6 de mayo de 2018. Domingo.
PERDÓN
Pensativos, o con dudas, Mingote. ABC |
-Se me
pone un nudo en la mirada, y en el alma, cuando contemplo al clero vasco
pidiendo perdón por los asesinatos de ETA. Pedir perdón, tan evangélico, tan
franciscano (de Francisco), y, sin embargo, tan estremecedor. Me pregunto:
pedir perdón, ¿por qué? ¿Mataron, secuestraron, extorsionaron ellos? ¿O es que se
negaban a celebrar sufragios por aquellos a los que -vecinos de sus iglesias-
asesinaban los suyos? ¿O es que, cuando ocurría la muerte de un inocente,
miraban para otro lado? ¿O es que estaban conformes con que unos movieran el
árbol y otros cogieran las nueces? Me coso con un imperdible la nariz para no
oler mal. Hay tufo de tortugas podridas al alrededor de cierta iglesia vasca. Determinada
fe, a veces, también apesta: la fe individualista, egoísta, encerrada tras los
muros de una iglesia, del terruño, de la tribu. La endogamia de la fe es
contraria a la luminosidad y apertura del evangelio, a su universalidad. Jesús
nos dejó un solo mandamiento original, excelso: «Amaos los unos a los otros
como yo os he amado». Todos, incluso el no nacido allí, el maketo vilipendiado.
La iglesia no es ideología, sino amor. Está bien, Diario, que pidan perdón; yo
se lo doy, y las víctimas, quizá, y Dios, desde luego, ¿pero se han perdonado
ellos a sí mismos? Quemo mis dudas y creo que sí, que se han perdonado, o es lo
que han intentado hacer -sin tiempo apenas- en esta ocasión solemne e irreversible
(18:40:15).