sábado, 23 de noviembre de 2019

22 de noviembre de 2019. Viernes.
PAPEL DE CARTA

El pensante, en el parque Łazienki. Varsoviana. Polonia. F: FotVi

-Ayer mañana parecía que el cielo estuviera nevado, tan vestido de blanco andaba. Tan limpio e inmaculado. Como un papel de carta en el que escribir. O como un cristal emboriado en el que dejar, con la pluma del dedo, un amor escrito. El cielo pensaba, y yo a su par. Pensaba que el mundo está bien hecho, aunque deteriorado por la conciencia nociva de la naturaleza humana. Los ERE aquí (El periódico El País, con Sánchez, no se hacen eco de los ERE), y el caos en Hispanoamérica y en otros lugares del mundo. Conciencia, pues, nociva, y pecaminosa. Sin embargo, esta mañana sorprendo al sol hurgando en la biblioteca (mi pírrica biblioteca), leyendo, quizá, o quizá recordando otras lecturas. Me conmueve este sol insistiendo en beberse los libros antes de irse. El sol soñando historias, me digo, y admiro su modo casi fugitivo de leer e irse, como el que va de camino y con la mano bebe del arroyo un trozo de agua salvadora y sigue andando. Pero, como dice el salmo: «y levanta la cabeza». Se humilla, bebe, y, airoso, levanta la cabeza, y camina. Se trata de seguir el sendero, aun con sed y aunque haya enfrente una espada, o el silencio. Como el sol, Diario, como la vida, que, en el sueño, siempre se percibe mejor, más descansada, más asequible, y luminosa (11:39:41).

jueves, 21 de noviembre de 2019

21 de noviembre de 2019. Jueves.
LAS MANOS

Jugando con las manos, en Torre de la Horadada. F. FotVi

-«¡Qué frío!», digo, y me soplo las manos, para aliviarlas. El frío entra por las manos y, si lo dejas, inverna en el corazón. Las manos son los conductos, la fontanería, por donde se entrega el corazón. Se entrega o se cierra. De las manos nace el amor o la guerra, el poema o la espada. Las manos hablan al tocar: cada roce, leve o ardiente de las manos, es una letra sacada del abecedario del tacto, que a veces dice más que las palabras. El lenguaje de las manos, no solo para el silente, sino también para el hablador. Solo los ojos pueden hacerle competencia al abecedario de las manos. Decía el Cardenal Tonini, que, para él, el paraíso era poder estrecharle la mano a Dios. Hacía uso de la poesía, que es sentimiento y ensoñación, e imaginación. Y, para el que ama, Diario, hermosa y cercana verdad (18:51:24).

miércoles, 20 de noviembre de 2019

20 de noviembre de 2019. Miércoles.
SILENCIO DE ABADÍA

Nevados y tapados, en Zakopane. Polonia. F: FotVi 

-Da el sol en los libros de la biblioteca y hace que estos, como el fruto en el árbol o la luz de la luna en el agua, destellen y se noten más. En la mañana el sol ha conseguido que la temperatura suba hasta los 8º en Murcia, en la que el invierno suele pasar de largo, sin detenerse, como las aves migratorias. Es como si llegara, mirara al río, su vaho caliente y ligero, y se subiera a sus alas y volara, a otra parte. Y sin embargo a mí me gustan el frío y la nieve, y las casas humeantes de los valles helados, y el silencio estremecedor que sigue a una nevada. Recuerdo haber visto en mi vida nevar tres veces: en Pliego, un 13 de mayo, 1957; en Javalí, en diciembre, 1965; y en Zakopane, Polonia, en octubre de 2010. Íbamos en el autobús camino de la montaña, con frío y el asombro en los ojos por la belleza que contemplábamos, cuando, de pronto, el cielo, vestido de blanco, empezó a desplomarse, sin ruido, como si unas hojas volanderas de libros mágicos se posaran en las cosas y las envolvieran de leyendas. «Se abre el libro de la nieve», me dije. Ante mí, como un paisaje de primera comunión inocente y festivo. Me gusta la nieve, Diario, porque tapa lo feo y realza la belleza de la levedad y porque a todos –árbol grande o pequeño, hormiga o lobo, montaña o valle– cubre por igual, instaurando en el mundo la afinidad, la igualdad, sin distinción ni infamia, sin guerras tribales, y con silencio de abadía (11:43:10).

lunes, 18 de noviembre de 2019

18 de noviembre de 2019. Lunes.
¿AÚN?

¿Hay esperanza aún? Torre de la Horadada. F: FotVi

-Cojo un libro y se me iluminan las manos, como si tocara la sabiduría. La sabiduría, o la lotería de la inteligencia. En los libros están las palabras, que cuentan historias o bien filosóficas o bien humanas, entre silencios y reflexiones, y experiencias, y dramas, y rarezas, y cosas que te hacen reír o llorar, y salir de ti, y entrar en ti, y alcanzar los sueños, y abrirlos, y encontrar en ellos al Quijote o a E.T., el extraterrestre. Esta mañana he cogido un libro, y, al abrirlo, he visto la luz que me falta estos días. Por todo lo que está ocurriendo en nuestro País, que me afecta de un modo especial y destructivo. El libro, La España invertebrada, de Ortega y Gasset, ilumina mis manos y, como una mariposa benefactora, aletea en mi esperanza, aún, y me anima. ¿Será llegado el tiempo, Diario, de la paz y la reconciliación? ¿Aún? (18:57:39)

domingo, 17 de noviembre de 2019

17 de noviembre de 2019. Domingo.
LA POBREZA MÁS CRUEL

La pobreza más cruel, en Šibenik. Croacia. F: FotVi

-Hoy celebra la Iglesia el Día del Pobre. No el día de la pobreza, que sería inmoral, sino el día del pobre, en singular y señalando. La pobreza es lo que viste al pobre, el hato, lo que lleva al hombro como su techo y sus posesiones. Como el caracol, como el molusco, o la tortuga. Sobre el hombro llevan todo lo que poseen, con su dignidad. La que muestran y se ve es la indigencia, a veces la miseria, pero lo que esconden, porque lo trascendente es invisible, es su dignidad, que lo hace noble y respetable, y digno, con la dignidad del héroe: el pobre. He leído un poema en el que se dice que: «La pobreza abre y cierra el Evangelio, / lo envuelve, lo impulsa, lo caracteriza». El pesebre y la cruz –ésta, la pobreza más cruel y despiadada–, son el prólogo que abre y la conclusión que cierra el libro más hermoso jamás escrito. El libro en el que el Jesús pobre se acerca al leproso, al ciego, al caído en el camino, a la mujer adúltera, al crucificado con él en el Calvario, y, con su palabra y su mirada, y las manos acercándose al dolor, los sana de sus heridas, y eleva su dignidad. Las palabras, las miradas, las manos, Diario, donde el corazón late, y habla, y toca, y se da, y de donde la alegría brota, como una caño de agua fresca que calma toda sed (18:20:55).

sábado, 16 de noviembre de 2019

16 de noviembre de 2019. Sábado.
DEJAR MATAR

Dignidad en el estanque. Lago de Trakai, en Vilna. Lituania. F: J. Giner

-A veces leo en la prensa determinadas cosas que no entiendo y que me cuesta interpretarlas. Cosas que me dejan con los ojos redondos y pensativo, extrañado. Esta mañana de sol y aleluyas azules en el cielo de Murcia, pero fría, descubro que para la justicia hay veces en las que es más grave el hecho de llevarse un fajo de billetes que dar muerte a un semejante. Y es que el fajo de billetes –pensará el juez y el que hace las leyes– es de todos y la vida solo de aquel a quien se la arrebatan. En España es más grave robar que matar, sobre todo si eres el que recoge las nueces del árbol movido por los matones. En política, recoger nueces del árbol que han movido otros, es un deporte lucrativo y cínico al que se apuntan determinados poderes públicos. Ahí andan los hombres de ETA, aquella banda de maleantes que hacía ruido y tiraba nueces del árbol con un tiro en la nuca del adversario, siendo celebrados luego como héroes en sus respectivos pueblos y por los políticos que, para su mísero triunfo inmoral y corrosivo, recogían el fruto. Tal vez sea verdad lo leído esta mañana en la prensa. O no. Yo con todo, rezo –es algo que me enseñaron de niño mis padres y maestros–, para que esto se equilibre y haya pena por el que roba, pero más por el que mata. Y así no se haga realidad, Diario, lo que decía Ortega, que «el mayor crimen está, no en los que matan, sino en los que no matan, pero dejan matar» (18:02:10).

viernes, 15 de noviembre de 2019

15 de noviembre de 2019. Viernes.
LA LLUVIA, ESE DON

Ángeles voladores, fachada Catedral de Murcia. F: FotVi

-Ayer, con el frío, llegó la lluvia, sosegada, casi lírica, silenciosa. Una lluvia menuda, nítida, como de bolitas de cristal, que daban en las hojas de los árboles y se rompían salpicando. Yo alargué el brazo, cogí un poco de esta lluvia y me santigüé: siempre creí que la lluvia es una bendición. Aunque haya veces que se desborde y arrase. Como la última lluvia desbocada y rabiosa del septiembre pasado. La lluvia, ese don que, como la claridad –que decía el poeta Claudio Rodríguez–, siempre viene del cielo. Cuando siento alguna necesidad, miro al cielo, de donde me llegan la luz y la vida, el consuelo y la gracia. Arriba está lo trascendente, abajo lo caduco, lo que perece. Aunque cada día tengamos que comer el pan del sudor, hecho de tierra y trabajo, y de lluvia. Otra vez la lluvia, iluminando la espiga, dándole forma y esplendor. Y Candela, en Las Palmas, celebrando su noveno cumpleaños, como algo maravilloso que empieza a tomar forma de luz y sabiduría: algo tocado y alentado por Dios, que se complace en ella y le regala su sonrisa y su gracia, Diario, y la edad (18:29:54).

jueves, 14 de noviembre de 2019

14 de noviembre de 2019. Jueves.
SILENCIO SONORO

La entraña de la cala, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me arranco de la cabeza todo este galimatías de la política y llamo a las palomas para que vuelen y zureen en mí, y me traigan las paz y la serenidad que intentan arrebatarme todos estos lobos del oportunismo y la mentira.  Muerden tan hondo, que causan daños. Me recluyo, pues, en las palabras, en su intimidad más entrañable, y digo con el salmista: «En la mañana, Señor, hazme escuchar tu gracia». ¿Cómo sonarán, me digo, la claridad, los destellos de la gracia? ¿O es un sonido que solo percibe el alma, su pureza, su sobria pulcritud? Esta mañana, cuando rezaba Laudes, me he dicho: «Voy a ver si oigo el rumor de la gracia, su discreta presencia que solo en el gran silencio que sigue a la estela de Dios se escucha». Con Elías, Diario, me gustaría oír, según dice el libro de los Reyes, «el hilo de silencio sonoro que era el paso del Señor». O su espíritu, la entraña del silencio (17:39:52).

martes, 12 de noviembre de 2019

12 de noviembre de 2019. Martes.
ENORME CAÍDA

La hoja caída, pronto será nada, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El puñal de papel del que hablaba D. L. George, se ha hecho realidad en un político honesto, al que, limpiamente y sin sangre, el voto le ha herido de muerte. El voto: o «el puñal de papel». El puñal de papel ha matado –políticamente– a Rivera, el que mandaba en Ciudadanos. El pobre político ha caído en la red de los votos, como el pajarillo en la trampa del cazador. Ahora quedará en lado oscuro de la fotografía, y, dentro de nada, no se sabrá nada de él, será el desconocido del piso de arriba. O de abajo. Este señor quiso ser y no fue, se subió al globo y, al descender, se dio con la irrelevancia, con la nada que aguarda a los que caen. Que le vaya bien, Diario, porque como decía Séneca, el filósofo: «Enorme caída es la de señor a esclavo» (20:53:20).

lunes, 11 de noviembre de 2019

11 de noviembre de 2019. Lunes.
UN RIDÍCULO RATÓN

Aspillera por donde el diablo dispara sus saetas. En Niebla, Andalucía. F: FotVi

-Como en la fábula de Esopo, los montes que daban terribles signos de estar embarazados, dan a luz, sin embargo, un diminuto e irrisorio ratón. Horacio también hace referencia en su Epístola a los Pisones al divertido acontecimiento: «Parirán los montes: nacerá de ellos un ridículo ratón». El ratón de la mediocridad, encaramado a un andamiaje de personajes débiles en su pensamiento político e intelectual. Personajes de guiñol, representando papeles que no les van, y que viven en la más triste y desvalida comicidad. No sé quién dijo que las elecciones la cargaba el diablo (¿Sánchez?), saliéndole el tiro por la culata y dándole la bala en su egocentrismo, en su vanidad, con las nalgas reventadas y chamuscadas por la pólvora. La democracia, Diario, a veces, hace estas felices jugarretas (19:02:30)

domingo, 10 de noviembre de 2019

10 de noviembre de 2019. Domingo.
EL VOTO

Es decir, Tú, Yo, el Otro, Todos. F: De los Medios.

-He celebrado misa y he ido a votar; es decir, mis deberes como ciudadano y como cristiano. En un bello y sentido whatsapp, Paqui, mi sobrina, me comunica que la familia iba a misa y a votar. No está mal como aperitivo para el comienzo del día. Mojarte los labios en alabanza a Dios, antes de depositar tu voto: tu «puñal de papel» (D. L. George) en la urna. Dios en la boca y el voto en las manos, como «el reza y el labora» de los monjes de San Benito; o el silencio del rezo y el ruido (sosegado) del voto, Diario, que invita a reflexionar y a trabajar a los políticos (18:10:07).

sábado, 9 de noviembre de 2019

9 de noviembre de 2019. Sábado.
ESTADO DE REFLEXIÓN

Reflexionando: ¿Rojo o azul? En Tallin. Estonia. F: FotVi

-«Estoy reflexionando, Diario, no me distraigas». Contemplo la hoja que cae del árbol por el otoño, me gusta verla caer, pero le digo: «No me distraigas, hoja, que estoy en estado de reflexión, y a punto de la levitación». Levitar, o elevarme sobre mí y sobre el mundo que me rodea, para liberarme de las cosas que me apartan del ejercicio de pensar. Reflexiono como la flor o el libro, sin ruido, y sin parecer estar, pero estando. La flor, con su olor, y el libro, con sus gritos silenciosos de letras escondidas, siempre queriendo decirnos algo. Mañana he de votar, y reflexiono, con el mentón apoyado en una mano y la vista perdida en mi interior, donde están los sentimientos y la sabiduría. Pero, de pronto, me doy cuenta de que he caído en el fondo de la reflexión, y ahí están los partidos, con sus líderes y sus voces enredosas e infladas, prometiendo y mintiendo, con descaro, sin pudor. Y entonces me despierto con miel en los ojos del sueño de la reflexión, y parpadeo, y digo: «Mañana votaré». Y pienso: «Mañana, Diario, me robarán mi voto, como otras veces, como casi siempre; pero… ¡qué hacer!» (17:29:55).

viernes, 8 de noviembre de 2019


8 de noviembre de 2019. Viernes.
EL HALAGO

Humildad de la flor, su belleza. En Murcia. F: FotVi

-Cuando alguien me halaga –en exceso–, empiezo a dudar de quien me halaga y de mí mismo: «Ya está aquí el mal», me digo, y miro hacia mi interior. Ya que es en el interior donde se forjan el jardín de la luz o de las sombras, de las rosas o las espinas, y los castillos en el aire, en los que, al final, no existen ni princesas encerradas ni dragones, sino solo aquello que tú hayas hecho sin pompa y con trabajo, y la inspiración que confías a tus manos –el escultor, el alfarero, el albañil–, o a la mente –el pensador, el cirujano, el poeta. Dejarse llevar por el halago es permitir que dé pasos en ti la debilidad, y la tiranía de quien te halaga. El que te halaga, tal vez no quiera tu honra, sino la suya, pues te ve humillado y echado a sus pies. Hay quien halaga para ser halagado: o doy para que me des. Rousseau consideraba una desgracia que lo halagaran, pues no podía resistirse a los halagos, y en la lisonja, Diario, se veía vencido, humillado (19:07:28).

jueves, 7 de noviembre de 2019

7 de noviembre de 2019. Jueves.
GESTO DE PIEDAD

El cielo, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-«Aunque vayamos al infierno, está bien que haya un cielo». Dice Borges en su cuento La biblioteca de Babel. ¿Genialidad de pensamiento? ¿Solo un bello e inquietante destello literario? ¿O bien un gesto de piedad para los condenados? Un servidor cree que se trata de las tres cosas: genialidad del genio, destello literario de su gran literatura y, por su ascendencia cristiana, la piedad: o esa liberación del alma del mal que, a veces, la estremece. En la tierra del infierno (que según Camus son «los otros»), el escritor de palabras «copiosas, fantásticas y agitadas» –también Borges–, desea un cielo claro y magnánimo para los que son luz y paz sin oscuridades, libres. Luz y paz, Diario, que solo se logran en un cielo de amor y pureza, de donación y clemencia, con Dios, alentando, inspirando (19:18:39).

miércoles, 6 de noviembre de 2019

6 de noviembre de 2019. Miércoles.
FLAUTA AFINADA

La fragilidad y la rosa, o la flauta y el concierto. Torre de la Horadada. F. FotVi 

-Dios y yo estamos en sintonía, creo: Dios es la batuta y yo soy el concierto, un concierto de flauta, humilde pero voluntarioso. No sería capaz de interpretar el Concierto para flauta dulce de J. S. Bach, pero sí dar alguna que otra nota, sin que chirríe la música. Un servidor es la flauta que reza y trabaja, que escribe alguna línea y sueña, y no tiene miedo a la muerte, y un poco más a la vida. Son notas estas que he bebido en los evangelios, esos libros que nos hablan de Jesús y de las andanzas de su corazón. Recorría caminos y decía palabras, que todos entendían. Hablaba de amor y, cuando se encontraba con el pobre, la piedad le caía de las manos, piedad que curaba las heridas. Y de las miradas, que sanaban el alma. Nunca se le vio reír, pero sí llorar. Por el amigo muerto –Lázaro– o cuando desde la cruz decía: «¡Padre, ¿por qué me has abandonado?!» Para de inmediato rectificar y confiarse a él: «A tus manos encomiendo mi espíritu». ¡Qué bien sonaba, en el concierto del dolor, la flauta de Jesús! A ese concierto, Diario, y durante toda la vida, se ha querido incorporar un servidor, y ser así –sin desentonar–, flauta afinada, según la voluntad de Dios (18:03:24).

martes, 5 de noviembre de 2019

5 de noviembre de 2019. Martes.
LA MEJOR VENGANZA

Una cotorra en televisión, en el jardín. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Luego del debate, con la cabeza hecha una estampida de pájaros volando, me preguntan quién ha ganado, y digo: «El que no ha perdido». Es decir, un servidor que se acostó a las 23 horas y cogió el sueño de inmediato. Me vino un bostezo y caí en él, fulminado por la modorra. Mientras en el debate unos decían y los otros no escuchaban, yo caí en el éxtasis de la pereza más dulce, la de la plácida ensoñación. Porque en todos estos debates, unos dicen: «bla bla bla», y los otros escuchan lo que quieren, o pasan de largo, como el silencio junto a una tumba. Un servidor irá a votar, es deber de todo ciudadano, y votaré en conciencia: no por lo que he oído, sino por lo que yo crea y decida qué es lo mejor para mi país. Contra la mentira de tantos políticos, la mejor venganza es el voto. Un político inglés (D. L. George) dijo que «la papeleta es un puñal de papel». Un puñal, que, en el silencio de la urna, Diario, mata sin hacer sangre, y sabe contra quién va (18:53:33

lunes, 4 de noviembre de 2019

4 de noviembre de 2019. Lunes.
MEDIA MANZANA

Si pensara la rosa, ¿qué haría? En Murcia. F: Fotvi

-Esta mañana he desayunado media manzana, un kiwi, un café descafeinado con leche, y una tostada. Con aceite. Y he pensado en los que no desayunan. En los que piden unas monedas para tomarse un café. Pero  antes –perdón por la inmodestia– he rezado, y le he pedido a Dios –delicadamente, sin forzarlo– que se acerque a la tierra y ponga paz y armonía en ella, y en vez de espadas, que haya «podaderas», como profetizó Isaías, para que así se acaben las batallas y fenezcan las miradas perversas; es decir, que nadie muerda a nadie con dientes de lobo. Yo no he probado esa dentellada, pero debe ser terrible y muy dolorosa, sobre todo por ser humana. Decía John Steinbeck (autor de Las uvas de las iras: una hermosa odisea de las personas que buscan en California «la tierra prometida» y no hallan más que desprecio y frustración), que: «toda guerra es el fracaso del hombre como ser que piensa». «¿Qué harían la libélula o la mariposa si pensaran? ¿Y los silencios de la rosa y el árbol? ¿Y la caridad del agua?», me he dicho. El mundo, quizá, sería otro: más sereno, más encarnado, más lúcido. Sería como el remanso en el río o el aleteo de la paloma que, al atardecer, busca su nido para alimentar y dar calor a sus crías: salivando la comida, Diario, que es como un lenguaje trasmitido de pico a pico, maternalmente comulgado y luego dado también en comunión a su cría, en un perfecto y tierno regurgitar (12:34:25).

domingo, 3 de noviembre de 2019

3 de noviembre de 2019. Domingo.
VESTIDO DE DOMINGO

El silencio de la luz, en Las Palmas. Gran Canaria. F: FotVi 

-Despierto y me veo vestido de domingo, como cuando era niño. Allá en Molina, en la calle Honda, donde todos cuidaban de mí: madre, la tía Rayos, la vecina, mi padre. Y yo, el centro de todo; sin saberlo, todos pendientes de mí. Los domingos me vestía mi madre con el pantalón de tirantes y la marinera nuevos, y me mandaba a la iglesia. «A estar y hablar con el Señor», me decía. Y allí estaba yo, hablando y hablando sin parar y deseando oír al Señor, que siempre callaba. Cuando volvía a casa le decía a madre: «¿Por qué le hablo al Señor y él nunca me contesta?» Y mi madre, juiciosa y con una sonrisa, me decía: «Porque él siempre habla en silencio; silencio que solo escuchan los de corazón bueno». Y de aquellos domingos llego a estos domingos, con el recuerdo de mi madre y sus palabras. Con el recuerdo de su aldeana y humilde sabiduría, de gran claridad y sencillez. Sabiduría de la que yo, ahora, Diario, todavía me nutro, como si bebiera, inclinándome, en la fuente de la vida (18:31:39).

sábado, 2 de noviembre de 2019

2 de noviembre de 2019. Sábado.
CIRCUNSTANCIA AMOROSA

De la muerte a la vida, en el jardín. F: FotVi

-Un día emboriado, con los difuntos deambulando por mi mente, que también anda emboriada, enlutada. Francisca, Vicente, mis padres; Javier, Consuelo, Alfonso, mis hermanos; todos ellos mis difuntos. Ellos, pues, mi circunstancia amorosa. Lo que en esta vida he amado con más intensidad y emoción. Como decía Baltasar Gracián, he sido amado porque amé. Y en ellos encontré, con el amor, mi libertad. Y en la libertad, Diario, logré la paz (18:18:16).

viernes, 1 de noviembre de 2019

1 de noviembre de 2019. Viernes.
CORONAS FÚLGIDAS

Auras leves, etéreas. Torre de la Horadada. F. FovI

-Si vas al cementerio y te fijas bien, con los ojos del espíritu, verás una enorme cantidad de auras que flotan sobre las tumbas. No son coronas de flores, que suelen poner la ostentación, el alarde, la vanidad; sino auras leves, etéreas, que las produce un aliento, un soplo quizás, algo divino. Hoy, día de todos los santos, esas coronas fúlgidas, hechas de destellos y cilicio, donde Dios trabaja la joya, acentúan su esplendor. Brillan más. Son las coronas de los santos anónimos, de los santos del día a día. El de tu casa, el del camino. Los santos que no están en un altar de iglesia: esa «enorme multitud», que vio San Juan, «de todo pueblo y nación, tribu y lengua, y tan numerosa que nadie podría contarla». Son los santos sin devotos que les recen, sin mitras que los exalten, pero que vivieron las bienaventuranzas de un modo sencillo y luminoso, según la voluntad de Dios. Tu madre, la mía, el padre, el hermano, el «pobre pobre», como lo llamaba Neruda. El que quizá en la tierra oliera mal, pero que murió en olor de santidad, y que solo Dios acertó a pasar a su lado y percibir ese olor, tan limpio, tan de lavanda celestial. Estos eran los que «gritaban con gran estruendo: “La salvación viene de nuestro Dios que está sentado en el trono y del Cordero”». Estos eran los que «vestían las túnicas blancas y tenían en sus manos ramas de palmera», como los vencedores de la gran y bella batalla de la vida. ¡Los santos del día a día, Diario! Dios les dio refugio junto a su trono, para «nunca más tuvieran hambre ni sed, ni les quemara el calor del sol» (19:08:35).

jueves, 31 de octubre de 2019

31 de octubre de 2019. Jueves.
VERANILLO

La ternura en el agua, mirando. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hemos vuelto a un segundo veranillo de San Miguel, o de los Arcángeles, o del membrillo. Hoy, 28º; y mañana, 29º. Anoche tuve que sacar los brazos de debajo del edredón: me ahogaba. El calor. Fue un modo de pedir auxilio. En la vejez, en su soledad, se pide auxilio con gestos, no con voces: grita, y nadie la oye. Recuerdo que, cuando vivía mi madre, en la noche, yo la oía y ella a mí. Así sabíamos que ambos estábamos, que no nos habíamos ido. La sola respiración nos tenía unidos, y avisados. Ahora, no. Nadie oye mi respiración ni mi grito; si acaso, solo las paredes frías e insensibles de la habitación. Que no oyen. O si oyen, se lo callan. A veces me digo: «¡Si hablaran las paredes!» Y las miro, las escruto, las araño. Pero nada: siempre callan. Decía Kafka que «cada hombre lleva en sí una habitación». No pesa; se lleva en la cabeza como una presencia muda, inquietante, demoledora, a veces. Un servidor, cuando se siente solo, piensa en un ser querido –en Candela, por ejemplo– y entonces me acompaña su evocación: así lleno mi soledad, la colmo. En ella, la ternura me mira, la miro, y me invade. Y se hace trigal en mi soledad. Trigal con amapolas y pájaros, y compañía. El verano –veranillo– ha vuelto y se queda hasta el domingo, anuncian los meteorólogos. Pero antes, Diario, viviremos Halloween, sin miedo, con humor, en soledad: o con el silencio de Dios insistiendo en la noche (12:04:20).

martes, 29 de octubre de 2019

29 de octubre de 2019. Martes.
EL LIBRO OLVIDADO

Naciendo de la nada, en el arenal. F: FotVi

-Parafraseando a Michel E. Montaigne, humanista, diré que las palabras son mitad de quien las escribe y mitad de quien las lee. Es como pasar la luz de una boca a otra, en una comunión de destellos. O morder una manzana por dos bocas a la vez, ambas comen de la misma manzana, pero con un trozo distinto. Aunque de un mismo sabor.  Es lo que ocurre con la lectura: yo escribo, tú muerdes –lees– y el sabor es el mismo o parecido. Tú saboreas conmigo, lo que yo he escrito. Escribir es un modo de hablar en silencio. Decía Jorge Luis Borges que: «Una biblioteca es una especie de caverna mágica llena de difuntos. Y pueden ser devueltos a la vida cuando abrimos sus páginas». Leer para darle vida al libro, cuando abrimos sus páginas: o el milagro de la resurrección –aleluya– del libro olvidado, con el polvo del tiempo en su lomo y la carcoma mordiéndolo, hasta que llegas tú, lo abres, lees, y los salvas (19:00:24).

lunes, 28 de octubre de 2019

28 de octubre de 2019. Lunes.
URTICARIA

Langosta estudiando una encuesta. Lopagán. F: FotVi

-Casi todas las semanas las encuestas me dan en los ojos y me los llenan de vacío, un vacío desolador. Sin pájaros ni ríos, sin cigüeñas en las torres de Castilla, y la pobreza insistiendo por las calles, que hacen más trágico este vacío. Las encuestas no dan soluciones al estado de cansancio y corrupción de la sociedad, sino que agravan un poco más, si cabe, este desaliento y perversión que ensombrece nuestras vidas. ¿Dónde están los políticos? «Su misión es solucionar problemas y no causarlos», me digo, y la desesperanza empieza a llenar este vacío. La desesperanza, el agua fría que inunda nuestros pensamientos, y quita vibración a nuestros actos. La encuesta es una mentira, que alguna vez –pocas– acierta. Mentira con números y tantos por cientos, que, cuando llega el momento, o se queda corta o se pasa. Qué temeridad fiarse de las encuestas. Yo, Diario, no tengo fe en las encuestas; como si me rozara con una ortiga, me dan urticaria, y risa (18:38:57).

domingo, 27 de octubre de 2019

27 de octubre de 2019. Domingo.
DESENREDAR ENSUEÑOS

La idea y el candelabro, la palabra. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Si escribo, descanso, y si no lo hago, me fatigo. Me cansa –me aburre– el no hacer nada, como el niño que, si no juega, no vive. Si no juega, el niño no está; desaparece. Y si un niño no está, es como apagar la vela encendida de la vida. Para mí escribir es jugar a desenredar ensueños, a ponerles alas y echarlos a volar. Mientras no veo al ensueño elevarse y planear, no me libero de la fatiga, y es que con la fatiga me invade la orfandad, el desencanto, la desilusión. Como el niño sin juegos, desaparezco y me convierto en sombra de mí mismo. Tengo los pensamientos tan cerca, y las palabras tan a mano, que no puedo por menos que coger los pensamientos y hacerlos palabras, en verso, en prosa, y así encauzar las dos aguas del mismo río: las ideas, y las palabras. Como decía Camilo José Cela: «Para escribir solo hay que tener algo que decir». Las palabras están ahí, Diario, ponles una idea, déjalas volar, elevarse, y tocar, como un destello cegador, la libertad (17:55:33).

sábado, 26 de octubre de 2019

26 de octubre de 2019. Sábado.
VIVIR EL DÍA

Saliendo de la noche, en Murcia. F: Fotvi

-Me despierto y veo una semicorchea (nota musical) volando por la habitación como una polilla atraída por la luz. Pero dudo. ¿Es corchea o es una polilla? Todavía pestañeo. Como la crisálida, me cuesta salir del epílogo del sueño. Despertar cada mañana es un milagro. Y dar el primer paso, y sonreír ante el espejo, y, lleno de perplejidad, ver salir el sol, y sentirte vivo. Hago aleteos con la esperanza y me vuelve el vuelo. Voy a vivir el día. Con la fe del niño que da su primer paso, voy a hacerlo mío. Y, si me dejan, compartirlo. En un verso, lleno de luz y desprendimiento, dejó dicho Pessoa: «No quiero rosas, con tal de que haya rosas». Miro, Diario, y no era una nota musical lo que volaba por la habitación, sino una polilla; polilla que venía a darme los buenos días, como animal de compañía: otro milagro (19:18:21).

viernes, 25 de octubre de 2019

25 de octubre de 2019.
EL JÚBILO DE LA JUBILACIÓN

No mariposa, pero sí hormiga voladora. En Murcia. F: FotVi

-Dicen que, si una mariposa te roza o pasa por tu lado, es señal de buena suerte: así, en abstracto, sin señalar, sin deletrear qué suerte es. La suerte, o esa fuerza misteriosa que determina que ciertos hechos y circunstancias imprevisibles se desarrollen de una manera positiva o negativa. En este caso, parece que positivo. Pues esta mañana, una mariposa, o esa levedad que vuela, que silabea su presencia en el aire como si dudara, se ha posado en el cristal de la ventana de mi estudio. Pero, al instante, cuando iba a fotografiarla, ha levantado vuelo y se ha marchado. Como ha llegado se ha ido: sin hacer ruido, con la discreción de lo humilde. Y he vuelto a mis asuntos: escribir, leer, tratar de que me oiga Dios; es decir, rezar, y, de paso, estudiar. Todavía sigo en estos menesteres, como un colegial más. Estudio, como remedio contra la vejez y la soledad, y contra la pérdida de claridad al pensar. Ejercito mi cerebro, como hago con el cuerpo. Si ando todos los días unos kilómetro –el 2 es un número vario–, ¿por qué no hacerlo con el cerebro? Y me pongo e hinco los codos, y así, Diario, toco el júbilo de la jubilación, no me quedo vacío y seco, como un árbol sin savia; es decir, intento vivir una segunda, o tercera, o cuarta juventud, que –jubiloso– ya voy por ahí (18:39:34).

jueves, 24 de octubre de 2019

24 de octubre de 2019. Jueves.
UN JARDÍN DE AÑOS

La cuerda del violín, resistiendo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Me acaban de dar un consejo: «Plántate: decide no cumplir más años». Y me lo estoy pensando. Los años son una hermosa carga, si no te aqueja alguna enfermedad impertinente y brumosa. De esas que te van devorando por dentro. De las que mastican tus entrañas y te matan. Sin embargo, plantarse es decir no a la vida, y a la vida hay que dejarla que acabe sus vuelos. A un servidor le gusta volar, siempre que haya árboles donde tomarse un descanso. Los chinos, que son tan prácticos y versados, suelen decir que «solo en la actividad desearás vivir cien años». Yo, cada noche, dejo algo sin concluir para el día siguiente. Un poema, una texto, una palabra escrita a medias, una coma que poner; se trata de pasar la noche en expectativa, esperando el nuevo día para acabar lo que dejé incompleto ayer. Así duermo y sueño, y hay veces que, al despertar, tengo un montón de ideas esparcidas por la cama que recojo con cuidado y las voy acomodando en el ordenador, como si coleccionara mariposas. Pues como decía Schopenhauer, el filósofo: «El hombre vulgar solo piensa en cómo pasar el tiempo; el inteligente, en cómo aprovecharlo». Hoy, Diario, he cumplido años, muchos, un jardín de años, pero sigo empeñado en seguir aprovechándolos, hasta que me falten vuelos (19:13:23).

miércoles, 23 de octubre de 2019

23 de octubre de 2019. Miércoles.
FRÍO

En otoño, la lluvia es fría. Murcia. F: FotVi

-Pasada la segunda gota fría, asoma un sol débil y menesteroso, que apenas calienta, pero alivia. Porque el calor ha dado paso a las bajas temperaturas, y el sol, cuando se tiene, es un buen abrigo protector. Me pongo en el lugar de ese mendigo que me alarga la mano y pide una ayuda. Miro sus ojos y, en ellos, se adivina su tristeza. Sus vestimentas también son tristes, haraposas, y, tan escasas, que dan frío. «Y no ha llegado aún el invierno», pienso. El frío es el látigo que flagela a la pobreza. Pienso: «Abría que calentar las monedas antes de darlas al pobre, para no helarlo más». ¡A veces es tan mísera nuestra limosna! Entonces le digo: «Tome, cómprese unos guantes», y le sonrío. El anciano, pobre, me mira con sorpresa, me devuelve la sonrisa, y me dice: «¡Dios se lo pague!». Plegaria que hace tiempo que no oía. Y un servidor, Diario, se marcha bien pagado, con Dios en un cheque extendido por el pobre  (18:50:41).

martes, 22 de octubre de 2019

21 de octubre de 2019. Lunes.
COSAS

Cosas desapercibidas, a las que amo, en Murcia. F: Fotvi 

-Esta mañana, al despertar, he pensado en cómo me mira, en silencio, el mundo que me rodea. Es una mirada insistente, minuciosa, que taladra, que penetra en mí y descubre lo que soy, hasta dar con esos silencios que quedan detrás de uno, como una sombra  que te huyera, pero estando. En el mundo de las formas, todo te mira; las más de las veces, sin parpadeos, pero examinándote, averiguando tus movimientos, cómo late tu corazón, cómo se mueven tus manos, qué te alegra y qué te entristece. Me levanto y miro la mesilla, donde están el reloj, el icono de la Virgen y una cruz, a los que, cada mañana, toco y beso, y el Libro de las horas, el despertador. El que cuenta las horas de mi sueño. Cosas que están ahí, y que, sin rechistar, me vigilan y ayudan, en silencio, con la discreción del servidor fiel y cauteloso. Luego están la máquina de afeitar, la ducha, la silla, el ordenador, los libros de la biblioteca, que están sin parecer estar, y que, sin embargo, son parte de mi vida. Los libros, mis maestros, los que me abren caminos, los que ponen aleteos a mis sueños, los que me cuentan lo que ha pasado y lo que está por venir. Son mis alas de águila con las que toco las alturas. Como ocurre con las personas que me cuidan, que siempre están ahí, y por estar, y aunque las amo, paso de largo muchas veces y no caigo que son el bastón en que me apoyo y por el que puedo dar pasos sin caer, y, si caigo, levantarme. Doy gracias al cielo, Diario, por estas cosas pequeñas y cotidianas, que me hacen vivir y soñar, y, a veces, volar (18:31:41).

domingo, 20 de octubre de 2019

20 de octubre de 2019. Domingo.
ALELUYA, Y AMÉN

Peldaño a peldaño, casi tocando el cielo. Torre de la Horadada. F: FotVi

-El domingo es aleluya, y amén. Domingo, o resurrección; es decir, aleluya. Y amén, o aceptación; y la razón es que creo en lo que dicen las Escrituras. Lo creo e intento vivirlo, aunque, como diría San Juan de la Cruz, en medio de noches oscuras, lóbregas, pero de «amores inflamado». Y así, sucede que amo a Dios, con ternura, y al prójimo, como a mí mismo, con piedad. Del mismo modo que tengo, a veces, piedad de mí, la tengo de igual modo del prójimo. En mi juventud era más del dogma; ahora soy más del que, como Jesús, toca al leproso y le manda no decirlo a nadie. Es decir, soy más humano, pues, con la tierra entre los dedos, intento tocar a Dios, y se deja, como al amigo al que acaricias, humilde y con ojos de misericordia, haciéndose, Diario, como en Belén, Dios de la pobreza (18:49:42).

sábado, 19 de octubre de 2019

19 de octubre de 2019. Sábado.
LLUEVE AZUL

El azul te mira, en paz. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Hoy llueve azul, pero es lluvia que no moja, solo embellece, sosiega, se hace éxtasis que eleva. Digo azul y se me llenan los ojos de libros abiertos con páginas que hablan de dicha e inocencia, de paz y claridad. En el azul vivimos y nos movemos, como el cielo en el mar o el lirio de agua junto a los lagos. El azul es el vestido de la virginidad, de la integridad, de la fidelidad. La libertad también se viste de azul. Si estos días te detienes en Cataluña, verás que nada es azul, ni siquiera el cielo que se cuela por el marco de la ventana y con el que ayudas a tu respiración, todo es color de hoguera y ceniza, de adoquín y humareda, de odio y manejo. Quieren una república, pero desordenada, sin mano ni timón; república de mar alborotado, sin tranquilidad y sin cabida para el saludo y el beso, para la expansión. No se divierten, se apedrean. Los menos; pero lo permiten los más. Como en la película Los Pájaros, en la que, de pronto, cualquier ave es un enemigo del que hay que huir: todas se han vuelto agresivas y de pico asesino, todas se tiran a matar. Me gustaría, que, en cualquier momento, Cataluña reflexionara (¿hay algún ave de rapiña que tenga capacidad de pensar?) y se acercara al que piensa contrario y le diera su amistad y su confianza, en azul. No el hedor a cosa quemada, sino el limpio azul, con el que cielo, esta mañana, Diario, me ha llovido, embelleciéndome y elevándome, por un momento, sobre todo lo que es feo y herrumbroso, como el odio, que mueve adoquines y los lanza sin piedad contra el otro, aunque sea un hermano (18:44:18).

viernes, 18 de octubre de 2019

18 de octubre de 2019. Viernes.
¿DÓNDE ESTÁ LA PAZ?

De la espina, la florecilla, como un gesto de piedad. Torre de la Horadada. F: FotVi

-Creo que estamos perdiendo la capacidad de asombro, de caer en el bello cielo de la ensoñación. Nada nos impresiona: ni el fuego ni las balas, solo el deseo de sobresalir, como espectros, o de entre las llamas de un incendio o tras el caño de agua de la manguera. Vivimos, no de ilusiones, sino de aceleraciones: la aberración nos persigue. O el sentimentalismo. El sentimentalismo es la daga que mata a la razón. Y sin razón, nos invade la locura, como un río de egoísmo maligno y enclaustrado que solo sabe expresarse con furia y odio. Barcelona y otras ciudades catalanas están viviendo una diarrea perversa de sentimentalismo, que no es ternura ni piedad, sino destrucción, desolación. ¿Dónde está la paz? A quien corresponda, le digo, Diario, que así no podemos seguir, no se puede vivir del susto y la tensión continuas, de la algarada y el fuego destructor. ¡No! (18:58:59).