26 de septiembre de
2018. Miércoles.
JUSTICIA
Justicia postergada, en una viñeta de Mingote. ABC |
-En
estos días de tanto aquelarre -bulla- político, voy, como siempre que me entran
dudas sobre el significado de alguna palabra, al diccionario, mi gran libro de
cabecera. Hay dos libros que nunca dejo: el Libro
de las Horas, con el que rezo, y el Diccionario
de la Lengua Española, con el que lleno (hermoseo) mi boca de palabras. Y que
más tarde salen de ella, como si fueran pájaros o flechas ardientes. Depende. Pájaros,
si hay paz; flechas, si se escucha cercana la guerra. Hoy, dado el cariz
político del asunto, he ido al Diccionario y he buscado la palabra Justicia. Y en su segunda acepción dice:
«Derecho, razón, equidad». Y en la tercera: «Conjunto de todas las virtudes,
por el que es bueno quien las tiene». Y «en el cristianismo -dice en la séptima-,
una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en la constante y firme
voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido». Sin embargo, esto no
concuerda con cómo se toman algunos (y algunas) la justicia. Una ministra
(Delgado), un juez (Garzón), y un policía (Villarejo), hablando
«distendidamente», dicen, y con un lenguaje de taberna malintencionada y
dicharachera, borracha. Escribe hoy en el diario El Mundo Raúl del Pozo del
profeta Ezequiel, que dice: «El camino del hombre recto está por todos lados
rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos».
Y ahí se queda. No cita lo que sigue: «Os aseguro que vendré a castigar con
gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a
mis hermanos». ¿En qué manos estamos? ¿Es esta la Justicia que describe
(resume) el Diccionario? «¿Derecho, razón, equidad?» Tengo miedo por este país
que una vez se llamó España, y ahora, parece La verbena de la Paloma: con
llanto en vez de música. En este momento, Diario, digo democracia y creo estar refiriéndome a un plato de lentejas, guarnecido con caracoles serranos y un poco de perejil (12:30:54).