miércoles, 21 de enero de 2015


21 de enero de 2015. Miércoles.
¿ODIO RELIGIOSO?
 
Medusa, en el templo de Apolo. Dídima. Turquía. F: FotVi
 
-Leo en la prensa (ABC), que determinadas conductas occidentales, apoyadas en algo tan impalpable e inducido como la «libertad de expresión» (que no tiene límites: la progresía y Cameron dixerunt) es «el combustible que acelera las llamas del odio religioso». Sólo que no entiendo juntos, como nombre y adjetivo que se dicen y explican, vecinos que se dan la mano y se saludan, lo de «odio» y «religioso». Odio (o escorpión) y religión (o amistarse con Dios) no cuadran; odio y religión se dan (o deberían darse) la espalda. Si la religión provoca odio, no es religión, es un escorpión tratando de inyectar veneno en la idea de Dios y en la mente de los que a él se ligan, o en él están, por la fe. Nadie ha definido a Dios como lo hizo Juan, el discípulo que se sintió amado. Dios es amor, escribió, y «y el que no ama no conoce a Dios». El que mata en el nombre de Dios, no ama a Dios, porque no le conoce; quizá lo intuya como mano poderosa que dé salida a sus violencias interiores, a sus miedos agresivos, a su mente enferma; pero éste no es el Dios de la fe, el que revelan los evangelios, el Dios que, para calmar tormentas, también las íntimas, las del espíritu, sólo usaba la palabra y no la espada. El otro, el dios del odio, no deja de ser un ídolo cruel o un muñeco de terracota que usa metralletas kalashnikov para arrojar muerte y navajas que, en vez de pan (ejemplo), asierran cuellos. Si no es amor, Dios no es Dios; sólo sería dios con minúscula, cosa, una ficción, quizá una frase mordaz e ingeniosa de Nietzsche, como la que dice «Dios ha muerto, su piedad por el hombre lo ha matado», o cosa así. En todo caso, Diario, yo quizá no ame como Dios manda; y quizá sin quizá: no amo; pero de lo que sí estoy seguro es de que no hay en mí el más mínimo odio, que, en nombre de la religión, me lleve a matar o a excluir, por lo que no hay nada que sea capaz de acelerar en mi ADN «las llamas de ningún odio religioso». Nada; ni siquiera este artículo de prensa, tal vez bien intencionado, pero desafortunado, que acabo de leer (19:15:56).

lunes, 19 de enero de 2015


19 de enero de 2015. Lunes.
LA OTRA MEJILLA DE LA PAZ
 
Dos gotas de luz, de paz, en el jardín. F: FotVi
 
-Saqué la cabeza, hice un bostezo amplio, libre (la soledad me lo permite), abrí un ojo, luego el otro, y vi que llovía. Ha sido esta mañana, al levantarme. Pero más que ver, me emociona especialmente sentir llover. Sentir el ruido de la lluvia; su palpitar. Con la lluvia cayendo, siento su pulsación, la fe de la tierra al mojarse, quizá su vibrar de madre. Al notar la lluvia, la tierra debe decirse: «¡Fecundada!», e irá y se palpará su vientre (tierramadre), y notará su gestación. Unos versos: «Yo he mordido hoy la tierra, la he gustado / por si sabía a dátil o a manzana… / y me ha sabido a madre su bocado». Son versos de casi hace un siglo; y son versos que me gustan (como si no fueran míos). Y decir que, luego de Platón, leo la prensa. Antes a Platón y a otros ilustres, para distinguir el bien del mal, lo bello de lo feo, y saber que el deseo de amar y su hallazgo me dan la inmortalidad. Primero leo a Platón, y luego la prensa, casi siempre reflejo o noticia (mala noticia) de lo innoble y perverso, de lo terrible y pavoroso. Salvo alguna vez; leo una frase: «Espero que Bolinaga encuentre en la muerte la paz que no tuvo en vida». Ortega Lara, sin odio y poniendo la otra mejilla de la paz, da una lección de perdón y gracia, de indulto, a quien lo tuvo sepultado durante 532 días en un zulo de muerte, en Mondragón, País Vasco, por orden de ETA. Contra el odio, pues, la otra mejilla de la paz, en la palabra, donde andan Dios y la poesía. (No lo digo yo; lo dice Platón)... La paz, Diario, o la música serena que alumbra y anima la convivencia en la polis, la ciudad (20:30:25).

domingo, 18 de enero de 2015


18 de enero de 2015. Domingo.
ABRIR EL LIBRO DE LA NIEVE
 
Donde la nieve, en Lagos de Plitvice. Croacia. F: FotV
 
-Ha seguido el frío hoy, y ha lloviznado. O sesión de invierno, al que sólo ha faltado un pequeño vuelo de nieve. ¡Ver volar la nevada! La nieve puede ser algo así como un libro que despierta sin letras, todo blanco de piedad y paz, con escritura sólo interior, de templo lírico. En octubre vi nevar en los Lagos de Plitvice, Croacia. Y comprendí que la nieve es literatura blanca: las cosas y el mundo se ven y se viven de distinta manera a como son en la realidad cotidiana. La nieve es la otra lectura de las cosas que apacigua la mirada y llena de misterios el paisaje. Llovizna frío, Diario; pero sin nieve. Nostalgia de no poder abrir el libro de la nieve y leer sus versos de pureza, quizá de niñez intocada, libre, de mirada blanca, y rebelde, no obstante (21:00:49).

sábado, 17 de enero de 2015


17 de enero de 2015. Sábado.
VIENTO Y SOL FRÍOS
 
Frío en el bosque, en Riga. Letonia. F: FotVi
 
-Viento y sol fríos; y algo de sueño, también frío. El azul, esta mañana, es puro, como bruñido, y hace del cielo una bóveda azul, espléndida, con resonancias azules, que azulean incluso mi mirada. Mientras el viento agita las hojas de mi Libro de la sHoras, yo rezo, con el viento. Y, si es verdad como dice Octavio Paz que «las estrellas escriben», yo afirmo que el viento lee, conmigo. O yo leo y él (como el acompañante del pianista, sentado a su lado) me pasa las hojas, agitándolas y leyéndolas a un tiempo, con sus himnos y salmos. Solo que el viento, al leer, es más impaciente que yo, más niño festivo que yo, pues, además de pasar (y leer) las hojas del Libro de las Horas, se siente con el deber a la vez de excitar y leer las hojas del olivo y avivar en la calle papeles con algún texto escrito que se resista a morir hasta ser leído. En la calle hay papeles anónimos (hojas tal vez de un libro) que se niegan a morir, hasta ser leídas. Por eso yo leo cualquier papel con letras escritas que encuentro. En una hoja de periódico (ABC) que mañana es posible que sea objeto de lectura en la calle para el viento, se puede leer que en Niamey, capital de Níger (África), el domingo pasado fueron quemadas siete iglesias. ¿Razón? La ira de manifestantes islamistas por las nuevas caricaturas del profeta Mahoma en la libre y jocosa expresión del último número del semanario (me muero de risa) Charlie Hebdo. ¿Se montará en Niamey el mismo carnaval grotesco e hipócrita que en París? ¿A que no? Por Niamey no pasa el Sena, y es muy difícil que alguien diga esta vez algo así como «¡Yo soy iglesia!», al modo como se dijo en París: «Yo soy Charlie Hebdo». Viento y sol fríos esta mañana, Diario; pero más frío y encogido el corazón, por tanta caricatura de libertad como nos venden a precio de indignidad y desprecio los mandatarios del títere y la mascarada que mal gobiernan Europa  (21:14:28).

viernes, 16 de enero de 2015


16 de enero de 2015. Viernes.
CICLONES
 
Paloma de paz, en el parque. F: FotVi
 
-Vivimos tiempos de anticiclón meteorológico y de ciclones ideológicos y confesionales. Un ciclón político y religioso, la yihad; otro ciclón, sólo religioso (o con un tanto de sal política, para dar sabor, quizá a la trama), el papa Francisco. El ciclón yihadista, tormentoso y maligno, cruel, guerrero, de machete y sangre arrastrada en el suelo y volteada a las paredes; el otro ciclón, Francisco, pacífico e inerme, de mano y conceptos extendidos, palabra ante todo, o armonización y acorde, en la palabra. Acorde, de acordar, por el diálogo; pues en el diálogo se suele llegar a acuerdos; se suele hacer acorde. Aunque dialogar siempre es y será o un «ganar perdiendo»; o un «perder ganando». En todo diálogo se suelen perder palabras y ganar, quizá, miradas, y también (aunque haya miles de palomas volando en la incertidumbre de la guerra y la cólera) una paloma de la paz, en la mano. Quizá. ¡El zureo de una paloma de paz en la mano; hermoso! Y soltar luego la paloma y que, volando, extienda la paz, como lluvia y sol benéficos, para colmar un paraíso. No lluvia torrencial ni sol de justicia, sino, por bonancibles y versallescos, benéficos ambos. No creo en nada por lo que (obligado) tenga que matar o morir; la muerte mata sola, sin mi ayuda; y yo me voy muriendo solo, sin otra ayuda que la del tiempo que pasa, aunque como diría Octavio Paz, el tiempo «no fue, no llegó a ser, no será nunca». La muerte no está en el tiempo, sino que va con nosotros. Por eso, ¿por qué adelantarla? Nosotros mismos la conducimos a nuestro propio fin. Hoy el anticiclón meteorológico se ha moderado y ha dejado escapar unas gotas de lluvia; el ciclón yihadista, sin embargo, sigue matando o intentándolo, y el otro, el ciclón Francisco, sigue soltando, por allá por donde pasa, palomas de paz (en las palabras), Diario; la palabra, esa lluvia, que, caída, fecunda y nunca mata, y siempre vuelve lluvia otra vez sagrada (18:47:45).

miércoles, 14 de enero de 2015


13 de enero de 2015. Martes.
SOLEDAD, TAN CRUDA
 
Soledad, tan cruda, en el jardín. F: FotVi
 
-He vuelto; otra vez. Siempre vuelvo. Cada vez leo menos a los de ahora y más a los de siempre. Siempre vuelvo a leer a Dios en la Biblia (o lo que no es nacionalismo bíblico) y a Grecia en sus filósofos y en sus poetas; más en sus filósofos. Y a España, en Cervantes y Quevedo, con Juan de la Cruz y Borges, y Ortega y Neruda, y ese «don ebrio» que fue (y es) Claudio Rodríguez, todos ellos asomados siempre al balcón de la excelencia, de lo innombrable, de lo que sólo unos pocos, tocados por un aura divina, pueden decir y contar, con luz … (Borges y Neruda, aunque de Argentina y Chile, por la lengua que hablaron y en la que se sintieron magos de la palabra, del lenguaje, hasta morirse en él y seguir viviendo, son españoles). ¡Me cuesta tanto leer repeticiones o bodrios envueltos en papel de celofán! ¡Estos bodrios y repeticiones de ahora! He vuelto al Banquete de Platón, y he vuelto al regocijo de los discursos de Pausanias, Aristófanes, Agatón, Sócrates, el más brillante, sobre Eros y el amor... Amor, dice Platón (haciéndose eco de la teoría de una tal Diotima), es el deseo de cosas buenas (la belleza) y de la felicidad, con la aspiración de alcanzar, amando, la inmortalidad. Qué bellas y terribles cosas dicen los sabios, y con qué sencillez y grandeza avisan de que vivir es hermoso, sobre todo en un simposio (sympósion, o tiempo de las bebidas), luego de haber comido bien. Si me dejan, Diario, viviré entre libros, sencillos unos (ejemplo: los tebeos) e importantes otros; también entre los libros litúrgicos, en los que se reviste de cercanía el misterio, la trascendencia, pues los libros, además de avivar mis sueños, alivian mi soledad, tan cruda, por invernal (20:03:42).

lunes, 12 de enero de 2015


12 de enero de 2015. Lunes.
POMPA Y HUMO
 
Pompa y humo, en Éfeso. Turquía. F: FotVi
 
-Si lo visible se viste de pompa y humo, yo, que creo profundamente en lo Invisible, suelo ser agnóstico con lo visible. Ayer, en París (y en la marcha contra el terrorismo), yo vi mucho humo y mucha pompa; mas, como diría El Principito (Saint-Exupéry): «Lo esencial es invisible a los ojos». Quizá, Diario, fuera esa la causa de por qué vi más humo y pompa que espíritu (21:22:16).

domingo, 11 de enero de 2015


11 de enero de 2015. Domingo.
REZAR HOY
 
Tristeza, en el jardín. F: FotVi
 
-Yo, hoy, no me voy a lamentar ni manifestar por el terror yihadista (islamista) acaecido estos días en París. Yo, hoy, voy a rezar; una vez dejada atrás la noche y sus pesadillas, ya lo he hecho: rezar hoy al alba, en el momento de la pureza de la luz, cuando el despertar sonoro de todo, también de lo que clama sin oírse. El rezar no mata, y salva; al menos me salva a mí y, a mi entorno, lo salva de mí. A mí, el rezar (no el miedo) me salva del odio y me da la paz; paz que a mi vez intento trasmitir como el saludo o las miradas. ¿Ingenuidad? Tal vez, pero la ingenuidad no mata ni contamina y es libro abierto de lo candoroso y sincero, la otra acepción de lo ingenuo. Ya lo dijo alguien: «Rezad por los que os persiguen». ¡Terrible ingenuidad! Y otro ingenuo: «No tengáis miedo», lo decía el 22 de octubre de 1978 Juan Pablo II, en la plaza de San Pedro, y en el momento en que iniciaba su feliz papado. Ah, y porque soy ingenuo y candoroso, y sincero, y prefiero la paz y no la guerra, y porque defiendo la libertad de expresión, he de decir (decirme) que «yo no soy Charlie Hebdo», no lo soy; pero sí estoy con los que han muerto a causa de Charlie Hebdo; y, aunque hayan pretendido ofenderme alguna vez con sus adiposos y procaces y procelosos dibujos, con sus gracietas de sal gorda, rezo por los asesinados a manos de una barbarie, que nunca se justificará, y menos poniendo como causa (o escusa) la fe. Y aún más: no tengo nada que perdonarles a los fallecidos, porque, aunque hayan insistido en hacerlo, a mí no me han ofendido nunca, ni creo que a ningún creyente de bien; también a una viñeta se le puede poner la otra mejilla. ¿Y será políticamente incorrecto decir que tal vez los que por ofender hacen mofa de cosas que otros aman, y en las que creen, y por las que darían su vida, en realidad solo acaban ofendiéndose a sí mismos? No lo diré; pero no porque se trate de algo políticamente incorrecto -que en determinados asuntos lo soy (políticamente incorrecto) y lo quiero seguir siendo-; sino por deferencia a los fallecidos en la redacción del Charlie Hebdo, en París. Lo «políticamente correcto» me lo salto yo (y con ser bajito) a la pata coja y no me causa ningún respeto lo que digan estos o aquellos, sobre todo si estos o aquellos son adictos al barato anabolizante de la recurrente y mal llamada progresía (ya sea de derechas o de izquierdas), o a su vacío intelectual; para los muertos, sí, todo el respeto, por los que rezo (18:53:08)

viernes, 9 de enero de 2015


9 de enero de 2015. Viernes.
TODO ÁNGEL ES TERRIBLE
 
Ángeles (y no terribles), en el jardín. F: FotVi
 
-Ayer oí hablar, en tertulias y noticieros, de anonadamiento («Me siento anonadado/a»), una palabra esta que, además de parecer referirse a algo que está hundido, también significa sorpresa y desconcierto. Sorprenderse es darse de pronto de bruces con algo que no se espera. Y luego de la sorpresa, si lo sorprendente es un atentado (metralletas kalashnikov y muerte en el centro de París), llega el desconcierto. Desconcierto por algo que se rompe, que es abatido. Entonces la armonía en la orquesta de nuestro mundo (occidental y fatuo) se quiebra, y, en grandes palabras y no menos grandes minutos de silencio, llegan las lamentaciones. Lamentaciones en un mundo hedonista y confiado, y sin embargo no feliz. Decir Europa (y aun Occidente en general) es decir solo Economía, diosa que a cada momento exige adoración y pleitesía, y dedicación exclusiva. Los otros dioses y diosas menores que la cortejan (Bolsa, Mercado, Prima de Riesgo, Deuda…; incluidos Gobiernos, Malversadores de Fondos, Corruptos, Mafias, etcétera), la inciensan y la regalan sin pudor, única celebración valorada por los incautos servidores de esta deidad. Para nada se habla de principios, de raíces benefactoras del árbol y sus frutos, de virtud y logros del espíritu. El Espíritu de Europa (y de Occidente), como tal espíritu invisible e inspirador de buenas causas, no solo económicas, se ha desvanecido; ya no hay Espíritu (o muy menguado, si lo hay), sino Materia. Desplazado lo Invisible (Dios, el concepto del bien y del mal, lo utópico y lo moral, lo digno y lo justo…), solo quedan la Ganancia avariciosa y el Desplome de lo honesto, dos nuevas deidades. Ahora, ante una nueva barbarie, la de la Yihad o islamismo coránico extremo, que como el ébola ha acabado por invadir Europa, solo valen lamentaciones y echar policías a la calle, pues, visto que ni la Economía ni la Materia salvan, se han acogido a Fobos, el dios del miedo, que «miraba con ojos de fuego» y «ponía en fuga al luchador más tenaz». (Homero). El miedo se ha echado a la calle y trata de defender con armas (la policía parapetada, mortífera) lo que no es capaz de defender con valores que nazcan del espíritu. Yo sé que la fe mueve montañas, no así las armas, que al final solo matan, mientras las montañas, hasta las del fondo del mar, permanecen donde estaban. Última hora: han matado al mal; pero con otro mal, el de las armas: los yihadistas, en París, han sido aniquilados. Quizá Rilke, el poeta, tuviera razón: «Todo ángel es terrible», y más, Diario, si se trata del ángel del miedo (19:31:08).

miércoles, 7 de enero de 2015


7 de enero de 2015. Miércoles.
OÍR LAS COSAS
 
Hablando al día, en el jardín. F: FotVi
 
-A veces no sé si escribir de esto o de lo otro: del silencio (donde Dios grita -dicen), por ejemplo, o del decir de las estrellas; del estar (sin estar) del aire que respiro o de las palabras que apenas nadie dice, como dédalo o entelequia, o alfaguara. Me gustaría ver el aire como veo al pájaro que lo corta y contarlo, decirlo luego, como se dice «hola» o «he leído este o aquel libro», hablar con él y oír lo que me dice. Decir: «¡He oído el aire!», y gozarme en lo oído. Hablar del aire con el mismo aire, pero con el aire que respiro, no con el otro que es colérico, vendaval, ira, a veces. Es decir, hablar (pues sé que hablan) con las cosas que no oigo. Hablan el árbol, y el sol que se pregunta en las ramas del árbol cómo será el frío, y la noria que da vueltas y vueltas sin alcanzarse nunca (asombrada ella) a sí misma, y con el libro que no he leído, y con el que, una vez leído, sigue callado (o a mí me lo parece), aunque yo lo ensalce; hablar, como hace el poeta con sus versos o el místico con sus dudas, versos y dudas que, a la postre, los alzan en levitación, en dulces derivas. ¿Tú oyes esta palabra que acabas de leer? No la oyes y, sin embargo, sigue hablándote, como te hablaba cuando la leías, cuando se decía en tus ojos. Yo, de mañana, salgo a oír las cosas, y hablan; pero sólo cuando afino el cuerpo y ensancho el alma las oigo. Si pongo el oído solo, no las oigo; pero si el oído con el alma, entonces son un clamor de música y ayes; música y ayes, porque también hay dolor en las cosas que no se oyen. Desde el alma, se oye lo callado y se ve la Invisible. Y como dijo en un feliz verso de fe y melancolía del mar Jorge Luis Borges: «Quien lo mira, lo ve por vez primera, / siempre». Como el que pone el alma a oír las cosas cada día, que, al fin, Diario, acaba siempre por oírlas (20:19:57).

lunes, 5 de enero de 2015


5 de enero de 2015. Lunes.
PERO SI SON MAGOS
 
Vieron una luz, en el cielo. F:FotVi
 
-Creo en los Reyes (pero si son Magos). Creo tanto en ellos que me gusta hacerme niño (o ser niño) para creer más. No me gustan los reyes de dame pan y dime tonto; o de viajar en una nube para no pisar la tierra. En general, no me gusta el Poder (secreto: aunque sea mitrado). Me gustan las coronas, si se ostentan desde una cruz; es decir, desde el servicio y el amor. (¡Qué cosas dices -me digo-: suenan a demagogia! Pero son verdad, por eso las digo -me respondo-, aunque parezca que suenan a andrajo demagógico, u oficioso). Realeza coronada de amor, pues; es decir, de espinas. Y, sin abandonar la cruz, echarse a andar y tocar las llagas del dolor desde la misma llaga. Ser llaga y, desde su interior de pus y miedo, de crudeza y repugnancia, tratar de curarla. Rey, para curar heridas de clavos, de abandonos. Y porque creo en los Reyes Magos, les escribo mi carta, todos los años; y, en ella, les pido (y le doy) cosas. Este año, entre otras cosas, le he pedido ser cada vez más niño y creer más en las utopías; no en brujos y en oráculos (aunque sean de Delfos), ni en pachangas políticas ni discursos de época (navideños); este año les he pedido la utopía de que se cumpla por lo menos uno de los ensueños proféticos de Isaías; o sea: que de las espadas se forjen arados, de las lanzas, podaderas, que no haya pueblos que alcen sus espadas contra otros pueblos y que no se adiestren ya más para la guerra. Y, a cambio, les he dado mi admiración y mi deseo de seguirlos, de ir en su séquito. Entre tanta cabalgata-Disneylandia y desfiles-Carnaval, prefiero, Diario, a unos Magos que se arrodillen ante la sencilla claridad de un Niño y le ofrezcan (pues de fuego se trata) lo que más suele arder y brillar, su amor (19:40:55)

sábado, 3 de enero de 2015


3 de enero de 2015. Sábado.
NAVIDEAR
Navideando, en San Pedro del Pinatar. F: FotVi
-Ayer, entre las Salinas y el Mar Menor, en San Pedro del Pinatar, «navideando». «Navidear», o pasear la Navidad. Es una palabra hermosa, que no aparece en el Diccionario de la Real Academia; sus sabios mentores, por haber nacido ayer mismo la palabra, aún no la han detectado y tenido en cuenta. Algún día (una vez conocida y analizada, y halladas sus raíces de mineral y agua, de aliento, y luz), la incluyan, quizá, en el bosque (o lugar de los gorjeos orales y callados) del Diccionario. Ese mundo donde el verbo se hace letra impresa y acampa ante los ojos para ser leído y entendido, y masticado, y poderlo hacer así llama de poema o pisar firme de prosa. Camino y vida, en todo caso. Y la alegría de poder hilar y decir con él (el verbo) los pensamientos todos, ya sean estos bellos o encierren la fealdad. Ayer, pues, el día segundo del año nuevo, con sol y plata en el Mar (llamado Menor, pero con sueños de océano), y desde el Molino de la Calcetera hasta el de Quintín, o molinos de la sal, anduve (goloso yo de belleza y otros vigores, y para no dejar caer en las coces del desaliento al alma), anduve, digo, navideando; es decir, insuflándome espiritualidad, contemplación, Dios, más humanidad; o ser, Diario, más y mejor yo (19:29:31).

jueves, 1 de enero de 2015


1 de enero de 2015. Jueves.
NOCHE PARTIDA
 
Frágil novedad, en el jardín. F: FotVi
 
-Me asusta el paso del tiempo, como la tormenta al pájaro. Siempre, en el paso de un día a otro, hay una noche, como de un año a otro. Nunca se pasa del día al día, ni del sol al sol; de por medio, siempre hay una noche, que hay que pasar, como el que pasa un charco, de piedra en piedra, hasta dar con el otro lado: que es el otro día o la muerte misma. Ayer fue fin de año, que terminó en la noche; hasta que llegó el nuevo año: también nacido de la noche. Anoche, pues, fue una noche partida en dos: media noche fue vieja, quejosa, desdentada, crecida la espalda; la otra, dicen, fue nueva, con luces, pero de artificio, y lances de cava, que son burbujas, y promesas, que apenas se cumplen. Un año, el ido, para olvidar; y el nuevo, para ilusionar, quizá. Eso, sí, siguiendo la fórmula que Dios -con sabiduría de Dios- dio a Moisés: «Di a Aarón y a sus hijos: Esta es la fórmula con que bendeciréis a los israelitas: El Señor te bendiga y te proteja, ilumine su rostro sobre ti y te conceda su favor». Y yo, Diario, añadiría: su favor, en el día y en la noche, y en el intermedio: el sueño (20:15:35).

miércoles, 31 de diciembre de 2014


 
 
 
31 de diciembre de 2014. Miércoles.
AÑO ROTO
 
Sucumbiendo al año, en el jardín. F: FotVi
 
-Me froto las manos y trato así de liberarlas del frío, y del año que se va, que se está yendo -2014-; una gota, otra gota, y el año se vacía; año que boquea herido, que mira todo con ojos de muerte asombrada, con susto en los ojos de pez pescado, susto en ojos enormes, exaltados, violentos. Me froto las manos y, con el frío, creo quitarme de encima un año roto, tan sombrío, espejo de helor y vidrio en el suelo, apenas ya surco de lágrima que cae, despojo. Año que va y año que viene, como la página del libro que acaba de leerse antes de pasar a la siguiente, como el pie que se deja atrás para que avance el otro. Un año se va (¿bueno, malo, regular, híbrido?), y otro nos viene. No siempre un año, como una vida, es igual para todos. ¿Corrupción, esperanza, lírica de tejer sueños, prosa de desesperar, odiseas, gracias de comediante, muerte, vida, aroma, hedor, políticos mendaces, jueces acomodaticios, gobernantes hirsutos, accidentes, miedos, pobres-pobres, ricos-ricos, justicia-dónde, ¡Dios qué frío!, fe, duda, yihadismo, crueldad, infidelidad, lógica, desvarío, familia, amor…, amor? Un año se rompe y otro se recompone, bebé ya, emoción ya, gorjeo ya. El nuevo año nace del vientre de los días y se pone a andar, a lucir. El año ido, bien ido está. Con el año nuevo, llegan las buenas intenciones, y es mi deseo que se cumplan. Y yo, que creo, Diario, rezo para que tal acontecimiento sea verdad: que se cumplan los buenos propósitos, que ardan los sueños, que irrumpa en el mundo, como un río de arpas y palomas, la justicia; rezo, y espero celebrar (sin sucumbir con el año que fenece) de lo bello (y terrible) que es vivir…, y soñar: en el año que viene, que ya llega, que está llamando a la puerta… Voy a abrirle (20:28:54).
 

lunes, 29 de diciembre de 2014


29 de diciembre de 2014. Lunes.
ATAR
 
Cercados, pero sin límites, en las Salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi
 
-Atarse, dicen. Y en el matrimonio. Y entra un temblor de vértigo, como de irse a caer uno de una torre de Pisa inclinada, desfallecida. Atar suele relacionarse con la cadena o la cuerda, o el grillete y el ser esposado. Es el drama de la fosa de la falta de libertad, se piensa. Atarse, se dice: o ir a parar a la fosa incómoda y mal oliente del estar sin poder salir. Y no siempre es así. Porque, en realidad, las palabras no son lo que a veces pensamos que dicen, sino lo que en realidad significan. Se dicen de un modo y quizá significan otra cosa. Cualquier palabra es un mundo tan hermoso y múltiple como un vuelo de ave o el caminar por una galaxia ensoñada, nunca es igual. Abrir una palabra y examinarla, ir a su raíz, es casi tocar la hebra de luz que nos encamina desde la palabra, cosa terrenal, a algo que no deja de tener ascendencia divina, o casi. Ejemplo: en la raíz de la palabra atar (latín: «aptāre») están el ajustar y el adaptar, pero no el esclavizar. Como el ajustar una palabra a un verso, o un adjetivo a un nombre y éste a un verbo, matrimoniarlos, o el adaptar una nota musical a una melodía o a un acorde, hacerlos música, no son nunca esclavizar la palabra o la nota musical, sino echarlas a la hermosa aventura de volar, de ser más que palabra o porción sonora, se las lanza a ser en todo caso temblor del alma y conmoción artística, logro, y hasta éxtasis. Afirmar, pues, que no puede haber amor sin atadura (Platón), ya que todo amor que lo sea de verdad, ata, y es anillo que cerca, pero sin rendir nunca la libertad, aliándose así al vuelo del irse y del volver, del estar aquí y allá, a la anchura de soñar. Porque, en realidad, todo nos ata: desde el acto de respirar, al sorbo de agua que tomamos, o a la palabra que decimos; o sea, atados (como diría Ortega) a la circunstancia; circunstancia, que se quiera o no, y para intimar y arraigarse en todo aquello que hace posible la vida, nos ata siempre. Sólo que en este caso, Diario, se trata de ataduras de amor, que, si se son sitiadas con más amor (también en el matrimonio), liberan siempre, como el pájaro al que se le cerca con la bóveda infinita del cielo; cercado, pero sin límtes (19:16:44).

sábado, 27 de diciembre de 2014


27 de diciembre de 2014. Sábado.
EL ARPA CON EL PANDERO
 
Soñando el Belén, en San Blas. F: FotVi
 
-Hay veces que, al despertar, abro los ojos y no veo lo de siempre; es decir, o no veo nada o sólo lo último de la ensoñación que acabo de tener. Y entre nieblas. Eso es: no me veo las manos ante los ojos, ni los libros de enfrente (mi habitación es un lugar de libros y papeles sueltos, con el portátil y el wifi sobre una pequeña mesa, donde yo aparezco como uno más de sus múltiples objetos), por lo que, al tiempo que me desperezo, me tengo que restregar los ojos, hasta que, fijándolos, logro la visión de las cosas; es decir, aparecen los libros, los folios, el portátil, el wifi, y las manos, que retiran sábanas y cubierta y me dejan a la intemperie de la temperatura ambiente, casi fría, pues evito la calefacción nocturna. En este asunto de la resistencia al frío, soy casi espartano, aunque menos. Los espartanos, desde los siete años, eran bañados en agua fría y no tiritaban, no le bullían los dientes, o lo disimulaban; a mí, con el frío, me tabletean los dientes y un poco la voz, pero no llega al alma, donde los valores y el calor del amor y el poder soñar despierto habitan. En estos días, sin embargo, al despertar, lo hago con un belén en los ojos, o un modo nuevo de ver la vida en los ojos. Me ocurre cada año por Navidad. En el belén que me viene a los ojos cuando despierto, veo el don de la vida, y el otro don de ser madre, y el de la paternidad cuidadosa, y el de la dignidad en la pobreza, con la libertad que brota del canto de los humildes, no obstante los Herodes y demás poderes a los que les gustaría suprimirlos. Canta el cielo y canta la tierra, en una perfecta y lúdica conjunción, en una armonía de lo celeste con lo cotidiano, o del arpa con el pandero. Y contemplando, al despertar, el Belén ante mis ojos, desdigo a Ardaud, poeta francés, que desesperó diciendo que «la vida no tiene cura», y yo digo que quizá fuera así, si, al despertar, no lo haces con un belén en la retina. Yo, y son las doce, Diario, aún lo llevo puesto, el belén, y es mi parecer que la vida sí puede tener cura  (12:49:45).

miércoles, 24 de diciembre de 2014


24 de diciembre de 2014. Miércoles.
SI EL NIÑO ME DEJA
 
Mi Belén, en la Torre. F: FotVi
 
-No me ha tocado la lotería, y hay una razón: no le he echado. Como otros años. De tocarme en estas condiciones, sin echarle, sería un formidable milagro, y milagros así no suelen darse. Incluso en el milagro de los panes y los peces, para que se produjera, hizo falta que hubiera cinco panes y dos peces. Y, con cinco panes y dos peces, se hizo la gloria del milagro: con tan módica pitanza, comieron cinco mil comensales. Entonces no se contaba ni a las mujeres ni a los niños. Una pena: hubiera sido maravilloso saber cuántos niños seguían a Jesús. No me ha tocado la lotería (gracias a Dios), pero sí poder estar, si el Niño me deja, en el Belén que cada año yo celebro en mi interior. Y, si así os parece, Diario, con todos mis lectores, FELIZ NAVIDAD (11:57:39).

lunes, 22 de diciembre de 2014


22 de diciembre de 2014. Lunes.
LETRILLAS DE NAVIDAD
 
Letrillas para mi Navidad, en 2014.F: FotVi
 
-Me acosté sin nada -sólo con sueño en los ojos y con mis ensoñaciones un poco más arriba de los ojos- y me desperté con unas palabras felices en la punta de la lengua, que escribí, y existieron, y fueron poema, o mejor, poemilla, levedad, un poco de vuelo sólo. (Eso es: poemilla, en diminutito, como un beso tirado desde el tren en marcha, que es sólo gesto en el aire, o un libro que se abre y se deja leer, tan en silencio). Era el poemilla de cada año, que escribo desde hace 24, y que esta vez, para no desentonar de la llaneza del acontecimiento terrenal y celeste que trata de cantar, he titulado Letrillas de Navidad. (Otras veces los he titulado En la noche, o Villancico de quién vino a ver, o Si del cielo has venido, etcétera; en total, 24). Letrillas de Navidad, pues, que, como la calderilla que ponemos en la mano de un niño para que compre un globo o quizá una nube a La vendedora de nubes del cuento de Elena Poniatowska, es inocencia y gloria, y fe, y asombro, como lo es Dios cuando lo decimos sólo -Dios, en Belén y entre pajas-, y no lo interpretamos. Me gusta la Navidad porque es elevado a sublime lo que es sencillo y usual, nítido, sin vuelta de hoja: un niño en un pesebre, una madre, un padre que mira y se emociona, y todo sin ruidos. En el Dios que nace, no hay solemnidad, Diario, sólo serena paz, que se ofrece a los hombres y mujeres de buena voluntad, y la aceptan, si así les parece (18:35:54).

domingo, 21 de diciembre de 2014

22 de diciembre de 2014. Domingo.
SE CUMPLIÓ

Luz de Navidad, en el jardín. F: FotVi

-Se acerca la Navidad; es decir, se acerca la convulsión, la palpitación nueva, el escalofrío celeste y terrenal. Hay espasmo en el cielo y espasmo en la tierra. En el tiempo y en el espacio, se va a dividir la historia en dos, en un antes y un después, de ahí tal convulsión. No todos los días ocurre que se divida la historia en dos, como un pan partido o un río con dos orillas, y, tanto el uno como el otro, con reflejos de bellos paisajes. Allá, en el cielo, se ensayan glorias y aleluyas; aquí, en la tierra, belenes, que ocuparán un rincón en la sala de estar (antes en el corazón), y villancicos. El villancico, que habiendo nacido como noticiero cantado en las aldeas, acabó siendo noticiero también cantado de la llegada del Emmanuel (Dios-con-nosotros) en Navidad a Belén. Miqueas, profeta él, campesino él, se había adelantado a anunciarlo como buena noticia, y el mundo lo esperaba desde entonces. Ocho siglos antes, Miqueas fue el primer profeta que diera la noticia, en exclusiva, de dónde nacería el Mesías. Y se cumplió. Es decir, se cumplió la noticia de que Alguien, hijo de Dios y descendiente de David, nacería en Belén de Efrata. Y que vendría como Salvador. Se cumplió. Y es lo que ahora celebramos, cada año, como un acontecimiento de ayer que revive las ilusiones de hoy. Navidad, o remover cenizas, Diario, sus brasas, para que el corazón y el alma no se nos mueran de frío en los hielos de la desesperanza de cada día. ¡Cómo nieva cada día en la vida! (19:56:22).

viernes, 19 de diciembre de 2014


19 de diciembre de 2014. Viernes.
¿QUÉ ESCOGES?
 
Amor lloviéndose, en el jardín. F: FotVi
 
-¿Un alimaña feroz o una mala-bestia humana? ¿Qué escoges? Un interrogante que me hace temblar, con sacudidas de víctima. Ambos -alimaña y mala-bestia humana- inyectan exterminio en los ojos, y miedos de una terrible fauna feroz e implacable en el alma. Hay vez que parece que sólo existe animalidad y no humanidad, solo un colmillo con una gota de sangre a punto de caer en el vacío, por nada. Una sociedad fuerte, sin normas, voraz, que muerde en la yugular a otra sociedad menguada, floja, acomodaticia, tenue. La sociedad menguada, la nuestra, sólo mira con asombro cómo la del otro lado, la voraz, la rompe con sus garras y se sacia con sus entrañas. Y sin hacer nada, sin protegerse. Todo esto me viene a la cabeza por los últimos (y penúltimos) acontecimientos ocurridos en el mundo: tanta muerte de inocentes a manos de perturbados que creen a pie juntillas en las palabras de un libro, que pudiera ser «sagrado», pero que no debe serlo si incita a la venganza y a la muerte. No veo yo a Dios creando y destruyendo a la vez su obra más imaginativa y perfecta, el ser humano. Nada que mate y destruya puede ser imagen hecha a semejanza de Dios. Sólo el amor puede ser la concha donde Dios se mueve, su habitáculo, y su modo esencial de ser Dios. Nunca el amor puede apremiar al odio. Ni el odio vestir al amor. El odio, Diario, es ruindad, mientras que el amor es todo él don, sin más, y ruindad y dádiva no riman (19:53:18).

jueves, 18 de diciembre de 2014


18 de diciembre de 2014. Jueves.
SUBYUGAR
 
Abeja hacendosa, en el jardín. F: FotVi
 
-El día que no me subyugue la Navidad, será razón de más para pensar que he llegado a demasiado mayor y la esperanza ha envejecido detrás de mis ojos, o ha dejado de existir. Y perder la esperanza es dar pasos hacia el declive de todo: el de cualquier proyecto, también el de la vida. La esperanza, que es lo último que se pierde, lo es, porque, aun perdida, todavía queda la ilusión o iluminación de que te puedas aferrar a ella. Y es que, aunque no lo parezca, en la esperanza siempre hay una última tabla de salvación: la fe en la aparición de esa tabla que salva. Según la visión o ensoñación de Isaías, será o no será que de las espadas se forjarán arados y de las lanzas podaderas; pero ahí están las espadas y las lanzas para poderlas reinventar armas de paz (y de pan) y no de guerra. Están las espadas, están las lanzas, sólo queda el afán de transformarlas, como del barro se hacen jarras para el vino (o para encerrar las lágrimas) y de las palabras, moldes para el poema o la confidencia. Me subyuga la Navidad, Diario, como a la abeja la flor o al sol salir y ponerse, y sin apariencia de cansancio (21:25:41).

miércoles, 17 de diciembre de 2014


17 de diciembre de 2014. Miércoles.
VIENTRE FLORIDO DE MADRE
 
Vientre florido, en el jardín. F: FotVi
 
-Otra masacre de niños; esta vez, en Pakistán. Más de cien niños muertos. Y a manos de unos seguidores de Alá llamados talibanes. ¡Qué frío da esta noticia! De este modo, toda idea de civilización se desvanece. Sin piedad, el corazón del hombre es una máquina perversa (o pervertida) de hacer el mal. Religión e impiedad, no se entienden. Islamismo. Si Alá es misericordioso, ¿por qué no infunde misericordia en el corazón de tantos de sus fieles? Fieles de Alá; así se llaman esos yihadistas asesinos de niños. ¿O es que el latido del Islam, su aliento íntimo, es la violencia? En el libro «sagrado» del Corán, shura 47, versículo 4, se dice: «Cuando os encontréis con los infieles, golpead sus cuellos con la espada hasta someterlos». En el principio, en aquel entonces, era la espada; ahora son los atentados con armas de fuego manejadas por terroristas suicidas, que se inmolan en nombre de su estulticia e ignorancia, o de su misma y diabólica  maldad. Mala fe, se suele decir de quien es malo por naturaleza, de quien le nace del corazón ser malo, de quien mama y escupe maldad. Mala fe es esta fe en un Alá terrible. Hubo un tiempo en que los cristianos también inmolaban a cristianos por herejes o infieles. Hasta que prevaleció el mandato nuevo, el que da sentido y valor a la fe, el que la enciende y la irradia: «Este es el mandamiento mío -dijo Jesús-: que os améis los unos a los otros como yo os he amado». Para añadir: «Nadie tiene mayor amor que el que da su vida por sus amigos». No quitar la vida, Diario, sino darla, incluso por los enemigos, dijo en otra ocasión; al modo de un vientre florido de madre o de un Dios que no sea otra cosa que amor (18:56:53).

lunes, 15 de diciembre de 2014


15 de diciembre de 2014. Lunes.
PÚAS DE HIELO
 
Llorándose de lluvia, en el jardín. F: FotVi
 
-Llovizna; pero lloviznan púas de hielo. Sin embargo, ésta es lluvia como de mirar de pájaro, que cae desde arriba sin romper y sin manchar nada. No mancha ni rompe, pero duele si te da en los ojos o la recibes a cara descubierta, como la ley (o la mentira de los jueces) que no es justa. Me gusta mojarme, pero no con lluvia de alfileres. Con todo, si alguna vez me mojo, que sea con lluvia de alfileres y no con mentiras de jueces, que, desde la ley, inventan verdades que son mentiras. Y en todo caso, bañado por lluvia de alfileres o por sol de alacranes ardiendo de mentiras de jueces, Diario, digo con el poeta argentino Héctor Viel: «Soy el lugar donde el Señor tiende la Luz que Él es» (21:28:41).

domingo, 14 de diciembre de 2014


14 de diciembre de 2014. Domingo.
ESAS COSAS
 
Agua y cielo, en las salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi
 
-Anteayer fue un día de caminata y gloria paisajística. Caminar no es lo mío, aunque inspire y agilice los engranajes de la mente, las piernas y el corazón, y los sitúe a tono con mi ilusión y ensoñaciones consiguientes. El caminar me hace joven (con años), pero me resisto a practicarlo. Los años pesan y yo sé que su fastidiosa gravedad suele aliviarse con el andar frecuente y acompasado. Camino en un parque, frente a casa, hermoso arriba (las copas de los árboles, los pájaros, el cielo) y feo, por sucio y roto, abajo. También son objeto de mis caminatas el bosquecillo y contorno de las salinas de San Pedro, un pequeño edén, aún, en la costa profanada y malamente agredida. En este edén sólo se oyen aves y pasos, y el meterse del cielo en el agua, sus reflejos, tan silenciosos. Esta vez, caminé acompañado de un amigo, Manolo Cuadrado, que, cada año y cerca ya la Navidad, tiene a bien llegarse y decirme a la cara «¡sé, feliz!», así, como suena, con voz imperativa y fulminante, y me hace ser feliz. Caminamos y comimos juntos, es el ritual de cada vez; luego le doy las felicitaciones de Navidad (Puntos de lectura, le llaman en la imprenta), y hablamos de proyectos, de los míos y de los suyos, y reímos con risas de recuerdos: Grecia, Yugoslavia, Sicilia, don Emeterio, su padre, hasta que se van borrando los recuerdos y nos vamos, él a Mula y yo a la Torre, donde habita mi soledad con mis cosas pequeñas maravillosas del día a día, como escribir o no escribir, o ser y estar, con Dios (el otro solitario), o parecerme que no estoy y estoy, o hablar solo (cosa de locos) y callar…, bueno, todas esas cosas (20:32:26).

viernes, 12 de diciembre de 2014


12 de diciembre de 2014. Viernes.
PLATERO, MI AMIGO
 
Platero, mi amigo, y yo. F: FotVi
 
-Esta mañana, de casualidad (o no), me he dado con Platero y, en Platero, me he encontrado yo. Platero y yo, me he dicho. «Platero es pequeño, peludo, suave», y, tras cien años de existencia, sigue siéndolo igual, y «tan blando por fuera, que se diría todo de algodón, que no lleva huesos». Aunque «fuerte y seco como una piedra». Desde 1950, Platero es mi amigo; lo conocí entonces, perdido en una página del bosque de páginas de un libro de texto, donde fulguraban Quevedo, Cervantes, San Juan de la Cruz… Juan Ramón Jiménez aún no había recibido el Nobel de Literatura, sería en 1956, pero continuaba entonces con sus fobias y depresiones y, como diría Umbral, urdiendo con Unamuno «el nuevo castellano del siglo». Esta mañana, abriéndome camino entre los libros de mi corta (por resumida) biblioteca (he procurado poseer sólo los libros que se me ha dado poder leer), hallo el volumen facsímil de la Edición Príncipe de 1914 de Platero, obsequio de Casa Lucas, Murcia. He dado, pues, con Platero y él y yo nos hemos puesto a leer Platero y yo, como dos niños, y él reía por oírse nombrar y yo a emocionarme por verlo llorar por la muerte de la Niña Chica, la que lo llamaba «con todas las variaciones mimosas de su nombre: ¡Platero! ¡Platerón! ¡Platerillo! ¡Platerete!»; así, Diario, hasta rendir a Platero de ternura (20:58:02).

jueves, 11 de diciembre de 2014

11 de diciembre de 2014. Jueves.
MUEVE UNA NUEZ Y CAERÁ UN NOGAL

Sin hojas, en Las Salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Ayer no escribí nada. Y, aunque sea sólo por un día, he sido como un árbol sin hojas, otoñal, pero místico tal vez: en sus raíces -en su interior, su alma- el árbol siempre es árbol. Ayer fui un árbol sin hojas, o un nogal sin nueces. («Mueve una nuez y caerá un nogal», me he oído decir a mí mismo, hoy, con una sonrisa valentona y pícara, casi tonta). Se escribe, pues, para que el árbol de la escritura se llene de hojas, y dé sus frutos. Escribir es un don, y el poder a su vez regalarlo, darlo, es el hopo o cola de fuego de cometa de ese don. Escribir es lo que sigue al don de poder hacerlo. Pensar «luz» o «cosa» y poder escribirlo, y darlo así escrito, es un don, tan notable, que asusta. Pensar, por ejemplo, esto es la luz y esto otro la sombra y poderlo escribir es un don, que toca lo infinito. Como el día en que García Márquez pensó lo de «Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que se padre lo llevó a conocer el hielo». Lo pensó, lo escribió y dio comienzo Cien años de soledad, un libro de libros del siglo XX. Yo escribo para emocionarme, para sentir que siento, para -a mis años- saber que estoy y que no me he ido. La vejez, a veces, a causa del alzhéimer o de sus consabidos y múltiples achaques, te suele llevar de la mano a ninguna parte. Yo estoy; y me siento tilde, palabra, reglón (aunque sea torcido, a veces), verbo, sujeto, y texto al fin, texto que puedo dar a leer para que su lectura emocione a otros con mi emoción, o les haga llorar o reír con mi llanto o con mi risa, o no les diga nada y lo dejen estar, y, sin echar al fuego lo escrito, puedan manifestar: «¡Qué malo es esto!», así, a lo bravo, pero sin ira. Ayer yo oía de boca de una joven de 17 años, Malala, algo muy hermoso: «Voy a continuar esta lucha hasta que vea a todos los niños en la escuela». Recibía el Premio Nobel de la paz en Oslo. Unos talibanes, fanáticos ellos, coránicos ellos, en Pakistán, la intentaron asesinar por defender la educación para las niñas. Escribir; o el milagro, Diario, de poder poner en un papel la lumbre de lo que piensas, el hablar de sus llamas y sus sombras, sus latidos, todo ese milagro (20:03:31).

martes, 9 de diciembre de 2014


9 de diciembre de 2014. Martes.
NO MANCHADA
 
Pureza, en el jardín. F: FotVi
 
-Inmaculada, o sin mácula, no manchada. O el modo de ser de la Virgen, su naturaleza íntima, en la fiesta que celebramos ayer. Ser o estar sin mácula, por la gracia de Dios y en previsión de la muerte del hijo que aún no había nacido. Eso, sí, con una cruz y una muerte de redención al fondo, en el más allá, en el allí del tiempo, estallando de sangre y miedos en un lugar llamado Calvario. Inmaculada, pues, o sin sombra, sin lunar, sin mota en su ser de madre o de vientre para Dios. Todo un vientre, sin mancha, para un Dios que se haría hombre. Vientre sólo ocupado por Dios, y en el que durmió y pataleó, y se hizo bebé, niño, el Hijo de Dios; pero, como hijo de María e hijo de Dios, bebé hombre y bebé Dios, a la vez; es decir, Jesús de Nazaret, el que dijera palabras hermosas y quisiera instaurar un reino en el que la única ley fuera el amor; un reino distinto, Diario, pero posible (19:57:419.

lunes, 8 de diciembre de 2014


 
8 de diciembre de 2014. Lunes.
CALENTAR EL FRÍO
 
Charca de frío, en las Salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi
 
-Lunes y, como cada domingo y fiesta de guardar, madrugo, por lo de llegar a tiempo y celebrar la misa. Hoy lunes es claro que no es domingo, pero sí es fiesta de guardar en el calendario de la fe: la Inmaculada Concepción. En María de Nazaret hubo un milagro que hoy celebramos como fiesta de la gracia y la belleza, o de la belleza de la gracia. Madrugo, pues, para asearme y hacer que sea verdad en mí lo de limpio de alma y cuerpo. Madre me dijo un día: «No olvides ir limpio». Y me aseo. Me limpio el cuerpo y a continuación miro qué tal de aseado ando por dentro; luego me miro en los espejos (el de azogue y el del alma) y me veo mejorable, y doy gracias por no hallarme perfecto. Así, tratando de mejorar, no me hago viejo, y sigo en la nube de la ilusión y de los sueños. Esta mañana, Diario, hacía frío; pero frío hermoso, sin embargo, del que al respirar te pone humo de chimenea de dibujo de niño en la boca; respiras y el aliento se hace humareda de cuento en la boca, de chimenea de casa de cuento, que, si lo echas a las manos, hasta calienta al frío. Como ocurre con la fe, que, a veces, calienta al frío (19:04:01
 

domingo, 7 de diciembre de 2014

7 de diciembre de 2014. Domingo.
FRÍO

Con frío, en el jardín. F: FotVi

-Me gusta el frío, si no afecta al corazón. Un corazón frío, hecho de témpanos y miradas de lobo, confirmaría el lamento de Ezequiel, el profeta, que describe la terrible iniquidad que supone un corazón de piedra, y que él arrancaría, según dice, para poner en su lugar un corazón de carne. «Os infundiré un espíritu nuevo; / arrancaré de vuestra carne un corazón de piedra, / y os daré un corazón de carne», ofrece el profeta. Un corazón de carne, sin gelidez dentro, y, si es posible, conformado con latidos y fiebres de justicia y verdad. Hace frío, o eso me parece a mí, que soy un aterido. Aterirse es pasmarse de frío; como me pasma de fríos la injusticia. Hace frío de todo. Pero avisaré a mi corazón: «No dejes que te venza el frío de tu alrededor; mantente ascua, aunque sea entre cenizas». Esto le diré, Diario, a mi corazón, todavía con sueños, todavía esperanzado, a pesar de tanto frío como hay en el entorno (20:07:45).