirios del campo, aunque estemos en duelos de
estructuras y valores, no me la tapéis, le puede la alegría. Si tiro de las
palabras, como de las hilachas de un chicle en la boca, me salen palabras
felices, y aun líricas, y no negros presagios o palabras con filo de navaja,
cortantes. Me apoyo en San Bernardo, que habla de la palabra que ha de decir
María –el Sí, sin condición– para recibir
“al Sí que es la Palabra”, que se da también sin condición: dar una
palabra menor, aunque total, para recibir al que es la Palabra mayor, esencial.
Con el Sí, María desocupa el yo (su yo) y se abre al amor, para poder así
recibir al Tú, que es Cristo. Sin desalojo, no hay novedosa ocupación. San
Bernardo (retóricamente) insta, urge a María a que responda el Sí –dé su
palabra– al Ángel, para concebir la otra Palabra, la divina, que es otro Sí de
Dios a la humanidad. Sí de María y Sí de Dios. Sin uno, no es posible el otro.
Dios no cabe en el egoísmo, es decir, en el amor de uno, sino en el amor de
dos, o amor donado. Dios nunca es concebido en el “yo”, sino en el “tú”. «Emite
tú una palabra fugaz y acoge en tu seno a la Palabra eterna», apremia San
Bernardo a María. Deja escapar el yo –viene a decirle, Diario– y hazte con el
tú de Dios, que cabe en tu seno» (12:11:48).
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