21 de diciembre de 2022. Miércoles.
LA VIRGEN ESTÁ ENCINTA
LA VIRGEN ESTÁ ENCINTA
«Mirad, la virgen
está encinta y dará a luz un hijo», anuncia Isaías, el profeta. A Dios no le
cuesta empequeñecerse hasta caber en el seno de María. Dios, Espíritu, se
aminora amor humano, y cabe así en la oquedad preciosa del seno de la mujer. Se
aminora, ahora, amor, para ser luego Amor total, eterno. « ¿Por qué tardas?»,
insiste San Bernardo. «Cree, di que sí, y recibe». Y María dice su Sí, se da, y
recibe la concepción de Dios, que es otra donación, otro Sí. Sí, por Sí. Y en
esas estamos: aguardando a que el vientre de María se abra y dé a luz un Hijo y
le ponga por nombre Emmanuel, para poder clamar entonces: «¡Dios-con-nosotros!»,
en la noche, la noche de la fe, con ángeles y pastores. Y como dice el salmo:
Dios habrá venido a visitar su viña, «la cepa que su diestra plantó»; y en
María, mujer terrenal, madre virgen que inaugura un tiempo nuevo, celeste: la
viña, es decir, la Tierra, la que Dios visita “Dios-con-nosotros” en el seno de
María, y que lo da a luz Hijo y le pone por nombre Jesús, el que salva. Y entonces
se podrá decir de María, como con el gozo de un grano de uva que se rompe en la
boca, lo de: «¡Dichosa tú que has creído!»; has creído y provocas de este modo una
conjunción de amor entre el cielo y la tierra, infinitos, siderales, y del que
aún, Diario, gozosamente, nos nutrimos ¡Ah, la Navidad! (12:25:05).
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