domingo, 7 de octubre de 2018

7 de octubre de 2018. Domingo.
UNA FURTIVA LACRIMA

Viento en popa, a toda vela. Museo del Mar. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Yo, ayer, al conocer la noticia de la muerte de Monserrat Caballé me entristecí, hasta dejar que aflorara a mis párpados «una furtiva lacrima». Las lágrimas que más se sienten, casi siempre son furtivas; es decir, discretas, y nacen rodeadas de silencios que se van diciendo con lamentos. Lamentos furtivos. Como clandestinos. Descanse en paz. Y Charles Aznavour, con su voz de ángel enojado (¡ah, La Boheme!), también ha muerto. Con ellos, se ha ido mi juventud; ahora me queda mi ancianidad asida a cada año que pasa. Como una escalera que baja. O sube. No sé. Solo sé, Diario, que cada vez que sale de este mundo uno de estos insignes personajes, yo me tiento a mí mismo y me digo: «¡Amigo, todavía estás aquí!», y doy gracias, y me pongo a pensar en el futuro, como si una gota de agua pudiera regar todo el campo; que tal vez (19:11:47).

sábado, 6 de octubre de 2018

6 de octubre de 2018. Sábado.
EN ASÍS, REINO DE POBRES

Con la guitarra y su pobreza, en Šibenik. Croacia. F: FotVi

-San Francisco es un santo que nos enorgullece y nos conmueve; es un personaje con una mano en la frente del que sufre y lo pies, descalzos, tocando la tierra. Es como un árbol enraizado en el suelo mientras recibe la lluvia de lo alto. Vestido de saco (de asco), ennoblece la pobreza, al tiempo que, en sus ojos, se afana la gloria del cielo. Nada más bello que la pobreza de Dios aliviando la pobreza del ser humano: en San Francisco, el humilde indigente de Asís. San Francisco ejercía de mano de Dios, que a veces curaba, otras, no; pero siempre aliviaba. Ya lo dijo Jesús naciendo en una cuadra: se puede construir un reino de pobres; pobres que no echen de menos la riqueza, ni trafiquen con ella. La pobreza es la riqueza que salva: por ser más libre, por más limpia, y con la que, por carecer de ataduras, se puede volar más alto. O sea, la pobreza real, la que a todos asusta, la de quien no tiene donde reposar la cabeza, la pobreza que duerme en un banco del parque donde zurean las palomas, la pobreza de los desahuciados, la de los ancianos que mueren de soledad. Es decir, esa pobreza que solo existe en la mente de los ascetas del desierto y que vivió San Francisco, y que hizo, en su tiempo, que una parte de la Iglesia volviera al evangelio, y, en el silencio de su ejercicio, se hiciera palabra de Dios. Pero solo los humildes aceptan esta verdad, y solo los humildes la viven, descalzos y con las manos extendidas, y los ojos puestos en el cielo. Esperando la lluvia: la gracia de Dios. En un mundo de egoísmos y de avaricias, la pobreza, Diario, es, aunque rechazada, la nueva cruz (y luz) de la iglesia que salva, y libera (09:51:36).

jueves, 4 de octubre de 2018

4 de octubre de 2018. Jueves.
ESPAÑA MUERTA

Sol vivo y muerto, en Murcia. F: FotVi

-Miro por las pastillas -dije ayer que me tocaba mirar a través de las pastillas- y veo lo mismo que sin pastillas: veo las cosas, como una pesadilla, envueltas en redecillas de telarañas. Aunque por entre estas redecillas, aún veo claro. O creo ver claro. Lo que no veo tan claro es lo que sucede en esta «mi querida España, / esta España viva, / esta España muerta». Cecilia sin censurar. La censura mordió y se comió las palabras viva y muerta, y en su lugar regurgitó mía y nuestra, y las colocó donde dolía, ya había rima y mensaje, y mentira. Esto decía Cecilia de España en el año 1975. Una España viva y muerta, a la vez; es decir, viva en sus paisajes, en sus pueblos y ciudades, en muchos de los lances de su historia, en la mayoría de sus gentes, sencillas y trabajadoras, y festivas. Y muerta, en sus rencores, en su mirar hacia atrás con ira, en sus guerras nunca concluidas, en sus orgías destructivas. La España política e ideologizada. Pero, como diría un optimista, vamos tirando, «España mía, / España nuestra». Mal tirando, pero tirando, no polvo de estrellas precisamente, aunque sí sueños nuevos y alguna realización inverosímil, como el habernos podido dar la mano -y sin taparnos la nariz- en la Transición, hasta ahora (19:29:26).

miércoles, 3 de octubre de 2018

3 de octubre de 2018. Miércoles.
OJOS ABIERTOS

Luz, libro y gafas, o poder leer. En Murcia. F: FotVi

-Ayer mañana, antes de ir al oftalmólogo (revisión), leía estos inquietantes y bellos versos de Claribel Alegría, poeta nicaragüense: «Quiero entrar a  la muerte / con los ojos abiertos». Los ojos abiertos, por donde entran el mundo y sus cosas, sus ensoñaciones y terrores, los libros y los poemas. Me aterra la oscuridad de Borges, por el hecho de no poder llegar al poema por sus propios ojos; sus ojos ciegos, sin luz que lo guiara en sus lecturas. Solo de oídas podía ver un poema, escudriñarlo, amarlo. Primero un poema se gusta con los ojos, y luego se pasa a la mente, y al corazón, y allí se hace gorrión que canta o áloe que huele a pureza y a limón. Los ojos, ese don con el que parpadeamos todavía medio dormidos y, ya despiertos, contemplamos todo con asombro y niñez, y de la mano de la imaginación. Pues fui al médico y me examinó los ojos, me los limpió de telarañas, o eso intentó, y me recomendó comer naranjas, kiwi y patatas, aparte de otros frutos más exóticos, como espinacas, maíz dulce hervido, o lo que es lo mismo, alimentos con luteína y zeaxantina, sustancias estas que protegen nuestros ojos de los rayos solares. Ahora me toca mirar a través de las pastillas: ya te diré, Diario, si va mejor. Creo que sí; como dice el poeta: sin desfallecer, «hay que esperar en la esperanza» (18:06:25).

lunes, 1 de octubre de 2018

1 de octubre de 2018. Lunes.
A CAMPO ABIERTO

Fiereza en piedra, Catedral de Murcia. F: FotVi

-Miro por el balcón y veo que hoy, uno de octubre, es igual que ayer, treinta de septiembre. El cielo, los árboles, los ruidos -el de alguna sirena: el hospital está al otro lado de la calle-, la sorpresa de levantarme, de tocar las cosas, de amarlas. Porque me sirven. El peine, la maquinilla de afeitar, la fruta del desayuno, el Libro de las Horas, en el que la palabra silabea a Dios, lo dice. Todo en orden; todo puntual en mis manos, queriéndome hacer feliz. Y lo soy, feliz. Salvo, cuando la mente se me va más allá de esta pequeña habitación donde vivo. Y sale a campo abierto. Donde se hallan los dramas y las historias de llanto y rabia, de dolor y sonrojo. Entonces, la vergüenza me hace bajar los ojos y decir: «¡Dios, ten piedad!», y, luego, miro al cielo, y a mis manos, por si, en ellas, hubiera algo de culpabilidad, de ciénaga, pues mis manos son las manos del hombre, «y el hombre -como diría Antonio Lucas, poeta- es el fondo de todas las cosas». Y yo, como hombre, estoy en la base de esa ciénaga, quizá no como individuo, pero sí como colectividad, como humanidad que, a veces, mira y no ve, y si ve, no siente. O si siente, no actúa. Por eso, Diario, miro al cielo y digo: «!Dios, ten piedad!», y luego escarbo en mi corazón, y espero: la esperanza siempre lleva a algún puerto (18:31:48)

domingo, 30 de septiembre de 2018

30 de septiembre de 2018. Domingo.
EL OTRO ROSTRO DEL DÍA

Luz y sombras, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Como el día, como una flor, se abre el domingo. Y me deja su olor y su luz, y su temblor: es el día del Señor. Olor y luz de Dios, que alegran mis sentidos. Como la acacia huele a acacia, Dios huele a Dios, y es un olor invisible que, cuando te toca, quedas transformado, investido de gracia, gracia que se percibe en tus ojos y en tus actos; es decir, el alma se asoma a los ojos y se derrama en los hechos que realizas. Hasta que te das con el otro rostro del día, el de la mentira, la violencia, la política, las cloacas del Estado, el constatar que la Justicia no es ciega, que, cuando conviene, se destapa un ojo y mira donde no debe, el de la pobreza en el mundo, el despertar aterrador de un tsunami en Indonesia, las banderas y las banderías, la guerra de las lenguas en la iglesia, en las que el pan de la palabra, a veces, se da duro y tergiversado, en lenguajes que no se entienden, etc. Todo deprimente, caótico, lioso, aunque esperanzador, pues miro de nuevo al caer la tarde y todo lo veo, Diario, con la luz de domingo, que es la luz de Dios en todas las cosas, y rezo, y me consuelo, un poco (19:01:58).

sábado, 29 de septiembre de 2018

29 de septiembre de 2018. Sábado.
VUELOS INVISIBLES

Arcángel, en una de las pechinas de Santa Sofía. Estambul. Turquía. . FotVi

-Hoy es día de ángeles y de vuelos invisibles que agitan el aire y alegran el espíritu de los mortales. Hoy es el día en el que celebramos, en gavilla, a Miguel, Gabriel y Rafael, como un racimo de cerezas celestiales. A manera de la sociedad humana, en los ángeles hay categorías, clases, prestigios: los que sirven como consejeros o gobernadores de Dios y los que conviven aquí abajo con los humanos; o sea, estos son los que van y vienen, los que traen y llevan noticias del cielo a la tierra: el correo torrencial e íntimo que va de aquí a las estrellas, y de éstas, al más allá. Allá, donde ya no hay estrellas, sino lo Invisible, lo Trascendente, Dios. En el Nacimiento de Jesús, había ángeles que cantaban «¡Hosanna!»: fue la noche en la que el cielo descendía hasta la cuna del Hijo del Hombre y se postraba en su honor. Sin embargo, el que anuncia a María que ha sido elegida para ser la Madre de Dios, es un arcángel de nombre Gabriel: o «mi Protector es Dios». Pero, antes, en el principio de todo, cuando había guerra de ángeles, Miguel se enfrentó a Lucifer y dijo aquello de «¿Quién como Dios?», y esta frase le quedó como nombre. En adelante se llamaría «La fuerza de Dios». Y Rafael, el que curó a Tobías de su ceguera, y que recibiría el nombre de su acción: «Medicina de Dios». He aquí, pues, Diario, el haz de arcángeles, tres, que, cerca de Dios, interceden por nosotros, y que hoy celebramos con acordes de laúdes, arpas y cánticos espirituales, para honra suya y gloria de Aquél al que sirven (17:50:19).

viernes, 28 de septiembre de 2018

28 de septiembre de 2018. Viernes.
DE BRUCES

Vejez, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Como el jabón, se me resbala septiembre entre las manos de la vida. El Señor «me da piernas de gacela», canta el profeta Habacuc en su Himno llamado Juicio de Dios. ¿Es el Señor el que aligera (enjabona) el tiempo? Con piernas de gacela se atropellan los días, ruedan vencidos frente a mí, y, al tropezar en ellos, me hacen caer. De bruces. Caigo en los años, como el azúcar en el café; es decir, caigo en el fin que es el nacer, y me disuelvo sin remedio. Cuando veo una película antigua, me fijo en las actrices y actores, en su juventud, en su fuerza, en su esplendor, y, al punto, en el declive sufrido en ellos por el paso de los días, sus arrugas, sus caídas del Olimpo donde reían y se solazaban, su soledad que los más comparten con la bebida y la locura, y, a veces, con el suicidio. Y es que como diría Séneca en una de sus Cartas: «Vivir es morirse día a día». Pero esto no es lo trágico. Porque en otro lugar añade: «El día de la muerte, es el día del nacimiento». (Sin embargo, digo yo). Y esta es la esperanza, Diario: que sin muerte, no hay vida (18:36:39).

miércoles, 26 de septiembre de 2018

26 de septiembre de 2018. Miércoles.
JUSTICIA

Justicia postergada, en una viñeta de Mingote. ABC

-En estos días de tanto aquelarre -bulla- político, voy, como siempre que me entran dudas sobre el significado de alguna palabra, al diccionario, mi gran libro de cabecera. Hay dos libros que nunca dejo: el Libro de las Horas, con el que rezo, y el Diccionario de la Lengua Española, con el que lleno (hermoseo) mi boca de palabras. Y que más tarde salen de ella, como si fueran pájaros o flechas ardientes. Depende. Pájaros, si hay paz; flechas, si se escucha cercana la guerra. Hoy, dado el cariz político del asunto, he ido al Diccionario y he buscado la palabra Justicia. Y en su segunda acepción dice: «Derecho, razón, equidad». Y en la tercera: «Conjunto de todas las virtudes, por el que es bueno quien las tiene». Y «en el cristianismo -dice en la séptima-, una de las cuatro virtudes cardinales, que consiste en la constante y firme voluntad de dar a Dios y al prójimo lo que les es debido». Sin embargo, esto no concuerda con cómo se toman algunos (y algunas) la justicia. Una ministra (Delgado), un juez (Garzón), y un policía (Villarejo), hablando «distendidamente», dicen, y con un lenguaje de taberna malintencionada y dicharachera, borracha. Escribe hoy en el diario El Mundo Raúl del Pozo del profeta Ezequiel, que dice: «El camino del hombre recto está por todos lados rodeado por las injusticias de los egoístas y la tiranía de los hombres malos». Y ahí se queda. No cita lo que sigue: «Os aseguro que vendré a castigar con gran venganza y furiosa cólera a aquellos que pretendan envenenar y destruir a mis hermanos». ¿En qué manos estamos? ¿Es esta la Justicia que describe (resume) el Diccionario? «¿Derecho, razón, equidad?» Tengo miedo por este país que una vez se llamó España, y ahora, parece La verbena de la Paloma: con llanto en vez de música. En este momento, Diario, digo democracia y creo estar refiriéndome a un plato de lentejas, guarnecido con caracoles serranos y un poco de perejil (12:30:54).

martes, 25 de septiembre de 2018

25 de septiembre de 2018. Martes.
BESANDO EL AGUA

Y besaba el agua, en el jardín. Torre de la Horadada, F; FotVi

-Me despierto y observo que el cielo está encapotado. Y amenaza (bendice) lluvia. Aquí en esta tierra, la amenaza de lluvia significa bendición: o Dios que nos mira con ojos húmedos y serenos, sin aparato eléctrico, bonanciblemente. La mirada de Dios debe ser como el rocío que cae durante la noche para alivio de lo marchito y sediento, sin fantasmas de sequía. Las plantas de la noche dirán: «¡Dios nos ha mirado!», y dormirán sin miedos, sin fantasmas. Hasta que, en su interior, las despierte el rumor de la savia; y, en su entorno, la naturaleza cante el himno de la vida. Pero, no; la lluvia se dejó oler, pero no tocar. Tocar el agua, tocar el viento, como titularía Amos Oz una de sus bellas novelas. En una de sus páginas habla de un tal Emanuel Zaicek, filósofo y divulgador de ideas, sospechoso de ser espía, que un día, «a la vera de un  río de aguas indolentes…, con la tez morena y quemada, con la piel de oso ceñida sobre los hombros, con la barba blanca desgreñada, está en cuatro patas, bebiendo y besando el agua. Está solo». «Besando el agua», como se besa una reliquia o al ser amado. El agua, labio de Dios, que, al tiempo que la besamos, nos besa. Pues, Diario, no ha llegado la lluvia. En las nubes, se ha paseado por nuestros cielos y se ha ido a otra parte, sin dejarnos besarla. Quizá sea que no le gustan nuestras caricias, quizá sea eso (18:59:19).

domingo, 23 de septiembre de 2018

23 de septiembre de 2018. Domingo.
OTOÑO

Arando, de ABC. 1970

-Con el equinoccio de septiembre, el otoño empieza a dar señales de hojas que caen y de vacunas con pretensión de esquivar la gripe. El verde se aparta y el árbol -el paisaje- se deja invadir por el ocre, el color del desierto, del bosque de hoja caediza, de la catedral de viento y roca. A veces, el equinoccio viene cargado de nubes, y septiembre se llueve para festín de los campos. Los campos, entonces, se aran, se preparan para la siembra. Los pájaros acechan y, cuando el sembrador rocía las semillas, pican y comen. Los espantapájaros los ahuyentan, pero solo hasta que se percatan de que aquello es inofensivo y vuelven avaros y displicentes, y pican donde ya habían picado. El otoño es melancolía, añoranza, o, como dijera Juan Ramón Jiménez: «¡Encantamiento de oro!» Oro y ocre, Diario, los colores del otoño, del declinar de la vida, periodo en el que se vislumbra -se entrevé- la Trascendencia (19:34:17).

sábado, 22 de septiembre de 2018

22 de septiembre de 2018. Sábado.
EL LAGAR DEL ALZHEIMER

Luz entre sombras, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me fijo en ti, abuelo, que has perdido el control de ti mismo y has descarrilado en el pavoroso y extraviado lagar del Alzheimer. Con la mirada absorta en no se sabe qué y los recuerdos perdidos en el olvido, andas sin fijarte en nada o, si acaso, en el roce de pluma de una caricia, que, de pronto, te lleva por un instante a evocar un día de luz y de amor, un paisaje, una huella -ah, sonríe-; pero esta sonrisa se desvanece enseguida. En ti, abuelo, solo ocurre que pasa el tiempo, y que, conforme avanza, te va dejando en la indiferencia, en una desgana infinita, que, sin embargo, tú no sientes. Ni la mujer, ni los hijos, ni la iluminación de los nietos, todo está apagado en ti, como una libreta emborronada de la niñez. Los silencios te preceden y te siguen, vas como envuelto en una burbuja de nada, tropezando en todo y sin sentir que lo has hecho. Te desvaneces en la inconsciencia más devastadora y cruel. Ni los ojos, ni las manos, ni los pies te sirven, solo la ayuda de alguien que te quiere y te protege, que dice padre o abuelo, y te ofrece el brazo para que te apoyes en él, y así te guía, y así te dice que te quiere. Ayer fue el día dedicado al recuerdo de esta enfermedad, que debería despertar letargos y gobiernos, para tratar de darle solución, una salida a la esperanza. 800.000 enfermos en nuestro país, Diario, llaman  a la puerta de la Administración solicitando ayudas y programas que, al menos, atenúen el dolor y el aturdimiento que causa en el enfermo, en su entorno, y en la sociedad. Abuelo, estoy contigo, en tu calle sin salida, acompañándote, para decirte que te quiero y que miro por ti; no te preocupes: camina (11:59:25).

viernes, 21 de septiembre de 2018

21 de septiembre de 2018. Viernes.
¡PLAGIO!

Brotes parecidos, pero no iguales. En Murcia. F: FotVi

-Mírense ustedes y advertirán como cada vez que dicen la palabra ¡plagio! se les llena la boca de saliva gorda, tanto, que tienen la sensación de poderla masticar. Como se mastica la sal, es decir, con un amargor crujiente, desagradable y granulado. Pero, aunque lo parezca, no es saliva lo que mastican, sino un haz de letras combinadas de tal modo que abultan tanto en la boca que dan ganas de escupirlas. ¿Pla-gio? ¡Aj! ¿No ven? No suena como casa o paloma, o como luz y candil, o como nido y arboleda. En estas otras palabras, la suavidad se desliza por la lengua como un apacible bocado de lisura pacífica y dulce, cálida. Por el contrario, plagio y camorra, o plagio y rapacería, o plagio y autobombo, son palabras que abren heridas en la boca, y que no concuerdan con la placidez de decir Sánchez, o jefe del ejecutivo, o transparencia. ¿Ven qué ligereza, qué levedad? Sin embargo, Diario, decir ¡Plaaaa-gio!, es como si cayera una roca en un aula y se llevara por delante a Atenea, la diosa de la sabiduría, o a Metis, la diosa de la astucia (13:39:46).

jueves, 20 de septiembre de 2018

20 de septiembre de 2018. Jueves.
UN AYER FLORIDO

San Pedro, en el mar. Salinas. San Pedro del Pinatar. F: FotVi

-Luego de desayunar, salgo de la Casa Sacerdotal en coche. Es una mañana de azul y sol, murciana. La ciudad está viva, como las jacarandas y las palomas en las aceras por donde cruzo. Tomo la autovía y en una hora me planto en San Pedro del Pinatar, donde están mis recuerdos. En mí, en esta hora de mi vida, parece que todo sean recuerdos, nostalgias, acacias brotando en el pasado. Miro más hacia el ayer -un ayer florido- que hacia el mañana; el mañana es un paisaje borroso, más allá del instante que ahora vivo, instante en el que extiendo los brazos y solo acierto a tocar decadencia y fósiles, vestigios. Ya en San Pedro, visité al dentista: tenía cita con él. Pero antes, un grupo de señoras celebró haberme conocido, y yo -me lo recordaron ellas- de haberlas casado, a pesar de todo, dijeron ellas. Y, a partir de ahí y al subir las escaleras de la consulta, me atrapó el miedo. Miedo que duró durante toda la consulta: la boca abierta e Hilario, el médico, manipulando mis dientes con el espejito redondeado en una mano y la sonda dental en otra, hablándome, desde arriba, como un dios ininteligible y despiadado, con la boca embozada y la mirada líquida detrás de las gafas. Pero al fin entendí lo que me decía: he de volver el veintiséis de septiembre. Callé, acaté, y, si Dios me lo permite, Diario, volveré, con el alma en vilo, y doliéndome toda ella en la dentadura, con la que mastico y, gozosamente, hago palabras, libres (18:49:57).

martes, 18 de septiembre de 2018

18 de septiembre de 2018. Martes.
AL COLE

Alegría, por volver al cole. Google.

-Es la hora del cole y los niños se ponen en cola -unos con lágrimas, otros con destellos de ilusión llenando sus ojos- para dar comienzo a la etapa de los libros y las aulas, de la formación, del encauzamiento de su personalidad. Es darle la opción al niño a que pueda existir como persona, como ser racional y libre, o un ser con expectativas de triunfo. Educar, es desarrollar los ojos, los pies y las manos del niño, su inteligencia, para que pueda vivir -y defenderse- en la selva competitiva de la sociedad. La selva, que puede ser jungla o simplemente fronda, o lugar de vida y muerte. Pues como dejó dicho Karl A. Menninger, psiquiatra norteamericano: «Lo que se les dé a los niños, es lo que los niños darán a la sociedad». O el «do ut des» («Te doy para que me des») de los romanos. El niño dará en su vida, lo que haya recibido en su niñez. Si le das música, te ofrecerá a Bach o el My Way de Paul Anka en sus comportamientos; si le das poemas, te dará poesía, tocará la belleza y se vestirá de libertad, de sueños; y si amor, triunfará en sus relaciones humanas, viviendo y dejando vivir; es decir, andará por la senda del humanismo, valorando a sus semejantes y a la circunstancia (Ortega) donde vive; y así, Diario, querrá a la tierra, y la respetará, y se sentirá parte de ella, siendo, con su inteligencia, la luz que la ilumina (18:24:56).

domingo, 16 de septiembre de 2018

16 de septiembre de 2018. Domingo.
ES DOMINGO

Tratando de abrir la cerradura, en Rumanía. F: FotVi

-Me asomo al día, y es domingo; y miro al cielo, y rezo; y a la tierra, y me alimento y escribo; y al silencio, y pienso; y luego de pensar, medito; y meditando, contemplo; y en la contemplación, hallo respuestas; y en las respuestas, preguntas; y en las preguntas, quedan el infinito y la trascendencia, que, a veces, vuelven a ser silencios. Y en estos silencios estoy, con ellos camino, y en los que tanteo por ver si doy con el Uno de Plotino, o con el Dios de San Juan de la Cruz, que en su noche oscura, Diario, intentaba dar a la caza alcance (12:43:30).

sábado, 15 de septiembre de 2018

15 de septiembre de 2018. Sábado.
SOMBRA ERRÁTICA 

Armonía, en el jardín. Estambul. Turquía. F: FotVi

Con ocasión de lo que sucede en este país nuestro, me viene a la mente un texto de Machado: España, dice en su libro Por tierras de España, «…es un trozo de planeta / por donde cruza errante la sombra de Caín». «Un trozo de planeta»; es decir, una china en el zapato, o una nota musical -una corchea- en la gran sinfonía del mundo. Y por aquí, por esta burbuja de jabón, por esta pequeña concha de molusco, por esta joya tozuda y casi siempre cabreada que llevamos en el corazón pasa la sombra errática, extraviada e impetuosa, de un Caín colérico y ceñudo, que con los pies en el barro, intenta alcanzar a su rival con un garrote amenazador y contundente. (Goya). La sombra, o el espectro líquido de Caín. O el odio contumaz e inhumano. En definitiva, la guerra sin cuartel, pavorosa. Caín que se cruza de vez en vez en nuestro camino y nos aturde, y nos envilece. Cualquier cosa vale para entrar en la atormentada vida de Caín, y seguirlo, y, si se tercia, hacerle un monumento. En el corazón. Ahí, Diario, donde más duele y debilita, donde más se enredan las pasiones que nos destrozan, que no nos dejan avanzar, y, sin savia que aliente en nosotros la comprensión, la tolerancia, la amistad, nos secan, y no nos dejan dar frutos de convivencia como país civilizado, libre, armonioso, sinfónico (18:49:32).

jueves, 13 de septiembre de 2018

13 de septiembre de 2018. Jueves.
POR FAVOR

Incendio, en el cielo de Murcia. F: FotVi

-Toco la política y me quemo. Arde la política, como un bosque incendiado. Y es que la política es un tema combustible casi cada día. La política, con el tiempo, es una decepción, de la que se pasa a la ofuscación, y de esta, a la destrucción. La guerra; casi siempre guerra civil. La destrucción y la política se besan, como la paz y la justicia. Dice el salmo 84: «la misericordia y la fidelidad se encuentran, / la justicia y la paz se besan». En la política no hay misericordia ni fidelidad, hay mentira, prevaleciendo la ficción. Dice el apóstol Santiago que la misericordia se ríe de la ley; pero, al final, la ley predomina. ¿Hemos de tener misericordia de los políticos que incumplen la ley? También dice Santiago: «Pues el juicio será sin misericordia para quien no practicó la misericordia». Porque hay quien, después de condenar, cae en la misma miseria ética y moral que condenó. O sea, cae en la ruindad o la mentira; y, en política, lo más grave que hay, tras el hecho de enriquecerse por sendas torcidas, deshonestas, es el mentir, sea con un máster o una tesis en tu currículo académico. Porque si engaña en lo pequeño, ¿por qué no en lo grande y fundamental? Primero fue una tal Cifuentes, luego un tal Casado, más tarde una tal Montón, y ahora un tal Sánchez, que gobierna un país maravilloso y que determinados políticos han hecho de él un lugar bronco y desabrido, irritado, plagado de banderas y lazos iconoclastas. Con todo y como mal menor, Diario, demos un voto de confianza a la política, y tratemos de apagar este incendio, que, si sigue, nos puede llevar a todos por delante, por favor (18:58:23).

martes, 11 de septiembre de 2018

11 de septiembre de 2018. Martes.
LLUVIA DE PÉTALOS

Camino del monte, en Murcia. 

-Me despierto, oigo un cohete y me digo: «La Virgen camino del Santuario». Así es; la Virgen deja la ciudad y sube al monte, donde la paz y el pino, y la contemplación, y el silencio, o el susurro de Dios. Es decir, el lugar donde se cobija la armonía. Pero subir la Virgen al monte, el protocolo, es una idolatría. Se agasaja la fiesta y se olvida la razón de ser de esa fiesta. La abeja pasa de la flor y busca la corola, donde se halla el polen, y allí se sacia. Quiero decir que, en estas romerías, la Virgen va por un lado y la mayor parte de la gente, los vítores, los cohetes, el barullo, la tertulia amistosa, van por otro. En estos casos solo he visto unos pocos ojos que lloraban, o unas manos que suplicaban, todo lo demás es jolgorio devoto, con incienso y ruido, y comida posterior en el monte. Es la otra liturgia, la que no dice nada, o la que lo dice todo. Pero estos ojos que lloran y estas manos que suplican bastarían para poner una nota de luz en tanta oscuridad, en tanto folklore. Yo, Diario, me fijo en esos ojos y en esas manos que oran, que imploran, y doy por bueno todo lo demás, la romería, la lluvia de pétalos, la tradición: y pido que no acabe (18:46:30).

lunes, 10 de septiembre de 2018

10 de septiembre de 2018. Lunes.
ODIO VANDÁLICO

Damas ibéricas, en Museo de arte ibérico. El Cigarralalejo. Mula. F: FotVi

-Ni gota ni fría, nada; en Murcia, las predicciones meteorológicas, siempre dan en el mismo clavo: el de no acertar: «Se equivocó la paloma / se equivocaba». En realidad, ha sido un pequeño goteo, y más bien poco frío. Pero qué mala suerte: miré al cielo y una gota (de las tres que cayeron) me vino a dar en las gafas, y, durante unos instantes, me quedé sir ver. Hasta que saqué una toallita y limpié los cristales húmedos, y otra vez pude ver. Mientras, la vida sigue y la política hace enrojecer. Por falta de honestidad, de pudor ético. Y siguen las muertes violentas de mujeres a manos de sus parejas, es un mal que no para, es la parte visible del mal llamado amor. Ya dijo Platón que «una moral que se basa en valores emocionales relativos es una mera ilusión». De pronto la emoción se hace apasionamiento, delirio, y arde, y destruye todo lo que toca. Es la moral de estos delincuentes que matan después de descubrir que no era a mor lo que sentían por su pareja, su otro yo, sino odio. Un odio vandálico y desatado, sin control. ¡Qué hermoso sería, Diario, educar en el amor del sufrir y no solo en el del gozar, en el amor humilde y sabio del saber perdonar! (18:51:40).

domingo, 9 de septiembre de 2018

9 de septiembre de 2018. Domingo.
ÁBRETE

Hablando de lluvia, en Murcia. F: FotVi

-Abro un ojo y el otro lo dejo medio dormido, en estado de pereza, pero alerta. Inclino el oído, y no oigo lluvia. Luego, saco el pie de la cama y bostezo, y doy comienzo a un nuevo día. El sol enciende débilmente el marco de mi balcón. Son las siete treinta de la mañana. Rezo, y da comienzo la jornada. Celebro la misa y oigo: «Decid a los cobardes de corazón: “Sed fuertes, no temáis”. Es Isaías que estimula a su pueblo (a Israel) a no caer en la debilidad, a no bajar los brazos, a conquistar una ilusión cada día. (Ilusión: mirar al cielo, ver un pájaro volar y querer imitarlo). ¿Será este mi pecado y el de la sociedad en la que sobrevivo? Y luego, tras meterle los dedos en los oídos a un ciego, y tocarle con su saliva la lengua, otra palabra de Jesús: «Effetá», es decir, «ábrete». Y el oído y la lengua del ciego se abrieron y este pudo oír y hablar. ¡Poner palabras en la boca de alguien, qué maravilla! O sea, todo palabras de liberación, de escape, y, como diría San Juan de la Cruz, de «darle a la caza alcance» (19:09:25).

sábado, 8 de septiembre de 2018

8 de septiembre de 2018. Sábado.
ACUARELA

Bajo la lluvia, en Murcia. F: FotVi

-Amanece nublado, como tapado el día por una manta sombría y gris, al igual que una acuarela que se estuviera pintando. Caen unas gotas, aunque auguran que, de tarde, lloverá más intensamente. Entonces se emborronará la acuarela, dicen. No importa, Murcia necesita agua para sus campos agostados, secos, marchitos como juncos. Así, la acuarela de Dios se irá pintando de melancolía, de evocación. Pero no ha durado la lluvia. De tarde ha salido el sol y ha difuminado la acuarela. En Murcia, Diario, es imposible pintar la lluvia, no dura para poder pintar su retrato, aparece y desaparece, se mueve demasiado (12:01:34).

viernes, 7 de septiembre de 2018

7 de septiembre de 2018. Viernes.
LEER Y ESCRIBIR

Abrir un libro, la emoción. F: FotVi

-Alfabetizar es llenar el espíritu de cosas que elevan, que salvan, que embellecen, como aprender las letras y darles luz en la mente, ordenándolas, domesticándolas, para poderlas leer y escribir, y así ponerlas en actitud de conquistar la sabiduría, ese don que nos abre las puertas de los libros y que da alas a la imaginación y al instinto de volar, y con las que nos elevamos sobre nosotros mismos y salimos a tocar estrellas y hacerlas cosa cercana, atrapando así la utopía; o el saber manejar el juego de los dados de los números y penetrar sus misteriosas raíces interiores, que te llevan a proyectar catedrales y pirámides, y aun sinfonías de Beethoven o fugas de Back, o la gracia de un villancico. Hoy es el día mundial de la alfabetización, que nos recuerda que hay gentes -especialmente mujeres- que viven en la esclavitud de no saber leer ni escribir, en la discriminación de no tener acceso a la cultura, en la humillación de no poder dar salida a sus pensamientos y deseos y quedar de este modo atrapados en sus limitaciones. Ya decía Platón, que «el saber es la parte principal de la felicidad». Y gran parte del saber, Diario, se encuentra, como polvo de estrellas, en las letras y en los números, y en las infinitas combinaciones que se pueden hacer con ellos, tan ligeros son de equipaje, tan dóciles, tan llenos de humildad (18:48:49).

jueves, 6 de septiembre de 2018

6 de septiembre de 2018. Jueves.
Y ALLÍ SE MARAVILLÓ

Subir al cielo, en Estambul. Santa Sofía. Turquía. F: FotVi

-Me gusta -y mucho- un cuento de Galeano, titulado El Mundo, y recogido en El libro de los abrazos. Él escribe palabras escuetas y tú imaginas. Cuenta «que un hombre de Neguá, en la costa de Colombia, pudo subir al cielo». O sea, se elevó mucho, pasó las nubes, las estrellas, y cayó rodando en un mundo de portento, cayó en el mundo de su imaginación, de sus ensueños. Y allí se maravilló. Y, como del cielo se puede volver, sigue: «A la vuelta contó. Dijo que había contemplado, desde arriba, la vida humana. Y dijo que somos un mar de fueguecitos. El mundo es eso -reveló- un montón de gente, un mar de fueguecitos». Y es que los fueguecitos del alma y de la mente se ven desde el cielo, en las noches más íntimas, cuando miras las cosas sin ira. Y los destellos que cada ser lleva como poeta del vivir y el soñar, utópicos. Porque «cada persona -dice- brilla con luz propia entre todas las demás». Esa luz que se llama con tu nombre y que te dice, y te distingue como un fueguecito allá donde estés y desde donde te miren. Y hay fuegos de todos los tamaños y de todos los colores, y fuegos serenos, y locos, «que llenan el aire de chispas». Pero hay otros «con tanta pasión que no se puede mirarlos sin parpadear, y quien se acerca se enciende». Parpadear, para creerte lo que ves, o iluminarte con lo que ves; pues, al mirar, Diario, quedas encendido de amor por todo lo que brilla a tu alrededor, aunque no sea incendio y sí luciérnaga, o pequeña chispa de espíritu, que así llamo yo a esos fueguecitos o esquirlas de lumbre (13:19:09).